Dora Waleska: 'Mi meta es un poco más amplia, pero estoy llegando'
Danza. La reconocida profesora de ballet de Valparaíso cumple 50 años dedicada a incentivar a los jóvenes en la danza. Ahora tiene una academia propia, pero su objetivo es seguir creciendo.
Raúl Goycoolea
Dora Waleska tenía cuatro años cuando su madre la inscribió en un curso de ballet que dictaban en el jardín de niños con el objetivo de que bajara de peso, porque 'era media gordita', según recuerda. Fueron esas clases las que hicieron nacer su vocación artística y desde ese momento 'no he dejado de bailar', a pesar que su físico no le permitió entrar en un elenco estable de danza.
Sin embargo, a los 14 años sumó una segunda vocación. Mientras estudiaba en el Liceo N°1 de Niñas preparó el show en el Casino de Viña del Mar que marcaba el paso de preparatoria a humanidades, armando las coreografías, las músicas y enseñándole a sus compañeras. 'A una mamá le gustó lo que vio y cómo enseñaba, así que convenció a mi madre para que le enseñara a sus hijas', rememora.
Las primeras clases las dictó en dependencias del mismo Liceo, gracias a la directora de la época. De ello han pasado 50 años, aniversario que celebra este 2014. En el camino, Dora Waleska estudió pedagogía en francés, fue orientadora y administradora educacional, pero nunca dejó el ballet y en forma paralela 'tomaba mi maletita y dictaba mis clases en diferentes lugares: escuelas, locales arrendados e instituciones normalmente'.
Pero el sueño de tener un lugar físico con su propia academia siempre estuvo en la mente de la bailarina y su progenitora, Olga Ramírez Morales, quien 'hasta el día de su muerte estuvo acompañándome', cuenta. El momento oportuno se dio en 2012: 'Lo que habíamos planificado con mi madre, solo fue aterrizarlo y lo armamos en una semana. Hubo profesores que me siguieron, creyeron en el sueño y aquí estamos tratando de tirar para arriba lo más que se puede y difundir el arte', sostiene.
El lugar, que lleva su nombre, está ubicado en un edificio de cuatro pisos en calle Victoria, de los cuales ella ocupa tres. Allí se imparten cursos de salsa, bachata, danza árabe, hip hop, ballet, tango y danza contemporánea, por nombrar algunas; a las que se suman las de piano, acordeón, canto, pilates y yoga, entre otras disciplinas.
'Tengo alrededor de 45 cursos y cerca de 20 profesores', describe, agregando que se separan en principiantes, intermedios y avanzados, además de las edades. No obstante, el rango etario no es un obstáculo, pues según explica 'cualquier persona puede aprender cualquier disciplina. Aquí yo no les exijo ni estatura, ni peso, ni siquiera contextura física, porque hay niños que son especiales o diferentes y yo los recibo'.
Es así como tiene a personas que van de los 3 a los 80 años, incluso algunos que llegan con pocas capacidades naturales para practicar las disciplinas, porque el objetivo central es practicar la tolerancia, además de 'el trabajo en equipo, la autoestima, la concentración, la amistad, el ayudar al compañero y la solidaridad. Mi afán es que a través de las artes, la parte social y deportiva integrar a la familia'.
Para conseguir esta última meta, no solo hay cursos que se dictan en forma paralela, sino que también tiene habilitada una sala de espera con mesas, sillas, internet y televisión para que quienes tengan que esperar a algunos de los integrantes pueda ocupar su tiempo en otras cosas. 'Tratamos de darle todas las facilidades para que esto sea familiar', asegura.
Es tanta su preocupación por la familia, y en especial los niños, que mantiene un férreo control sobre quiénes van a buscar a los alumnos, lo que denota su faceta de orientadora, como ella misma dice.
'Nos ha ido bien gracias a dios', manifiesta Dora Waleska, añadiendo que no solo imparten clases en el lugar sino que también hay un salón de eventos, un escenario que se puede utilizar para seminarios, porque 'también somos centro cultural. Se llama Oramor, Olga Ramírez Morales, en honor a mi madre', sostiene.
Sin embargo, 'esperamos que nos vaya mucho mejor'. Sobre todo porque 'mi meta es un poco más amplia, pero estoy llegando. Estoy logrando lo que yo quería'. ¿Qué le falta? Entre otras cosas que la Academia funcione todo el día (hasta ahora solo está abierta en las tardes); contar con cursos de idiomas; agregar otras disciplinas como el Taichí o el baile contemporáneo con técnica Graham; y que el teatro funcione permanentemente. Y los planes no se acaban ahí, pues 'me gustaría tener el conjunto folclórico completo y cuerpo de baile que vaya a diferentes partes'.
Energías y ganas para conseguirlo no le faltan. Hasta ahora está a cargo de los cursos de ballet clásico, cueca tradicional y el vals de los novios, a pesar de que se ha perfeccionado en otras áreas como de piano, afro y contemporáneo, sin embargo, 'eso se los dejo a los expertos' asegura entre risas.
Por ahora, entre todos se encuentran preparando lo que será la gala que tendrán el 27 de julio en el Teatro Municipal de Valparaíso (ver recuadro), en la que promete algunas promesas interesantes.
'Aquí yo no les exijo ni estatura, ni peso, ni siquiera contextura física, porque hay niños que son especiales o diferentes y yo los recibo'