El exterminio de los barrios
Soy nacido y criado en Valparaíso. Un 'cerrícola' como dicen algunos. Con gran orgullo puedo contar que tuve una infancia maravillosa en el barrio de toda mi vida, en el cerro Delicias. Con mis pequeños amigos disfrutábamos a concho la libertad de poder recorrer en bicicleta sin temor a ser atropellados, treparnos a un árbol, jugar en las quebradas verdes y abundantes de todo tipo de especies y fauna; cazar lagartijas, elevar volantines, armar una pichanga hasta que la noche fuera el único indicio para retornar a casa. Los vecinos nos conocíamos por nuestros nombres y teníamos una historia común. Pasaron los años y, de un día para otro, las centenarias casonas fueron demolidas para dar paso a proyectos inmobiliarios que aún nadie comprende. En el barrio O'Higgins, donde existe un importante pulmón verde que por décadas albergó al Jardín Suizo, en su parte alta los árboles ya fueron talados y el bosque casi desapareció, para levantar sombrías torres de departamentos. Con argumentos que los vecinos poco entienden, las autoridades dieron el visto bueno, o más bien hicieron vista gorda, para iniciar la depredación inmobiliaria, que exterminará uno de los bienes más preciado de los porteños: el barrio. Sólo en el cerro Delicias se proyectan cuatro edificios en los próximos dos años, algo que a todas luces parece inverosímil. Sus calles estrechas, esas mismas que eran mi patio en la niñez, ahora ven pasar a diario más de 50 camiones de alto tonelaje, llevándose, junto a los recuerdos, los restos de los huertos de siembra. El ruido ensordecedor de las maquinarias sepultó el despertar con el canto de las aves. Ya no se ven niños jugando en las calles, son peligrosas, hubo derrumbes y el caos vial que se proyecta es nefasto. El cerro donde crecí feliz, donde se criaron mis padres y del que tantas historias escuché de mis abuelos ya no es el mismo. Mis hijos ya no podrán disfrutar de la naturaleza y libertad como yo sí pude. Ante esta invasión irreversible tomamos la más triste decisión: despedirnos de mi querido barrio y buscar un mejor lugar para hacer familia.
Periodista y vecino del
cerro Delicias