Hace una semana la Compañía Chilena de Navegación Interoceánica (CCNI) recibió y aceptó una oferta de US$ 160 millones por parte de la sociedad naviera alemana Hamburg Südamerikanische Dampfschifffahrts - Gesellsshcaft (HSU) para adquirir sus operaciones de transporte de contenedores.
La transacción también incluye las cuatro naves que actualmente se construyen para la compañía con una capacidad de 9.000 TEUs cada una. Se espera que el negocio se concrete antes del 31 de diciembre de este año.
Esto se suma a la fusión de otra naviera nacida en Valparaíso, la Sudamericana de Vapores (CSAV), que en el mes de abril acordó la fusión de su negocio de portacontenedores con otra empresa germana: Hapag Lloyd. Una gestión en que la entidad combinada se convertirá en la cuarta mayor naviera a nivel mundial, con alrededor de 200 buques portacontenedores, cerca de 1 millón de TEUs de capacidad, volúmenes de carga transportados de 7,5 millones de TEUs anuales y volumen de negocios combinados por sobre los US$ 12 billones.
Para los especialistas esto es evidencia de una realidad. La industria no ha podido recuperarse de la crisis de 2008 que produjo un fuerte impacto por la baja en la demanda en el comercio exterior, el aumento de la oferta de barcos, pues había muchos que ya se habían mandado a construir, y la consecuente baja de tarifas.
Ante este panorama las empresas han privilegiado la llamada economía de escalas para ahorrar costos de operación. 'Los países desarrollados, aún no se han recuperado totalmente, el crecimiento del PIB y del empleo en Estados Unidos ha sido más lento de lo esperado y en Europa, la crisis fiscal de algunos países que se desató con posterioridad al 2009 no ha permitido que todos los países vuelvan a demandar el nivel de productos y servicios precrisis. Así, las navieras que manejan el movimiento de alrededor del 90% del comercio internacional, debieron encontrar modificaciones a su gestión para salir adelante de este panorama, redujeron la velocidad de las naves, compartieron rutas y otras medidas', comenta la académica de la Escuela de Ingeniería Comercial de la PUCV, Ana María Vallina.
En tal escenario, las decisiones tomadas por CSAV y CCNI no deberían sorprender. 'Especialmente para CSAV que tiene acreedores y presenta pérdidas para el año 2011, 2012 y septiembre 2013. Hay que recordar que Quiñenco empezó a aumentar su participación y no tenía experiencia en navieras, cuando eso ocurre a nivel estratégico se pierde parte de la visión que se tiene para salir adelante en épocas recesivas o de crecimiento poco dinámico. Además, para los dueños de capital ser partícipe del patrimonio de la cuarta naviera más grande es una excelente oportunidad', manifestó la docente.
En el caso de Interoceánica, por ser una firma más pequeña se habría visto obligada a optar por otro camino. 'Posiblemente ha observado que el desarrollo de mercado va hacia la concentración, hacia naves más grandes, con economías de escala, por lo que sus posibilidades de llegar a un buen acuerdo de cooperación o alianzas con otras navieras debe haber sido relativamente bajo', agregó Vallina.
LOS EFECTOS
En cuanto a los efectos que podrían tener estas operaciones, la académica considera que el anhelo del país de ser una puerta o puente entre Asia y Latinoamérica ahora dependerá de las grandes compañías europeas y asiáticas. 'Pero lo más probable es que el país nunca se cuestionará la importancia de poseer medios de transporte', advierte.
Agrega que, junto con ello, las decisiones estratégicas dejarán de tomarse en Chile y los empleos disponibles en el país y en Valparaíso serán más bien operativos, dado que las definiciones se harán en Hamburgo.
'Nuestra posibilidades de salida e ingreso de carga dependerá de que tan rentable son las rutas directas a Chile, hay pocas posibilidades de rutas directas a Asia, dado que se esperaría que ambas navieras privilegien sus operaciones en Europa, por lo menos las decisiones estratégicas se tomarán desde allá. El grado de dependencia aumenta y dificulta el alcanzar nuevos niveles de desarrollo', enfatiza la académica que, además, añade incertidumbre en relación a cuál será la importancia que se dará a la carga y puertos chilenos.
GREMIOS ATENTOS
Entre los trabajadores ligados a la actividad marítima hay inquietud, aunque advierten que los movimientos en el sector vienen desde hace tiempo.
'Hay que estar siempre atentos porque en este negocio naviero cualquier cosa puede suceder y en cualquier momento', advierte el presidente del Sindicato de Trabajadores Interempresas de Compañías Navieras (Sitriemp), Pablo Cajales.
'A pesar de que han existido fusiones con Sudamericana, no hemos tenido ningún problema; al contrario, a nosotros nos falta gente, nos faltan tripulantes y las empresas han tenido que ir a buscar afuera', agrega el dirigente, que revela que desde el año 2000 su gremio no tiene ninguna relación con Interoceánica.
Cajales recuerda que las compañías tienen que respetar los convenios internacionales sujetos a la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte.
Sin embargo, da cuenta de que la industria ha sufrido una transformación que ha afectado las condiciones de empleabilidad a lo largo del tiempo. 'Yo, por ejemplo, me desembarqué el año 1995 con un sueldo muy similar al que estoy ganando ahora y en ese tiempo teníamos contrato indefinido, pertenecíamos a las empresas y con muchas garantías. Ahora uno hace un contrato por seis meses, se baja y queda cesante', subrayó.
En tanto, desde el Sindicato de Oficiales de la Marina Mercante también manifestaron sus alcances a estos movimientos comerciales. 'Algo va cambiar, pero no sabemos si va a ser positivo o negativo', manifestó el dirigente de la entidad, Alfredo Poveda.
Una de las incertidumbres es qué va a pasar con la empleabilidad en estas dos compañías. 'Un piloto salía egresado y de inmediato tenía la posibilidad de ir a la Sudamericana y obtener una plaza de trabajo. Ahora no sé qué va a pasar a futuro', precisó el dirigente que con respecto a Interoceánica advierte que, como empresa naviera, no tenía contratados oficiales chilenos en sus distintos buques porque ellos los tenían con bandera de conveniencia.
'Sí hay oficiales que están ocupando plazas en tierra, en la misma naviera y que quizás van a verse afectados', explicó Poveda.
Pese a ello, asevera que el mercado en general para los oficiales mercantes es bueno, sobre todo por la creciente demanda en el sur del país, aunque resalta que no existen estudios acabados de empleabilidad versus los egresados de esta carrera.