ratando de olvidar los duros momentos vividos el 12 y 13 de abril, las familias de los cerros siniestrados vuelven lentamente a retomar el ritmo de vida que tenían antes del megaincendio que arrasó con más de 2.500 viviendas en la parte alta de Valparaíso.

Niños jugando, mujeres realizando las labores del hogar o trabajando por tener un mejor lugar para vivir y hombres lidiando con las complicaciones que ha tenido este proceso de reconstrucción es el panorama que se aprecia hoy, cuatro meses después, en las distintas zonas afectadas.

El color negro y gris que dejó el incendio se ha visto contrastado con el colorido de la ropa secando o las tonalidades de las nuevas casas que se levantan con el esfuerzo de los miles de damnificados y otro tanto de voluntarios.

Los cerros siniestrados no serán iguales a esos que se apreciaban antes del 12 de abril, pero los porteños luchan día a día por rehacer sus nuevas vidas.