El otorgamiento del Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas al profesor José Rodríguez Pérez, actual rector de la Universidad Técnica Federico Santa María, UTFSM, es no sólo el reconocimiento a su excelencia académica y calidad humana. También encierra un reconocimiento al esfuerzo de un estudiante talentoso, que supo superar problemas, aprovechar oportunidades y siempre tuvo como meta el perfeccionamiento, la innovación y la investigación.
El profesor Rodríguez, además de distinciones nacionales, tiene numerosos estímulos internacionales de los círculos científicos en los cuales a través de su carrera ha participado con valiosos aportes.
El Premio Nacional que le fuera otorgado el viernes por un jurado presidido por el Ministro de Educación encierra también un reconocimiento a la tradicional casa de estudios superiores que dirige y en la cual ganó sus títulos en un clima de exigencia y excelencia, factores formativos que muchas veces parecieran olvidarse.
Su entrega al trabajo académico ha estado asociada a una constante tarea de consolidación de la UTFSM, entidad nacida y radicada en Valparaíso. Así, el establecimiento ha logrado mantener y acrecentar su posicionamiento como una de las universidades más importantes del país con prestigio y renombre internacional, lo que se comprueba en la presencia de numerosos alumnos extranjeros y en vinculaciones con importantes centros de estudio e investigación de todo el mundo.
El próximo mes le corresponde al profesor Rodríguez dejar la rectoría que por decisión de sus pares ha ocupado durante dos periodos. Retorna al cuerpo docente para avanzar en el desarrollo de un proyecto de estudios avanzados de ingeniería eléctrica y electrónica.
Finalmente, es necesario destacar que en el reciente otorgamiento de cuatro premios nacionales -Ciencias Aplicadas, Ciencias Naturales, Literatura e Historia- dos han correspondido a académicos que han desarrollado sus trayectorias en regiones, el mencionado profesor José Rodríguez y el historiador de Antofagasta Sergio González. Una señal importante, quizás involuntaria, demostrativa que en nuestro tan centralizado país también hay talento más allá de los límites de la gran capital.