Tres acuerdos para Valparaíso
Gonzalo Cowley P.
Salvatore Settis, arqueólogo italiano, hablaba en el Atrio de La Matriz acerca de la necesidad de una diversidad activa en ciudades patrimoniales. Aquello es correcto, y agregaría como prioritario que esa diversidad debe sustentarse en una cadena orgánica que contribuya a hacer la síntesis, jerarquizar las vulnerabilidades, identificar lo relevante y cerrar las brechas (la antigua labor de la POLÍTICA ligada al bien común).
Hay divergencias en la ciudad, pero aquello no debe condicionar la búsqueda de acuerdos que fortalezcan el peso específico de Valparaíso, el que está claramente mermado.
Para lo anterior, propongo tres peticiones públicas sobre asuntos relevantes para el destino de la ciudad:
En primer lugar, proponer la calificación de los Ascensores de Valparaíso como transporte público, lo cual permitiría incorporar recursos financieros de la Ley del Transporte para diseñar una red básica de ascensores ubicados en todos los cerros de la ciudad en primera y segunda cota. Los Ascensores no son un objeto de arte, sino un medio fundamental para la población dada la singular topografía de Valparaíso.
Una segunda petición es que dada la condición cultural de la ciudad, declarada como sede del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Capital Cultural de Chile y ciudad honrada por la Unesco en su protección, se elabore un estatuto especial de zona franca o de exención total o parcial de impuestos para la industria de la cultura en todas sus facetas y que fortalezca una economía de la creatividad que genere capital social y cultural y apoye una ventaja competitiva reconocida.
Por último, peticionar que el compromiso que el Estado ha suscrito con la Unesco se exprese a través del crecimiento de la glosa presupuestaria patrimonial que existe en la Ley de Presupuesto actual, a un rango de diez mil millones de pesos anuales acumulativos por un plazo de diez años, para financiar exclusivamente obras de mejoramiento urbano que generen condiciones basales para la funcionalidad de la ciudad y atraiga inversión privada en un contexto de reglas claras y con planificación.
La carencia de acuerdos de ciudad requiere un esfuerzo especial para construir oportunidades de convergencia, sin tener que renunciar a las convicciones sobre las divergencias.
Valparaíso necesita conquistas emblemáticas para dejar de ser promesa.