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Viñamarinos quieren más juegos criollos en ramadas

tradición. Público dice con nostalgia que cada vez son menos.

gustavo alvarado

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Si hasta no muy poco la tradición familiar era participar de las carreras de sacos, subir el palo encebado o era común ver a padres enseñarle a sus hijos jugar al trompo en las ramadas, hoy en las fondas de la zona costera de la región, esta típica diversión dieciochena se ha perdido.

Solo un par de puestos de lotería y uno que otro de lanzamiento a los tarros, hacen recordar a los más adultos lo que era la celebración familiar en torno a los juegos criollos.

'Se echa mucho de menos porque era muy entretenido ver por ejemplo cómo se caían en las carreras de sacos. Los juegos eran más interactivos y podía participar toda la familia celebrando, hoy ya no se ve eso, son otro tipo de juegos', comentó Juany Álvarez mientras jugaba a la Lotería.

Lo mismo opinó Gustavo Silva, mientras compartía con sus hijos lanzando pelotas a los tarros en un estand de la ramada de la Ciudad Jardín. 'Uno viene en el día con los niños porque ellos no creen que uno antes se divertía con este tipo de juegos. Antes uno jugaba a la rayuela, emboque o tarros y eran muchos más locales de este tipo. Ahora hay juegos, pero no tan criollos, son muy pocos los que mantienen la tradición', aseguró.

Marcela Bastías, también asistente al Sporting, ve con nostalgia la situación. 'Es una forma de que las tradiciones no se pierdan. Ahora me da pena porque se están perdiendo estas costumbres', concluyó.