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Costo de la sequía: las huellas de 700 familias desaparecerán si se concreta Puntilla del Viento

región. Son siete localidades del Alto Aconcagua que podrían ser inundadas, todo por un bien mayor: paliar la escasez hídrica que carcome a los agricultores.

fotos pamela boltei

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Camino a Portillo hay una parcela de 6 mil metros cuadrados, donde Erisnel Silva, de 71 años, vive junto a su esposa en una pequeña casa de adobe. En su terreno tiene seis mulas, tres vacas, un caballo y una cabra, más dos hornos de barro que utilizan en ocasiones especiales. Tiene también dos duraznos un tanto secos y un nogal que hace dos años no da nueces, más dos camionetas que usa para transportar el forraje para sus animales. Tiene recuerdos de su niñez, de sus años de matrimonio, del nacimiento de sus hijos y de sus nietos.

Hace un tiempo entregó parte de sus tierras a su hija para que construyera su casa. Quiere tener a sus nietos cerca y ver a las mellizas jugar en el columpio que construyó para su primer nieto, en el borde del río Aconcagua. Pero lo que no quiere definitivamente es dejar todo por un embalse. 'Nos quieren sacar para llenar de agua y dársela a quién sabe quién, pero yo me voy a quedar aquí hasta la muerte', dice Erisnel.

Hace unas semanas María Teresa Silva, de 40 años, levantaba un cartel que decía 'Nuestras tierras no están en venta', mientras caminaba un sábado hacia la plaza de Los Andes. Con ella iban ancianos, adolescentes, huasos y motociclistas. A la movilización llegó el alcalde de San Esteban, René Mardones, que no apoya el embalse y propuso tres lugares para instalar pequeñas represas alrededor de la zona. 'Se los presentamos a las autoridades hace unas semanas, pero no entiendo por qué no toman esas opciones', dijo.

El ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, manifestó hace dos meses en la comisión del Senado la intención del Gobierno de licitar el próximo año la construcción del embalse Puntilla del Viento. Ahí también dijo que esto había que confirmarlo a fines de septiembre, cuando se entregue el cronograma de riego a nivel nacional.

Si se concreta el proyecto, desaparecerían las huellas de 700 familias de Los Chacayes, Primera Quebrada, Villa Aconcagua, Los Peumos, Río Colorado, Vilcuya y parte de Las Viscachas, parte de la ruta 60 CH que conecta a Los Andes con Mendoza, la línea férrea que pasa por el lugar y que transporta el cobre de Codelco Andina, el cableado eléctrico y la fibra óptica. El proyecto había sido bajado de la prioridad para construcción en los meses posteriores a su aprobación ambiental, obtenida en 2011, pero hoy la urgencia por la sequía hace que cobre vida una vez más.

El acopio es una iniciativa que se ha discutido desde 1925 en la zona, y cada tanto las autoridades han anunciado su ejecución. Incluso, en 1971 se puso la primera piedra, pero no se avanzó más. Hoy se espera instalar un embalse con una capacidad de 123 millones de metros cúbicos acumulables en ocho kilómetros río Aconcagua arriba. Según el Estudio de Impacto Ambiental, se busca alimentar a la parte más alta del río y ser el embalse de cabecera de la Región de Valparaíso.

El ministerio de Obras Públicas se ha reunido cuatro veces con los vecinos este año - dos de ellas con presencia del propio ministro Undurraga - para recibir las objeciones de la comunidad. Los vecinos propusieron que se estudiara la construcción un embalse en Lomas de la Iglesia y las cercanías, y así evitar la instalación de Puntilla del Viento, y el MOP accedió a estudiar las alternativas, prorrogando el plazo hasta principios de noviembre de este año. 'Estamos todos de acuerdo en que se necesita un embalse en la parte alta del Aconcagua para suplir las necesidades de escasez hídrica. Se amplió el plazo para el próximo año partir con las gestiones propiamente tal. Se tiene la voluntad y el consenso de hacer un embalse, los regantes del valle de San Felipe requieren una solución. Se está revisando si se hará Puntilla del Viento porque ese proyecto tiene una connotación social y humana importante', dijo el secretario regional ministerial, Miguel Saavedra, quien dice no saber si el proyecto se llevará a cabo o no.

Para los criollos -como ellos mismos se llaman entre sí- la construcción del embalse ha sido la gran incógnita de sus vidas.

Erisnel vive con esa duda hace años. 'Cada vez que he querido ampliar la parte de atrás, no podíamos porque nos decían que hasta aquí nos iban a pagar cuando nos tuvieran que sacar', dice mostrando la pared que divide el living-comedor de las piezas y el baño.

Hay quienes murieron sin saber si sus hogares iban a perdurar o no. Juan Contreras, de 90 años, fue uno de ellos. 'Él decía 'yo me voy a morir y esto no va a salir', pero al final él se fue y todavía no se sabe nada del embalse. Nosotras con mis hijas tampoco sabemos qué va a pasar', cuenta su viuda, Elvira Ayala, de 76 años, quien también marchó hace unas semanas por Los Andes. 'Por el derecho de vivir en paz' estaba bordado en el delantal con el que caminó ese día.

En la comunidad se ha hablado mucho de los peligros geológicos de esa zona. Robert Curry, profesor de geología e hidrología de la Universidad de California y de la California State University, realizó un estudio de la falla de Pocuro que atraviesa la zona de inundación. 'Geólogos y sismólogos locales han publicado varios estudios que dicen que no hay una amenaza seria de la zona de falla Pocuro porque es geológicamente antigua y no hay evidencia de movimiento contemporáneo o sismicidad local. Entiendo la evidencia, pero aquí en California seríamos más prudentes y podríamos interpretar el mismo tipo de pruebas de forma diferente', explica Curry.

Según él 'ningún geólogo responsable apoyaría esa reserva. Se puede construir, pero sería un acto criminal. El sitio del embalse propuesto es muy peligroso debido a la inestabilidad activa del sitio de la represa propuesta y debido a la inestabilidad de la parte superior del valle y afluentes del río Aconcagua. Los ingenieros pueden construir, pero a un gran costo y probablemente todos estarán muertos en el momento que falle', aunque el MOP dijo que el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) hizo estudios que dicen que no hay riesgos. 'Está a 30 kilómetros aguas abajo del proyecto de embalse', dijo Saavedra.

Sin entender tanto sobre los riesgos geológicos y solo basándose en los propios anhelos, María Teresa Silva comenzó a construir un restaurante hace tres años, después de saber que no se haría el embalse. 'Con mi esposo juntamos el dinero y comenzamos a construirlo delante de mi casa, pero ahora… ¿voy a perder todo lo que hice?', se pregunta.

El restaurante ya está edificado y solo faltan la instalación de aguas, el piso y las mesas. Erisnel podría ir a comer donde María Teresa todos los días, si es que lo termina pronto. Lo atendería su hija, en parte de sus terrenos.

cifras rojas y sequía

En el año '84 dos jóvenes entraron a estudiar Ingeniería Agrónoma en la Universidad Austral de Chile, y cada invierno debían vencer la subida del río Calle Calle para acudir a clases por las abundantes lluvias. Marcelo Pruzzo y Jaime Tapia se convirtieron más adelante en dos agricultores de la Quinta Región, cada cual anclado en su terreno pero tratando de sembrar lo mismo: limones. Pero mientras Pruzzo ha logrado sobrellevar la aguda sequía de la zona sin doblegar su producción y adhiriendo la cosecha de naranjas a su campo en Quillota, Tapia tuvo que dejar de plantar limones y hoy solo sobrevive con algunas decenas de paltas en su terreno cercano a La Ligua. Ambos, 14 años después de egresar de la universidad, recuerdan cómo llovía en Valdivia.

-¡Era una lluvia de la que no hemos vuelto a ver en años!, dice Pruzzo.

- Es para la risa, dice Jaime.

Tapia tiene cifras tan rojas que se hace fácil imaginar el problema que vive a diario. De 72 hectáreas plantadas hace cuatro años, el año pasado solo cosechó 10. De un millón de kilos de palta, solo obtuvo 13 mil. De 300 y 500 mil kilos de limones, no cosechó nada. De 38 litros de agua subterránea y 20 litros de agua superficial, solo obtiene menos de un litro por segundo. De 28 personas contratadas, hoy tiene solo 3. 'Hace poco tenía a cuatro, pero hoy tuve que despedir a uno porque realmente no alcanza', dice con aparente desgano.

Pruzzo no se ha visto tan perjudicado como su amigo porque alcanzó a invertir en su terreno a tiempo. 'Mis tierras son herencia familiar y mi padre también se dedicó a esto, así que alcancé a prevenir mi campo de verse tan golpeado. Fue difícil en un primer momento, pero ahora no he tenido que despedir a nadie. Es una alivio', cuenta orgulloso.

Aunque a los dos amigos les ha tocado aguantar la sequía de forma diferente, hay una cosa en la que coinciden: Puntilla del Viento. 'Hay varios embalses que se están conversando, pero el que podría ser la gran solución es Puntilla. Lamentablemente, la gente que vive ahí no entiende bien lo que significa no hacerlo, tal vez por ignorancia. No saben cómo perjudican a la agricultura', explica Pruzzo.

'Una inversión de largo plazo, como Puntilla del Viento, es benéfica para todo el país. En la década del '30 empezaron los embalses en la cuarta región, y hoy pueden tener sequía, pero es mucho más corta. Nosotros estamos casi ocho años con sequía', complementa Tapia.

La Quinta Región ha sido afectada por la sequía en numerosas ocasiones a lo largo de la historia, siendo la más reciente la que inició hace más de seis años y que aún no acaba. El gobierno tuvo que declarar zona de escasez hídrica el año pasado para cinco provincias agrícolas, lo que permitió agilizar los pasos para el abastecimiento de agua. Pero el mandato expiró en abril.

Hasta la fecha se registran 246 milímetros de agua caída en la Región, y recientemente se volvió a solicitar una nueva declaración de escasez hídrica Marga Marga y Petorca, porque las precipitaciones no alcanzan.

Según el senador de la Quinta Cordillera, Ignacio Walker, es urgente la instalación del cuestionado embalse en Los Andes. 'La situación de prolongada sequía de la Quinta Región Interior que está latente hace seis a ocho años, y que se insinúa en casi las últimas dos décadas tiene una sola solución integral: construir Puntilla del Viento y Catemu. Sumado el embalse Chacrillas, que está por terminar su construcción, solucionaría el problema en la zona'.

Para el parlamentario, no hay mucha discusión técnica al respecto, pues 'el estudio está listo y se puede llamar a licitación', pero todavía falta realizar el estudio de impacto social 'en el cual se está trabajando' y además se espera la decisión del MOP a fin de mes. Para el ingeniero civil, Master of Science en Ingeniería Hidráulica, Manuel Cerda (PUCV), sí hay riesgos técnicos asociados. 'Todos los embalses que se construyen en lo cauces mismos de los ríos tienen un riesgo, sobre todo si es en un río más grande como el Aconcagua', dice.

La crecida del río, fenómeno que es cíclico y cuyos tiempos dependen del lugar, podría ser un riesgo diario, en caso de construir el embalse. La falla de Pocuro, los sismos y las filtraciones que puedan ocurrir en el lugar son otro factor importante, y la posibilidad de que los sedimentos del río queden atascados en el embalse y que esto provoque una erosión en el cauce del Aconcagua, generando que todas las tomas de agua a lo largo de su cuerpo deban ser modificadas es otra cosa a evaluar, según el experto.

Hasta que no se tome una decisión, Tapia ya analiza posibilidades. 'Mi empresa es historia, necesitamos este o cualquier otro embalse rápido o sino mejor hago otra cosa'.

-¿Qué cosa?

- No sé, todavía lo sigo pensando. Esto es lo que sé hacer.

bailes chinos

Lautaro Condell es el alférez de uno de los bailes chinos del Valle del Aconcagua. Él improvisa los cánticos y las danzas al compás del sonido de flautas y el bombo, mientras sus compañeros lo siguen. Según la investigación del antropólogo Francisco Iturriaga y del sociólogo Andrés García, plasmada en el libro 'La cruz de Los Chacayes' que lanzarán en octubre, los bailes chinos tendrían un origen prehispánico y una influencia inca a través de la cultura diaguita.

Lautaro creó una cofradía del baile chino que enseña las danzas en la escuela El Sauce, en Los Andes. Hace 16 años asiste con sus pupilos a bailar a la Casa de la Cruz de Mayo de Los Chacayes, que solo se abre en mayo. 'El embalse de Puntilla del Viento no se puede hacer solamente porque el templo está ahí, en el centro del área de inundación y ahí se guarda el Santísimo Madero', dice. Según Iturriaga, así se le dice a la cruz de mayo: 'Es una forma de nombrarla desde una perspectiva más cercana, más devota', explica.

Para este año, Lautaro creó la rogativa 'Diga no a Puntilla del Viento'. La hizo porque no acepta perder más de 150 años de tradición. 'Nadie tiene derecho a llevarse una fiesta tan hermosa', dice.

La fiesta de la Cruz de Mayo tiene sus orígenes antes del Imperio Romano, cuando el sujeto de adoración era el Árbol de Mayo, que era venerado por representar el poder divino de la naturaleza. Con el mandato de Constantino I y su conversión al catolicismo, el árbol se transformó en cruz. Y con el paso de los años, cada tres de mayo comenzó a celebrarse la fiesta en España y posteriormente en América, a través de las campañas de evangelización. En Chile, sus primeros indicios surgieron en la época colonial y consistían en llevar una cruz en procesión, con bailes chinos y cantos a lo divino para pedir por las buenas cosechas del año y por lluvias.

Año tras año, la fiesta fue evolucionando a partir de tres cruces que algunos campesinos encontraron en sus campos, y hoy solo una familia mantiene la tradición, seguida por casi todo el pueblo de Los Chacayes y de otros lugares. Cada mayo se abren las puertas de la Casa de la Cruz de Los Chacayes, para realizar los cantos y bailes.

Anita Urtubia es la heredera de la última familia que continúa. Es la 'mayordoma' o dueña de casa de la festividad hace 30 años, pero también participa del baile chino de Los Chacayes desde que tenía siete. 'Yo duermo poco pensando en el embalse, porque no sabemos hacia dónde nos vamos a ir. ¿Qué va a pasar con nuestro templo?'.

La festividad cobra gran importancia a nivel nacional, incluso latinoamericano, por sus características particulares respecto a otras fiestas similares en Chile. El templo es el centro de todo. Y podría quedar bajo el agua. Iturriaga explica que 'es importante mantener esta tradición y no solamente como un museo viviente. Si esta danza no crea realidad, no tiene sentido y no sirve de nada. Todo esto le da identidad a esta localidad chacayina'.

En mayo de este año los habitantes de los siete pueblos inundables asistieron a la Casa de la Cruz, ubicado en el centro de la zona que podría quedar bajo el agua. Iban las familias más antiguas, sus hijos y sus nietos. Algunos bailaban, otros cantaban, otros rezaban o solo miraban.

A las 6 de la mañana del último domingo de mayo, Erisnel recoge el escaso forraje que tenía para alimentar a sus animales. En mayo generalmente llovía más, se recuerda. Pero hay poco alimento y tiene que darles de comer. 'También hay que levantarse más temprano porque me gusta ir a la novena que empieza a las 8. Me gusta rezarle a la cruz. Es muy importante', dice. Con ayuda de su mujer acelera su paso y termina la tarea rápidamente. Está apurado, quiere tener todo listo para ir pronto al templo y ver cómo bailan los últimos chinos en el Alto Valle del Aconcagua. Ya están cantando: