Las lecciones del derrame
Finalmente se ha establecido la verdadera dimensión del derrame de petróleo que ha afectado al área costera Quintero-Puchuncaví y cuyos efectos -lamentablemente- se pueden extender más al norte.
El hidrocarburo escurrido en el proceso de descarga desde la nave petrolera 'mimosa' llega a 22 mil litros, es decir más de 20 toneladas que han afectado la fauna y flora submarina, a las aves, además de la calidad misma de las aguas.
La mitigación de este problema se puede prolongar hasta por diez años y el daño directo a los pescadores, afectados en su fuente de trabajo, hasta ahora no tiene una cuantificación concreta, como tampoco los mecanismos que las entidades responsables de esta verdadera catástrofe ambiental aplicarán para compensar el daño causado.
A la vez, dentro del mismo rubro del daño, se deben considerar como afectados al comercio de las comunas mencionadas y también al turismo costero.
Pero si por un lado todos estos problemas deben ser asumidos con realidad y justicia el caso tiene lecciones para la autoridad y para las entidades privadas y estatales que operan en ese entorno tan frágil y valioso que es el borde costero.
En primer término la transferencia de combustible desde buques tanque hasta depósitos costeros ha tenido un crecimiento exponencial condicionado por nuestra estrechez energética. Así, al petróleo se suma el gas transportado en naves cada día de mayor desplazamiento.
Todo ello supone procedimientos que deben estar en continua revisión, incluyendo capacitación de personal, renovación de equipos y, en general, protocolos de operación que se adelanten a las emergencias. Las sanciones no solo deben ser aplicadas ante esas emergencias, sino que también en cuanto al incumplimiento de disposiciones preventivas.
Esta grave situación no se puede quedar sólo en sanciones, compensaciones directas a los afectados y a la zona misma, debe ser una oportunidad, plena de lecciones, para conjurar futuros problemas ambientales como los que hoy estamos lamentando, teniendo presente que las medidas preventivas deben ser acordes con la extensión, valor y fragilidad de todo el litoral del país.