Dudas acerca de un tren rápido
A menos de un mes en que el intendente regional de Valparaíso, Ricardo Bravo, anunciara el acuerdo de una alianza estratégica del Gobierno Regional con la Empresa de Ferrocarriles del Estado para realizar un estudio de prefactibilidad para un nuevo trazado ferroviario entre la ciudad puerto y Santiago, el ministro de Transportes, Andrés Gómez-Lobo, ha declarado que se trata de una iniciativa "menos prioritaria" y "menos viable".
Con estas expresiones el secretario de Estado respondió consultas de este Diario acerca de dicha iniciativa, que se trataría del primer estudio serio acerca de una idea que se encuentra rondando desde hace más de 150 años, desde que se inaugura el ferrocarril entre el puerto y la capital, trabajo que debe traducirse en un análisis real de la factibilidad de acuerdo a nuestros tiempos.
Aunque el secretario de Estado manifiesta que es un "tema del que recién se está hablando", cabe recordar que en el transcurso de este siglo y medio se han planteado un sinnúmero de iniciativas en este sentido, reconociendo eso sí, que no han contado con estudios acuciosos tanto del punto de vista económico como de factibilidad tecnológica, ya que es evidente que existen "problema geográficos importantes".
Aunque las dudas del ministro de Transportes son ciertamente razonables, esperamos que no se traduzcan en freno al estudio que ha impulsado en forma entusiasta el Intendente Regional y que han encontrado acogida en el seno de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, por lo que el diagnóstico contaría con un financiamiento compartido por ambas entidades.
En tiempos en que deberán adoptarse importantes definiciones acerca de la descentralización y regionalización del país, una iniciativa en este sentido debería contar con el apoyo irrestricto del poder central, porque, de ser viable, no solo significaría una palanca de progreso para la Quinta Región sino que además contribuiría al desarrollo del país, ya que implicaría beneficios tanto a la actividad turística como del comercio exterior, ya que un ferrocarril rápido prestaría servicios tanto al transporte de pasajeros como al de carga, y que al mismo tiempo potenciaría otros ramales ferroviarios, de acuerdo al trazado que se eligiera, ya sea el de La Dormida o uno paralelo a la Ruta 68.