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"No es una crónica de lo que nos ocurrió como familia, es autoficción"

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Si bien a fines de los 90 Pablo Simonetti empezó a incursionar en la literatura con sus primeros cuentos, recién en la década siguiente se atrevió con su primera novela aunque no fue un proceso fácil: "Antes de escribir 'Madre que estás en los cielos' traté con cinco novelas diferentes, de distintas extensiones de hecho, pero no me terminaban de convencer y las dejaba", comenta el autor.

El libro fue publicado en 2004 en medio de las inseguridades propias de quien tiene su primer acercamiento al mundo de las letras. "Uno parte de la base que no te van a leer", dice Simonetti, pues "las posibilidades de que una novela sea leída en Chile, o que un escritor se haga conocido o tenga lectores en Chile es bastante baja", y por eso "cuando escribía 'Madre que estás en los cielos' pensaba a quién le va a interesar los problemas de esta señora setentona, y bueno resultó como resultó".

La autoficción

En este contexto acaba de lanzar su nuevo trabajo: una novela breve llamada "jardín", en la cual vuelve al tema de la madre, que fue una mujer que desde la afición se hizo una reconocida paisajista y era también una coleccionista de plantas.

Es así como el libro aborda la historia de una viuda de más de 70 años que se ve en la disyuntiva de abandonar la casa donde vivió casi toda su vida, debido a que una inmobiliaria ha iniciado una compra hostil para hacerse del barrio. Ante este panorama sus hijos la convencen de que se vaya a un departamento y deje de lado su jardín porque creen que es lo mejor para ella.

-¿Cómo nace la idea de hacer este libro?

-A mí me ocurrió un día del año pasado, antes de presentar 'La soberbia juventud', que un amigo que tenía un taller en la calle El Matico, donde estaba la casa de mi infancia, me dijo 'están empezando a echar abajo tu casa'. Después esa noche fui a comer con otro amigo y me contó que había ido a ver una versión de 'El jardín de los cerezos' de Chéjov. Una familia perdiendo su jardín como que me conectó con esta situación de la casa siendo demolida, y al otro día tuve una pelea tonta con un hermano, bastante enojosa como son las peleas con los hermanos. Esas tres cosas me trajeron de vuelta de manera muy vívida una especie de descarga emocional muy fuerte de lo que nos tocó vivir a nosotros como familia cuando una promotora inmobiliaria vino a comprar el barrio donde vivía nuestra madre viuda en una casa sola, donde cultivaba su jardín que era bellísimo, y sentí que necesitaba escribir una novela sobre lo que ocurrió.

Sin embargo, advierte que "la novela no es una crónica de lo que nos ocurrió como familia, es autoficción", en el sentido de que "tiene la dimensión autobiográfica porque era el problema que nos tocó vivir como familia, el tiempo, la época y circunstancias que también vivimos"; pero "nosotros somos cinco hermanos, y yo hice tres con características diferentes a los míos".

-¿Por qué?

-Eso me dio la posibilidad de perfilar mejor el conflicto, de apuntar mejor a los argumentos que estaban en juego en el minuto que nos enfrentamos a esa situación, y también me quitó el pudor familiar porque envuelto en este podía quedar curcuncho e incapaz de terminar la novela.

Y agrega: "Creo que muchas veces las mentiras ayudan a decir con mayor intensidad la verdad que uno quiere proyectar. Lo que me interesaba era mostrar qué enfrentamos nosotros en ese minuto: el conflicto de la identidad, del arraigo, de la conveniencia, es decir, si era conveniente o no que ella siguiera viviendo ahí en circunstancias que estaba amenazada, porque eso significaba que las casas aledañas iban a quedar vacías, que pronto iban a iniciar las construcciones, las demoliciones. Había un argumento en ese sentido, y nosotros no sabíamos cuánto tiempo eso iba a demorar".

"Claro, mirado en retrospectiva, y por eso fue el dolor, 13 años más tarde recién vienen a echar abajo la casa -continúa-. Entonces, uno dice 'mi madre podría haber vivido todo este tiempo ahí'. También está esta idea de los hijos de querer o de pensar que tienen una mejor solución para la vida de sus padres, cuando estos son adultos, ancianos; de las que sus padres se pueden imaginar para ellos mismos".

-Es como la necesidad de sobreprotegerlos.

-Claro, y de la mejor manera posible. La hija, en este caso Fabiola, es una mujer que es tremendamente bien intencionada, pero sin saberlo está cometiendo un error.

-Está arrasando con la personalidad de su madre

Temas que aborda

Y también aparece el tema del dinero como un problema. "Es una frontera que no está clara entre el dinero y aquella cosas que tienen valor. No es que sean más caras o más baratas, sino que no tienen una traducción en dinero como en este caso son la identidad y el espacio propio. Eso -sin yo pretenderlo-, pero creo que es algo que brota de la novela".

"La identidad -prosigue- ha estado amenazada por el Estado, la religión, pero también por el capitalismo. Hay un límite en el individuo y debiera también haber un límite para ese otro poder fáctico que es el dinero". El capitalismo "también ataca la diversidad al uniformar las ciudades, los campos, a las personas y esa es una lectura que se puede hacer de la novela", resume.

"Lo que me interesaba era mostrar (...) el conflicto de la identidad, del arraigo, de la conveniencia"

Flor Arbulú

Título: "jardín"

Editorial: Alfaguara

Páginas: 116

Valor: $10.000.