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La figura de Pablo de Rokha llega a las tablas con acento porteño

teatro. El montaje pertenece a la trilogía 'De tiernos y feroces', que se inicia con el estreno de este.

Fotos Pablo Tomasello

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La intimidad, la tragedia y un revólver conforman un punto en común para tres personajes chilenos. Estas coincidencias llevaron al dramaturgo Cristián Figueroa a trabajar en la trilogía teatral 'De tiernos y feroces', una mirada particular a la vida del escritor Pablo de Rokha, a la compositora Violeta Parra y al padre del movimiento chileno revolucionario, Luis Emilio Recabarren.

El objetivo de Figueroa parte por no contar un aspecto biográfico de la vida de estos tres personajes, tan importantes para la cultura popular nacional, sino que hacer una aproximación cariñosa al alma de estos tres genios enlazados por el suicidio a través de una breve, pero intensa, pincelada teatral. Para eso, el dramaturgo se dio la libertad de no presentarlos de forma tradicional.

Por ejemplo, a Violeta la encarna una Claudia Cabezas convertida en músico de rock y el espíritu de Recabarren sobrevuela un diverso sindicato de trabajadores de supermercado. La iniciativa es tan original y fresca que cuenta con el financiamiento del Fondart de Excelencia 2014-2015 y contempla funciones tanto en Valparaíso como en Santiago.

El estreno de la trilogía se inicia con la obra 'De Rokha', montaje que tiene la característica de contar con actores porteños. Uno de ellos es el reconocido Arnaldo Berríos, quien interpreta al escritor, y Catalina Saavedra ('La Nana') como Winett de Rokha, esposa, amante y musa de Pablo; el resto del elenco en tanto lo conforman Sebastián Ayala ('El reemplazante'), Antonella Marín y el creador de esta tríada, quien regresa a las tablas en este montaje ya que, según él, mantiene una cercanía especial con el autor de 'Canto de trinchera'.

La pieza teatral cuenta con textos que juegan con la literatura y rescatan la tonalidad y el lenguaje que usaba el poeta. 'El libreto es un texto muy bonito, muy poético y muy popular. La decisión de Cristián y del director, Andrés Hernández, es dejar que las palabras brillen antes que primen los subterfugios escenográficos y lumínicos que muchas veces distraen y no se necesitan', comenta Catalina Saavedra.

'Tengo la suerte de interpretar una de las partes más hermosas de la vida de De Rokha, que era su familia, su mujer y sus hijos. Yo quiero que la gente se entere y que la convocatoria sea grande. Además las entradas están regaladas (risas)', continúa.

La puesta en escena es una cena cariñosa y sin reproches que De Rokha ofrece a los fantasmas de su pasado, a su mujer y sus hijos. 'Fue emocionante ver interpretar a Arnaldo como Pablo', expresa el creador de la trilogía.

La figura de Carlos Díaz Loyola, más conocido por su nombre artístico y literario Pablo de Rokha, mantiene un halo de misterio y emoción; el cual Cristián Figueroa buscó plasmar a través de una de las características que mantenía este célebre poeta chileno en su personalidad un tanto contradictoria: por una parte era un padre amoroso y un esposo atento, mientras que por otro lado no dudaba en tirar comentarios duros y pendencieros que muchas veces generaron polémica en la opinión pública. Conocida era su rivalidad con Pablo Neruda, de quien decía era un simplón y un falso profeta.

El trabajo escritural de De Rokha no era muy conocido por parte del elenco que interpretará esta obra. Parte del proceso creativo de los actores fue leer y releer los textos del escritor para así familiarizarse poco a poco sobre su trabajo, sus hijos, qué sentía por la tierra y sobre cómo mezclaba lo popular y lo sofisticado en términos de escritura.

Uno de los aspectos más importantes del director de la obra es mantener un ambiente de minimalismo en el montaje, para que así el espectador preste conciencia a los diálogos y a la emoción que entrega, sobre todo, la historia de amor entre De Rokha y Winett, momento clave representado por la devoción que tenía el escritor sobre su familia.

Gloria Castañeda A.