'Feria de las Pulgas' amplía fronteras y es paseo obligado para los porteños
valparaíso. Vendedores de cachureos ocupan gran parte de Av. Independencia y calles aledañas.
Luis Collao
luis collao
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Considerable crecimiento presenta la mítica Feria de las Pulgas de la avenida Argentina, un paseo por las arterias principales del barrio Almendral el domingo es suficiente para visualizar la gran cantidad de gente que se agolpa en los cientos de puestos distribuidos en las veredas, en busca de alguna pieza perdida o repuesto necesario, una prenda barata o una antigüedad curiosa de colección para llevarse a la casa.
La avenida Independencia es un claro ejemplo de ello y es que el pequeño grupo de comerciantes que se instalaba en sus aceras hoy se expande hasta la calle Retamo (Pastor Willis C. Hoover), formando parte del recorrido de quienes acuden a la tradicional feria.
Si bien los comerciantes de Independencia también se reconocen como vendedores de cosas usadas, se desmarcan de la Feria de las Pulgas, aludiendo a que tienen una organización propia con un Sindicato de Emprendedores de Independencia que los representa, formado el 23 de marzo del 2011. Y además aseguran que, a diferencia de la feria de la avenida Argentina, ellos mantienen la esencia de los vendedores de cachureos.
REAL FERIA DE LAS PULGAS
'Esta es la verdadera Feria de las Pulgas, esa de ahí (apunta a hacia la Av. Argentina) hay mucha gente que tiene tiendas, negocios establecidos y vienen a trabajar aquí, venden cosas nuevas, así como también viene mucha gente de Santiago y otros lugares. Es más, allá hay gente que tiene cuatro o cinco puestos en la misma feria. En cambio aquí, donde usted va encuentra cachureos, en cualquiera de las dos veredas puede encontrar cosas usadas', manifestó Jorge Ormazábal, secretario del Sindicato de Emprendedores de Independencia.
Misma opinión es la que compartió Sonia Hernández, que vende hace un año en el sector. 'Antes la feria de la Av. Argentina era la verdadera feria de los cachureos, donde la gente iba a vender y a comprar barato. Pero ahora no, venden puras cosas nuevas entonces la gente anda buscando cosas de segunda mano que le convengan más para el bolsillo'.
Los vendedores cuentan que, como en todos los trabajos, hay días buenos y días malos. Pero la mayoría asegura que la venta de cachureos es una buena fuente de ingresos alternativos a las labores que desarrollan a lo largo de la semana. 'Creo que la situación económica hace que la gente busque otras alternativas para generar ingresos, incluso acá hay gente que tiene su profesión, gente muy culta, estudiantes, navegantes como yo, que tienen que salir a vender sus cosas porque la situación económica no está como antes', opinó Marcelo Arriagada, quien vende en la feria hace más de ocho años.
'Acá me va muy bien, no me puedo quejar, yo navego seis meses afuera y me vengo acá por dos meses y en este tiempo vengo a trabajar a la feria. Tengo clientes, personas que me buscan porque traigo cosas exclusivas, antigüedades que tienen un gran valor histórico. Acá nos instalamos por cuenta propia y nadie nos molesta, el ambiente es súper hermanable, nos cuidamos y protegemos entre todos', continuó Arriagada.
tradición y cachureos
El secretario del sindicato, Jorge Ormazábal, cuenta que muchos de los vendedores que hoy se instalan en Independencia, antes se ubicaban en el bandejón donde está el monumento conmemorativo al escritor argentino Juan Bautista Alberdi. Ahí comenzaron los problemas, ya que según los comerciantes, las autoridades de la ciudad les prohibieron que se instalaran en ese lugar y les cedieron las veredas de la calle Independencia.
'Los amigos argentinos reclamaron porque está ese monumento de ellos, entonces nos vinimos para acá pero al principio llegamos a la guerra de los soldados, como se dice, para poder trabajar. Pero nunca hemos tenido problemas con la gente que se mantuvo en la Feria de la Pulgas, ellos no dejan que la gente se instale ahí en su feria porque ellos pagan. Nosotros estuvimos un montón de tiempo trabajando aquí a la guerra, hasta que de repente nos juntamos y formamos el sindicato, entonces empezamos a trabajar en forma más legal, si se quiere llamar así, pagando permisos y todo ese asunto', relató Ormazábal.
Respecto a las necesidades de los vendedores de Independencia, la mayoría alude a la falta de fiscalización y limpieza por parte del municipio porteño. Cabe mencionar que los comerciantes realizan el pago de 5 mil pesos mensuales por persona, por el permiso municipal que les permite ocupar un espacio para continuar vendiendo sus cachureos sin problemas, y aunque no todos cancelan los permisos, los directivos del sindicato dicen que no es labor de ellos fiscalizar a sus pares sino de la autoridad.
'Nosotros tuvimos la intensión de cobrar por el aseo, pero no lo permitió el municipio, entonces que venga la 'muni' y que cobre 500 pesos por puesto, pero aún no se manifiestan por eso, uno tiene las mejores intensiones pero ya no depende de nosotros', dijo la presidenta del Sindicato de Emprendedores de Independencia, María Ojeda.
'Igual hay que continuar trabajando, aún falta organización y apoyo entre la misma gente', culminó la presidenta, quien continuó atendiendo su puesto de cachureos, manteniendo viva la tradición de la Feria de las Pulgas.
'La de Av. Argentina era la verdadera feria de los cachureos, la gente iba a vender y a comprar barato. Pero ahora no, venden puras cosas nuevas'
'En cambio aquí, donde usted va encuentra cachureos, en cualquiera de las dos veredas puede encontrar cosas usadas'