Exhibicionismo
La palabra "exhibicionismo" designa cierta anormalidad sexual; pero también ha servido para mentar el prurito de revelar al público algo privado normalmente reservado al ámbito personal o ciertas características que se suponen causan alguna admiración, como el de esas personas que, poseyendo un cuerpo bien proporcionado, sienten la irresistible necesidad de mostrarlo a todos quienes concurren a las playas, y hacen de todo para no escapar a su atención.
Desde hace algunos años se ha venido desarrollando una especie de este exhibicionismo, que no es fácil conceptualizar, por lo que me limito a describirlo a través de una casuística.
Desde luego se presenta aquel propio de la llamada "farándula" televisiva, consistente en programas donde personas de la más variada tipología humana exponen en pantalla su niñez, juventud y etapas posteriores de la vida, sus negocios, amores, familias, recursos económicos, viajes y un cuánto hay de su vida privada por lo demás nada relevante. Ahora bien, el supuesto de estas historias es que cada una de ellas interesa a alguien, cuando la realidad es que no interesan a nadie, salvo en cuanto a la dosis de morbo que suelen implicar, caso en el cual terminan por interesar a los morbosos, no en sí mismas, sino en cuanto portadoras precisamente de morbo; así que hasta se podría inventar tales historias e igual serían atractivas para algunos.
Este es el principal tipo de exhibicionismo social; pero hay otras clases. Desde hace algún tiempo, por ejemplo, algunos homosexuales sienten la invencible urgencia de dar a conocer su condición en público; y nuevamente como si ello fuera muy relevante e interesara a alguien. Otros proclaman su opción por el ateísmo, o por cualquier otra profesión de fe; o su fanatismo por tal o cual deporte o club de fútbol o de lo que sea, también como si el punto fuera de sumo interés o de gran relevancia y desde luego de conocimiento necesario para el común. En este recuento no debería faltar el de aquella gente de escena que participa en avisos comerciales, para mostrar su preferencia por cierto producto, porque los responsables no son ellos sino las empresas de publicidad que los contratan, bajo el concepto de que la masa habrá de imitar la preferencia mostrada en el aviso de modo de hacer crecer el negocio de su venta; vale decir, de que la masa es estúpida.
Es muy desgarrador el exhibicionismo consistente en hacer partícipe al público de los lutos que afectan a alguien. Por lo general proceden de alguna muerte en accidente terrible y conmovedores; pero es privado y no debería publicarse de una manera distinta a como se comunican las muertes por la prensa, sobre todo para los amigos y conocidos.
Un caso muy dramático ha sido el reciente de la estadounidense Brittany Maynard, que consideró de importancia notificar a todos mediante un video trasmitido por internet que iría a suicidarse con ayuda de terceros, debido a un tumor cerebral que la aquejaba, cuando lo propio hubiera sido que, si lo decidía, se suicidara en privado y sin alardes que atemorizan a la gente.