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Denuncian irregularidad en el cobro de parquímetros en el centro de Quilpué

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Numerosas son las quejas surgidas en relación a los cambios viales en el centro de Quilpué, entre ellos el cobro de parquímetros. El Ingeniero de proyectos de la Dirección Zonal de Minería Zona Centro, José Pérez, denunció que incluso en la mañana del jueves pasado no existía cartel alguno advirtiendo de los cobros en calle Camilo Henríquez, y pese a ello, los vehículos fueron "boleteados". Durante la tarde, denunció, aparecieron operarios para colocar las advertencias. El profesional está citado a declarar al Juzgado ante la denuncia estampada por el caso, el cual consideró arbitrario.

Establecen mesa público-privada proempleo en provincia de Marga Marga

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Autoridades regionales y provinciales, representantes de distintos gremios y municipalidades de la provincia de Marga Marga, establecieron una mesa proempleo. La mesa estuvo liderada por el gobernador Gianni Rivera; la secretaria regional ministerial del Trabajo, Karen Medina; y su par de Economía, Omar Morales, y representantes de las Dideco de Villa Alemana, Limache y Olmué; Sence; las Cámaras de Comercio de Villa Alemana, Quilpué y Limache; la Confederación Gremial del Comercio Detallista y Turismo de Chile y la Federación de Asociaciones Gremiales Mipyme V Región.

Tribunal condena a padre que dio muerte a hijo de dos meses y arriesga pena de 20 años

PArricidio. La defensa de Javier Araya ya preparar el recurso de nulidad. Se trata del primero de tres parricidios seguidos ocurridos en la zona de Quilpué, de los cuales el de mayor connotación fue el caso de la Secta de Antares de la Luz.

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Por unanimidad, el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Viña del Mar, decidió condenar por el delito de parricidio a Javier Araya Gallardo. El 7 de marzo del año pasado, el condenado agredió violentamente a su hijo de dos meses en su domicilio de Quilpué, ocasionándole lesiones que le provocaron la muerte cuatro días después.

El caso causó conmoción, porque además de lo escabroso de la muerte del lactante, se trató del primero de una secuencia de tres parricidios acontecidos en la zona de Quilpué, de los cuales el más bullado fue el rito pseudoreligioso protagonizado por Antares de la Luz.

La mañana de ayer, en los alegatos de clausura del juicio que se inició el viernes, los magistrados Jorge Fernández, Patricia Garrido y Mónica Gutiérrez, dieron crédito a la relación de hechos narrado por el fiscal jefe de Quilpué, Juan Emilio Gatica, y que situaron a Javier Araya (36 años), como al autor material de la muerte de Francisco Javier Araya Barraza, de dos meses, quien fue concebido de una relación con su expareja Louise Barraza.

Los hechos

Según el persecutor, cerca de las 23.45 horas del 7 de marzo de 2013, Javier Araya se encontraba en su dormitorio del departamento de Villa Porvenir de Quilpué. Molesto por los llantos del pequeño, sacó al bebé desde su coche, lo tomó por el pelo y zamarreó. En pocos segundos lo arrojó contra la cama donde rebotó en al menos dos ocasiones, para luego jalarlo de los pies y propinarle dos fuertes golpes en los glúteos.

Tras comprender la brutalidad de la agresión, Javier Araya intentó reanimar inútilmente a su hijo con masajes cardiacos y respiración boca a boca, pues quedó inconsciente y botando sangre por la boca. El bebé fue trasladado al hospital de Quilpué donde lograron reanimarlo parcialmente y luego derivado a la Clínica Reñaca donde las médicos que lo recibieron coincidieron en la gravedad de las lesiones atribuible a una golpiza. Francisco Araya falleció el 12 de marzo de ese año por un traumatismo cerebral y presentando señales del denominado Síndrome del Niño Sacudido, constatable por una hemorragia retiniana.

El fiscal Gatica reparó en las características violentas del acusado, lo que quedó ratificada en las declaraciones de su exesposa Mireya Saavedra, con quien Araya tuvo dos hijas.

El persecutor sostuvo que Araya nunca se interesó en el embarazo de su hijo, lo que quedó demostrado con el hecho de que recién lo reconoció a principios de febrero de 2013 cuando el bebé ya había cumplido un mes de vida.

La investigación policial estableció, según el fiscal, que Javier Araya pidió a su expareja ocultar ropa y elementos ensangrentados y luego de ello "disfrazó una historia" que finalmente fue descubierta por la policía y que terminó con su confesión. A su juicio, él estaba lo suficientemente consciente de que una agresión de ese tipo pudo traer consecuencias fatales, por lo que describió la golpiza como un acto intencional.

Al término del juicio, el fiscal Gatica se mostró conforme con el fallo. "Ante estos hechos tan terribles al menos haber logrado acreditar todo lo dicho en la acusación, y que el tribunal diera por establecido prácticamente en forma idéntica el delito por el cual había sido acusado el señor Araya Gallardo. Lo que estamos pidiendo es una pena de 20 años que, si bien es cierto el imputado tiene irreprochable conducta anterior, lo que es una circunstancia atenuante, creemos que el hecho que haya concurrido a la Policía de Investigaciones y haya declarado no lo favorece toda vez que él da una versión distinta de los hechos, tratando de exculparse…"

Y agregó: "Se logró establecer durante el juicio que las lesiones constatadas por el hospital de Quilpué y la Clínica Reñaca, son compatibles con el Síndrome de Niño Sacudido, una de las formas más graves de maltrato infantil".

Testimonio

Para la construcción del relato, resultó clave en todo momento el testimonio de la madre del lactante, la única persona que presenció la agresión. Pero la defensa de Javier Araya desestimó en varias ocasiones en los alegatos de clausura del juicio, el testimonio de Louise Barraza. De hecho, recordó que en la investigación entregó más de una versión.

El defensor público, Dagoberto Pastén, sostuvo que hay un informe forense que sostiene que las lesiones no eran atribuibles al Síndrome del Niño Sacudido, sino más bien compatibles con una caída. A su juicio no se logró acreditar el concepto de agresión brutal y que sólo se pudo establecer que el niño fue lanzado a la cama.

Dagoberto Pastén definió a su defendido como un padre preocupado por sus hijos, y que a pesar de la muerte del menor existió en Javier Araya sólo la intención de lesionarlo. "Nosotros postulamos la falta de intencionalidad de Javier de haber provocado la muerte de su hijo. Él siempre sostuvo que desde sus manos su hijo cayó a la cama pero nunca tuvo la intención de matarlo".

La lectura de la sentencia con el tiempo que Javier Araya deberá pasar en prisión, será conocida el próximo lunes. La defensa está pidiendo que la pena se rebaje entre dos y tres grados, en atención a sus atenuantes, con lo que se espera pueda quedar en tres años y un día conmutable con libertad vigilada. "Pudiéndose haber fugado, él igual permaneció en la ciudad, en la clínica, y una vez que lo citaron de la Policía de Investigaciones, él fue y declaró su participación en los hechos", sostuvo Pastén.

El defensor manifestó que ya se encuentra reuniendo los argumentos para presentar un recurso de nulidad, aunque ello dependerá de lo que acontezca el próximo lunes. "Al menos ya tenemos un motivo para recurrir que es que no se haya considerado nuestra teoría del caso respecto de la falta de intencionalidad. Y ya tenemos otro motivo en el hecho que, al menos uno de los jueces, sí estuvo de acuerdo en considerar un atenuante que es el haber tratado por parte de Javier Araya, de evitar con celo las ulteriores consecuencias como era la muerte de su hijo".

Querellantes

El Centro de Apoyo a Víctimas del Ministerio del Interior, en representación de Louise Barraza, y el Servicio Nacional de Menores (Sename) por los derechos del pequeño fallecido, se hicieron parte como querellantes en el caso. Alejandra Silva, abogada del Sename, sostuvo que "adherimos a la postura de la Fiscalía, y esperamos que se acepte la pena que propusimos y solicitamos".

Respecto de la solicitud de la Defensa de bajar la pena, Alejandra Silva lo rechazó de plano. "Me parece excesivo en atención a la gravedad del delito y con las pruebas que se rindieron en juicio, luego que se probó de sobremanera que las lesiones eran de una gravedad tal que, tres años y un día con libertad vigilada como está pidiendo la defensa me parece un exceso".

"Él -Javier Araya- siempre sostuvo que desde sus manos su hijo cayó a la cama pero nunca tuvo la intención de matarlo"

Al término de los alegatos se le dio la oportunidad a Javier Araya de dirigir unas palabras a la audiencia. "En ningún minuto desconocí lo que realmente ocurrió... En todo minuto traté de salvar a mi hijo, no solamente por atenuar la pena o lo que pudiera venir después, sino porque era lo que correspondía… Sería ilógico que me entreviste con la PDI y luego venga acá con una cara de palo y diga que lancé a mi hijo a la cama pero no lo agredí, cuando existen pericias que no se puede engañar… Tuve algunos días para conocerlo y estar con él… El día que la tecnología lo permita, tener detectores de mentira en un tribunal, se les va a facilitar mucho más la tarea de ustedes (a los magistrados) porque pucha que se ha mentido en este juicio".

Ernesto Curti