Secciones

Rafael Rubio: "Fue encontrar de nuevo a mi padre en el acto de leerlo"

Literatura. El poeta cuenta cómo fue el trabajo que hizo para el libro con poemas

E-mail Compartir

El poeta Rafael Rubio ("Mala siembra") tenía cinco años cuando su padre -el también escritor Armando Rubio-, falleció el 6 de diciembre de 1980 tras caer del sexto piso de un edificio. A sus 25 años, Armando dejó diseminada en varias revistas especializadas una serie de poemas que su padre Alberto -también autor de libros-, recopiló y publicó en una obra que llamó "Ciudadano".

Treinta años después del trágico acontecimiento, y luego de la muerte de su abuela paterna, a Rafael le fue entregado "un corpus bastante numeroso" de poemas inéditos de su padre. Confiesa que se sorprendió "mucho" al ver su trabajo, sobre todo porque "él tenía solo 25 años y a esa edad ya tenía una obra poética y en prosa. Una precocidad que uno comparar con Rimbaud, que a los 25 años había dejado de escribir prácticamente y tenía un gran legado", comenta.

Tras leerlos pensó en convertirlos en un libro, idea que le comentó a Ernesto Pfeiffer, editor del sello Universidad de Valparaíso. Al principio, Rubio quería hacer una edición que solo contuviese los nuevos trabajos hallados; pero Pfeiffer lo convenció para que hicieran un texto de obras completas, que también incluyera el único libro editado y así permitir que más gente conociera lo hecho por su progenitor, lo cual ha sido poco difundido. El proyecto lo postularon al Fondo del Libro, el cual ganó, y estaría en librerías a contar de enero.

Algunas salvedades

Si bien el texto está pensado como obras completas, Rafael Rubio hace la salvedad que hizo una selección de los textos inéditos: "No están todos los que dejó, porque no todos calificaban, ya que muchos poemas eran solo anotaciones que no estaban trabajadas. Preferí dejarlos como un tesoro personal", asegura.

Sobre los que incluyó cuenta que algunos "estaban escritos a máquina y podríamos decir que estaban terminados"; mientras que otros eran "muy interesantes, pero aún no estaban completamente acabados. En esos casos particulares yo intervine reescribiéndolos, tratando de dialogar con mi papá, de no inmiscuir mi propia poética en ese trabajo".

Reconoce que no fue una tarea fácil, pero sí "posible" debido a que "conozco bien su poesía". A lo que se suma que se dio "una cosa interesante" porque tras leerlos se dio cuenta de que "hay hartos vínculos, cruces y semejanzas entre la escritura de mi abuelo, mi papá y la mía. Por lo tanto, intentar no inmiscuirme en la poética no es tan difícil porque nos parecemos de alguna forma".

Vínculo familiar

Estas conexiones de las que hace mención Rubio, no las sabía hasta que se topó hace cuatro años con estos poemas. "Fue muy bonito todo el proceso, porque me fui sorprendiendo y encontrando muchas cosas que desconocía de la poesía de mi padre", y ejemplifica con el abordaje de la temática rural.

"El libro 'Ciudadano' está compuesto mayoritariamente por poemas de temática urbana, entonces se conoce a mi papá como un poeta urbano, de ciudad. Pero me encontré con muchísimos textos que hablan del ámbito rural y en eso es muy cercano a la poesía de mi abuelo y a la mía también. Los tres teníamos un vínculo ahí".

A esto se suma su trabajo con la métrica. "Habían muchos textos que estaban escritos con una métrica regular, y eso es algo que yo tampoco sabía mucho de la poesía de mi papá. Habían sonetos, poemas escritos en octosílabos, con rima consonante, entonces ahí tenemos otro vínculo entre los tres".

En tercer lugar, y no último, es que "sospecho que hay una concepción de la escritura poética como un trabajo, más que como una forma de expresión. Un trabajo, una forma de vida, una disciplina vital, y una preocupación por la artesanía, la manufactura del poema; es decir, la conciencia de que estamos ejerciendo un trabajo material, no extremadamente distinto a otros oficios o trabajos manuales. Entonces eso se traduce en una preocupación por la forma, que creo que está muy presente en la poesía de mi abuelo, en la de mi papá -aunque aparentemente no esté muy claro eso-, y muy presente en mi poesía", comenta.

Desde esta perspectiva, considera Rafael que con Armando Rubio "estábamos más cerca de lo que parece". "Yo siempre me vinculaba más a la poesía de mi abuelo, encontraba que tenía muchos más vínculos con su poesía, y después me fui dando cuenta que no, que en realidad mi relación con la poesía de mi papá era más estrecha de lo que yo suponía", detalla.

Regreso doloroso

Pero este acercamiento no solo fue a nivel laboral, sino también se transformó en una manera de conocer a su padre. "Fue encontrar de nuevo al padre en ese acto de leerlo", manifiesta; agregando que también fue un proceso "doloroso".

"Al mismo tiempo de encontrar a tu padre, experimentas de nuevo la experiencia de perderlo. Se hace mucho más patente la ausencia, que durante un tiempo estuvo mitigada, entonces lo reencuentras y lo pierdes de nuevo y, en ese sentido, es súper doloroso", comenta el autor de "Yo no me callo".

A raíz de eso, "escribí algunos poemas relacionados con mi papá, comencé a tener más sueños con él, se estableció una cuestión súper fuerte, intensa, súper agotadora, pero hermosa. Es una de las cosas más intensas que me han pasado en el último tiempo", concluye.

"Hay hartos vínculos, cruces y semejanzas entre la escritura de mi abuelo, mi papá y la mía"

Alberto Rubio (1928-2002) Abogado, juez y poeta. Su primer libro fue "La greda vasija" que publicó cuando tenía 24 años. Su segunda obra "Trances" fue editada 35 años después.

Armando Rubio (1955-1980) Empezó a escribir a los 9 años y publicó varios de sus textos en revistas especializadas, ganando algunos premios. Su trabajo fue recopilado por su padre, quien lo editó en el libro póstumo "Ciudadano" (1983).

Rafael Rubio (1975 -) Si bien escribe desde niño, recién a los 17 años tomó conciencia de lo que significaba. Hasta ahora ha publicado cinco libros, y se apresta a lanzar en marzo el sexto.

Flor Arbulú