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Los pacientes, el fusible del conflicto

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Lamentablemente no es una novedad: funcionarios del hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar realizan un paro. El motivo es económico y se relaciona con los resultados de una encuesta de satisfacción de los usuarios del servicio asistencial, quienes interrogados señalaron que la atención que reciben no era buena.

Lo anterior significa que el establecimiento ha sido calificado en Lista 3 y que, en consecuencia, los trabajadores recibirán un bono menor, 90 mil pesos, que quienes prestan servicios en hospitales con más alta calificación, a los cuales se les entregarán 200 mil. Los funcionarios en paro han descalificado la encuesta la cual, señalan, se realizó "a la rápida" y fuera de la fecha fijada por ley. Esta paralización afecta ciertas intervenciones, recarga los servicios y es frecuente que, con grandes sacrificios económicos, la urgencia lleve a muchas personas a recurrir al sector privado.

Frente a la reiteración de estos paros, por variados motivos, hay que tener presente que los conflictos en el sector salud no son solo entre dos partes, trabajadores y empleador, como ocurre en otras áreas. Hay tres partes involucradas, los funcionarios, el empleador Estado y los pacientes.

Estos últimos son los más afectados, los más vulnerables, para usar un término actual, los que no salen a la calle ni están en condiciones de hacer barricadas ni de tomarse los quirófanos. En el fondo, los pacientes, quienes respondieron la polémica encuesta expresando insatisfacción por la atención recibida, son rehenes indefensos en esta nueva paralización. Son el fusible del conflicto.

Por otro lado, se deben reconocer logros del hospital viñamarino que son el resultado de la labor de todo el personal, logros que corresponden a una tradición de superación que lo han colocado en la condición de centro de salud de alta complejidad dadas las intervenciones que allí se realizan.

Por otra parte, está en marcha un proceso de renovación total del hospital para dejarlo en condiciones de atender la creciente demanda que debe servir como principal establecimiento del Servicio de Salud Viña del Mar Quillota.

Sin embargo, esta renovación debe mirar también al personal del establecimiento, a su capacitación y a una sistemática evaluación del recurso humano dentro de parámetros formales que no sean objetables.

En consecuencia invertir en infraestructura, como se está haciendo en Viña del Mar, es consecuente con esa demanda social, pero no se debe olvidar que esa renovación debe ir acompañada de una también renovada gestión donde la calidad del personal es fundamental.