Valparaíso es una buena causa, con su condición patrimonial, con sus cerros, sus ascensores, sus leyendas y también sus tragedias. La ciudad con sus luces y sombras, despierta una simpatía generalizada, de alcances nacionales e internacionales.
Así, no es extraño que dentro de la estrategia del gobierno destinada a reforzar su presencia, su empatía con la comunidad, el apoyo a sus reformas, la Presidenta Michelle Bachelet reitere sus visitas a Valparaíso.
La mandataria de ese modo pone en juego su capital político reiterando anuncios sobre temas conocidos, importantes y populares, algunos con soluciones en marcha desde el periodo presidencial anterior, como es el de los ascensores, y continuando con la necesaria entrega de subsidios a los damnificados del gran incendio de abril pasado.
Entre sus anuncios lo más novedoso fue la gratuidad en el acceso a los museos públicos, medida que debe ir acompañada de una intensa divulgación y de un mejoramiento de la calidad de esos recintos.
En el tema de los ascensores la mandataria busca sumar un nuevo elemento más allá de su recuperación material: la participación ciudadana en la renovación de sus diseños. Valiosa iniciativa que debe ser canalizada para interesar a las personas en ese proceso, sobre el cual hay un evidente escepticismo pese a avances efectivos en lo material y reiterados anuncios, con fechas incluidas, sobre la puesta en marcha de varios de los más que centenarios elevadores.
Junto a ello, debe concretarse la prometida integración tarifaria de Metro Regional, entidad estatal; trolebuses, privados; y ascensores, de propiedad pública pero con diversas titularidades. En ese punto hay que recurrir a tecnologías al alcance de los eventuales usuarios del sistema, visitantes y residentes. A esa propuesta integradora aludió nuevamente durante la visita presidencial el ministro de Transportes Andrés Gómez-Lobo.
La presencia de la Presidenta en terreno debe tomarse como un hecho positivo y, además, como una suerte de control y también de estímulo al trabajo de las autoridades locales. Sin embargo, más allá del efecto mediático de las visitas de la mandataria, la gente espera continuidad en lo prometido, información y el cumplimiento de plazos, más que nuevos anuncios sobre materias conocidas que, aparentemente, deberían estar definidas.