Los enfermos no pueden esperar
Una encuesta regional realizada por Adimark GfK para la Fundación Piensa y la Caja 18, y publicada el domingo en este Diario, ratifica en forma concreta, con cifras, una queja generalizada: hay una mala evaluación de los sistemas de salud. El tema es uno de aquellos que toca a todas las personas, que duele, que afecta la calidad de vida y la situación económica, a veces en términos dramáticos, a familias enteras.
Transversalmente, más allá condiciones sociales o económicas, la salud es una materia que toca a toda la población y, en consecuencia, la calidad de la atención que se entrega es fundamental y está sujeta al escrutinio diario, individual y colectivo. En términos generales, la encuesta establece que un 36 por ciento de la población regional aprecia como buena la calidad de atención que recibe, en tanto que un 39 la califica de mala. Localmente las peores evaluaciones corresponden a las provincias de Petorca, San Felipe, Marga Marga y Valparaíso.
El resultado es crítico en cuanto acceso, calidad y oportunidad de las prestaciones lo que es reflejo de una realidad nacional que revelan otros estudios.
El trabajo, aplicado en terreno a 1.650 hogares de la Región, es especialmente crítico del sistema público, pero también las malas notas alcanzan al sector privado.
En el área donde se acentúan la críticas es en lo relativo a las atenciones a la tercera edad, materia inquietante en circunstancias que la Región presenta la mayor tasa nacional de adultos mayores.
Es cierto, por otra parte, que hay esfuerzos para el mejoramiento de los sistemas, con importante inversión pública y privada.
Sin embargo, los esfuerzos no solo se deben focalizar en infraestructura y tecnología, es fundamental la gestión, para facilitar el acceso y la oportunidad en las prestaciones. Las largas esperas pueden agravar las patologías hasta llegar incluso a desenlaces fatales.
Se debe atender a la vez el recurrente tema de la carencia de especialistas, notorio en el sistema público.
El estudio en su conjunto es un valioso aporte al cual es necesario prestar atención, más allá de los análisis que realiza el propio sector y que muchas veces pueden verse alterados por situaciones puntuales, como, por ejemplo, los reiterados paros producidos en el Hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar.
Los responsables de los sistemas de salud, públicos y privados, las autoridades en general, deben atender a esta materia que, al final del día, es mucho más importante para las personas, para las familias, que polémicas doctrinarias, consignas refundacionales o debates parlamentarios.
Parafraseando las palabras del Papa Juan Pablo II en su visita a Chile, habría que decir: ¡los enfermos no pueden esperar!