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Ligeras brisas de optimismo

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Poco a poco, quizás sin darnos cuenta, han comenzado a soplar en Valparaíso y la Región ligeras brisas de cambio y optimismo, encabezadas no por los partidos políticos, sino por distintas organizaciones civiles, fundaciones, empresarios, algunas autoridades, artistas y hasta juntas de vecinos, que parecen estar dispuestas a reconvertir nuestra ciudad en algo parecido a lo que alguna vez fuera poéticamente apodado como la Joya del Pacífico.

La sabia certeza de que culpar de todo al centralismo no sirve de mucho -en rigor, de casi nada- ha llevado a diversos actores a explorar otros caminos y a dar rienda suelta a esa capacidad, que creíamos perdida, de entender que el destino final de lo que se quiere como Región no necesariamente pasa por las definiciones que tome la administración de turno en el Palacio de La Moneda.

Esos pequeños guiños, detectables en postales como la plena recuperación del Palacio Baburizza, cerrado por más de una década, y que hoy es capaz de congregar a más de doscientas personas en su frontis para el lanzamiento del libro de un escritor porteño, también pueden verse en la resurrección institucional y deportiva de Santiago Wanderers, en los cientos de damnificados que, pese a todo, enarbolan la bandera de la dignidad, en un majestuoso volumen dedicado a un héroe de la Patria -con su honorable espada, incluida en la portada- presentado por la Armada, en los empresarios que siguen creyendo y apostando por Valparaíso, al igual que en todos aquellos que buscan propiciar un microclima que favorezca el emprendimiento, la creatividad y las oportunidades que otros tantos piden a gritos.

Ya no es hora de pequeñeces, sino de acción. Es el tiempo de apoyar iniciativas peregrinas como la obsesión del jefe del Gobierno Regional por la innovación y la conectividad, aplaudir las mesas de trabajo transversales instaladas por una fundación con domicilio en calle Blanco, sacarse el sombrero ante quienes abogan día a día por disminuir la desigualdad con actos concretos, alentar la explosión de editoriales independientes que conviven en el Puerto, aprovechar de buena manera a los no poco influyentes congresistas de la zona y dejar de lado los prejuicios a la hora de discutir la validez de los proyectos que buscan revitalizar a los pueblos y ciudades que conforman la despampanante Región de Valparaíso.

El lugar es aquí y el minuto es ahora.