He leído en estos días el libro "Civilización: Occidente y el resto" del historiador británico Niall Ferguson, considerado uno de los más brillantes de la actualidad, publicado en su primera edición chilena, en junio de 2014, por la colección Debate. Es autor de obras influyentes en el pensamiento actual, de utilidad en la interpretación de la sociedad. Es profesor de la Universidad de Harvard y de la Universidad de Oxford. Sostiene, en el inicio de la obra, que "estamos viviendo el final de quinientos años de supremacía occidental". Su pregunta radica en por qué a partir del 1500 los regímenes europeos pasaron a dominar el resto del mundo, incluso "sociedades más populosas y más sofisticadas de Oriente". Luego, plantea que si encuentra una explicación a tal hecho, ¿podrá ofrecer entonces un pronóstico para el futuro? (el advenimiento de una nueva época oriental).
Con mapas, gráficos, indicadores, ilustraciones, revisiones históricas llenas de vida, va sosteniendo su construcción que plantea seis "poderosos instrumentos" que distinguieron a Occidente en los últimos quinientos años del milenio anterior. A saber: Competencia, Ciencia, Derecho de Propiedad, Medicina, Consumo y Ética del Trabajo. Estos serían los resortes del progreso que transformó el milenio.
Competencia, Ciencia y Derecho de Propiedad
Cuando Ferguson habla de la Competencia penetra en el mundo de las ventajas materiales del comercio, citando a Deng Xiaoping cuando afirma que "ningún país que aspire a ser desarrollado hoy puede aplicar una política de puertas cerradas. Nosotros hemos probado esa amarga experiencia, y también nuestros antepasados la han probado". Aunque Ferguson enfatiza principalmente en la importancia de asuntos de índole institucional.
Presenta el desarrollo de la Ciencia en Europa en la segunda parte del milenio, recordando en cada instante el valor histórico de ésta y el predomino de Oriente durante centenares de años previos. La tecnología de la guerra, el Renacimiento, la explosión de publicaciones, los avances conceptuales, la revolución científica, las Academias, las traducciones del legado humano, son expuestas extensamente para mostrar este poderoso instrumento del progreso. El Derecho de Propiedad es para el autor perfeccionado por el imperio de la ley y la existencia de gobiernos auténticamente representativos. "La inviolabilidad de la libertad individual y la seguridad del derecho de propiedad, garantizados por un gobierno representativo y constitucional". Hace un análisis comparado entre la América británica y la ibérica que permite obtener conclusiones para proyectar. "El quid de la cuestión está en la importancia relativa en el proceso histórico, por una parte, de las dotaciones iniciales de recursos en los territorios del Nuevo Mundo, y, por otra, de los proyectos institucionales que los colonizadores se llevaron consigo de Europa".
Medicina, Consumo y Ética del Trabajo
Brevemente, sobre la Medicina puede anotarse la mejoría de las condiciones de vida, la lucha contra las enfermedades y las epidemias, la notable y sostenida mejoría de la esperanza de vida. Los nombres de Pasteur y Koch aparecen entre muchos otros como artífices de este instrumento. También enjuicia la instrumentalización de la medicina al servicio de causas inhumanas. El Consumo, penúltimo instrumento, lo ve como una aplicación demoledora en que "un sistema económico diseñado para ofrecer infinitas opciones al individuo haya terminado por homogeneizar a toda la humanidad". Revisa la revolución industrial, el impacto de la tecnología, y los cambios de hábitos de las diferentes culturas, la adopción de modos de ser. Culmina su extensa e iluminadora propuesta con la Ética del Trabajo, revisando a un clásico como es un padre de la sociología moderna, Max Weber y sus estudios sobre la ética protestante. "La ética del trabajo duro y la frugalidad con que se asocia". Incursiona extensamente en la religiosidad como una variable y en la situación presente de la sociedad con nuevas relaciones entre la persona y el trabajo.
Culmina Ferguson su libro con las siguientes palabras "Hoy, como entonces, la mayor amenaza para la civilización occidental no viene de otras civilizaciones, sino de nuestra propia pusilanimidad, y de la ignorancia histórica que la alimenta".
"Una civilización es mucho más que el mero contenido de unas cuantas galerías de arte de primer orden. Es una organización humana sumamente compleja. Sus pinturas, estatuas y edificios pueden constituir muy bien sus logros más llamativos, pero resultan ininteligibles sin cierta comprensión de las instituciones económicas, sociales y políticas que los idearon, los pagaron, los ejecutaron, y luego los conservaron para nuestra contemplación". "El éxito de una civilización se mide no solo en sus logros estéticos, sino también -y seguramente más importante- en la duración y la calidad de vida de sus ciudadanos".
BERNARDO DONOSO
RIVEROS
Ingeniero Comercial, PUCV
Master en Comunicaciones, Michigan State University, EE.UU
Master en Relaciones Industriales, Michigan State University, EE.UU
Académico, Escuela de Ingeniería Comercial PUCV