Cuando se habla de la importancia que tiene la actividad física y el deporte para una comuna lo primero en que podemos pensar son aquellas cuestiones relevantes como la salud de sus vecinos, sus momentos de ocio y esparcimiento e incluso se ve como una forma de hacer nuevas relaciones sociales y afianzar las ya existentes.

Sin embargo, aunque todos estos factores son muy necesarios para el desarrollo humano, por tanto, para el propio desarrollo de las ciudades, el deporte cada vez más está adquiriendo un papel de herramienta de citymarketing que no puede escapar del análisis de la institucionalidad que rige el ámbito deportivo y como oportunidad para el tejido productivo-empresarial local.

Es un hecho que la celebración de eventos deportivos de relevancia nacional e internacional posiciona a las ciudades de cara al resto del país y el exterior, dotando de valor turístico al territorio. Mañana se llevará a cabo una fecha del Campeonato Nacional de Triatlón que de forma inédita unirá dos localidades y que por primera vez será acogido por las comunas de Quintero y Puchuncaví. La iniciativa, que se enmarca dentro del programa 'Reencántate Quintero-Puchuncaví' impulsado por el Gobierno de Regional de Valparaíso, se transforma en una oportunidad de fortalecer la alianza público-privada y poner en relieve la capacidad organizativa y de gestión por parte de diferentes servicios públicos y privados que de manera coordinada dispondrán de sus capacidades para el éxito del evento deportivo.

Junto con lo señalado, este tipo de eventos deportivos contribuye a que los territorios, después de haber albergado un acontecimiento de estas características, se quedan 'marcados' y la herencia que dejan es la base para la reconstrucción de una nueva identidad local. Pero estos eventos, por sí mismos no son suficientes para catalizar recursos y transformaciones: se tienen que acompañar por una profunda reflexión por parte de los actores locales, institucionales o privados.

Las ciudades son los ciudadanos y los eventos que en ellas se organizan no tendrían razón de ser sin el apoyo, la ilusión y la participación de los propios vecinos. Queda demostrado, por tanto, que este tipo de eventos refuerzan la cultura deportiva y el sentimiento de pertenencia y orgullo, elementos imprescindibles en la estrategia de cualquier ciudad.

El alcalde de Quilpué, el socialista Mauricio Viñambres ha declarado a este Diario que está dispuesto a ir a elecciones primarias con vistas a los comicios municipales del 30 de octubre de 2016. Estas afirmaciones las formuló ante la posición del presidente regional de la zona Cordillera de la DC, Eduardo Cerda, quien manifestó el interés de esa colectividad por postular a uno de sus miembros a la jefatura comunal que hoy ocupa Viñambres, militante de una colectividad que, junto a la Falange, integra la Nueva Mayoría.

La Ley 20.640 abre la posibilidad que los partidos o las coaliciones de éstos, al igual que independientes, designen a sus candidatos a Presidente de la República, parlamentarios o alcaldes mediante elecciones primarias. Tomada esa decisión, los resultados son vinculantes, es decir el candidato triunfante en ese proceso debe ser inscrito para la elección definitiva.

En el caso municipal, la elección primaria legal se efectuará el domingo 12 de junio del próximo año en aquellas comunas en que los diversos partidos o coaliciones hayan decidido adoptar el proceso.

Se aprecia que el legislador deja abiertas dos alternativas para la designación de candidatos: la decisión del partido, mecanismo tradicional, o la elección primaria legal. Es posible también que dentro de cada colectividad se efectúen elecciones para la respectiva nominación, pero éstas quedan circunscritas a sus militantes y podrían no tener la condición de vinculantes.

Por otro lado, la primaria legal tiene todas las formalidades, está supervigilada por el Servicio Electoral, Servel, y, lo más importante, está abierta a todos los electores, salvo a aquellos de militancia formal en colectividades que no participan en el proceso, ello de acuerdo a los registros del Servel.

Las primarias son un aporte a la transparencia y a la democratización en la nominación de candidatos a cargos de elección popular, logrando un mayor acercamiento del ciudadano a los postulantes, lo cual no se da en plenitud cuando esa designación es resultado de acuerdos internos, a veces cerrados, de los partidos políticos.

Las primarias legales abren también la oportunidad de debates entre quienes aspiran a ser designados candidatos dentro de una misma coalición o partidos. En el punto específico de las primarias comunales aparece la ocasión de debatir sobre temas urbanos, las materias más cercanas a los ciudadanos, sobre las cuales es necesaria amplia participación y respuesta a numerosas inquietudes locales.

Ayer se cumplieron diez años desde que Irak realizó las primeras elecciones democráticas de su historia. Seis años más tarde se desató la estimulante Primavera Árabe, que derribó a cuatro dictadores. Pero 2013 fue, como escribí en este espacio, el 'annus horribilis' del proceso que ella inició. Y 2014 fue aún peor en buena parte del amplio Oriente Medio.

En Siria, la guerra civil sobrepasó los 200.000 muertos y, aunque las potencias occidentales se decidieron finalmente a intervenir, lo han hecho dejando intocado al más criminal de los contendores, el sanguinario tirano Bashar al-Asad, y de un modo que no ofrece salida alguna al conflicto. En Libia se enfrentan, con el apoyo de numerosas milicias, un Parlamento y un gobierno más bien seculares, resultantes de unas poco concurridas elecciones, y otros paralelos de corte islamista. En Yemen, una milicia chií respaldada por Irán hizo renunciar la semana pasada al presidente provisional y al gabinete. Egipto ha regresado a la dictadura militar, con más disidentes encarcelados que en la época de Mubarak, entre los que no sólo hay islamistas y pocos terroristas.

En Irak, el Estado Islámico, el terrible grupo yihadista suní que se hizo fuerte en la guerra civil siria, ocupó buena parte de la zona habitada por la minoría árabe suní, indignada con el creciente sectarismo del ex primer ministro Nuri al-Maliki, democráticamente electo y perteneciente a la mayoría árabe chií. En Afganistán las elecciones presidenciales resultaron otra vez ensombrecidas por creíbles acusaciones de fraude masivo. Pakistán ha soportado graves atentados de los talibán, incluido uno en una escuela que costó 145 vidas, mientras los militares que los combaten cobran poder frente a las autoridades electas. En Líbano, que se ha mantenido razonablemente estable, el parlamento prorrogó su mandato y postergó las elecciones previstas para el año pasado hasta 2017. Palestina enteró 9 años sin elecciones y Gaza sufrió una nueva guerra entre Israel y Hamas.

En Turquía, que hasta hace poco parecía el luminoso ejemplo de una democracia exitosa en un país de mayoría musulmana, donde un partido islamista gobernaba con sensatez, el ex primer ministro y ahora presidente Recep Tayyip Erdogan da claras muestras de autoritarismo.

¿Está el Oriente Medio musulmán condenado a alternar entre la guerra y la tiranía, ya sea coronada, militar, civil o clerical? Además de algunos progresos recientes en países ya mencionados, la principal esperanza de desmentir esa fatalidad proviene de Túnez, donde en 2014 la democracia avanzó como jamás se había visto en ese mundo.