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"Prefiero morir pobre y desconocido"

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Criado en un familia de seguidores de la poesía, desde pequeño el escritor Juan Cameron (Valparaíso, 1947) se relacionó con el ritmo y la sonoridad de las palabras. "De niño yo escuchaba a mi abuela recitar largos poemas decimonónicos; luego escuché a mi padre repetir mucha poesía. No era un poeta ni un gran intelectual, pero le gustaba leer 'Canto de amor a Stalingrado' porque le gustaba el sonido de Neruda", recuerda.

En su vida pasó de leer grandes volúmenes de poemas de amor a publicar más de 20 libros de crónicas y poesía en diversos países como México, Ecuador, Nueva Zelanda y Chile. Ha acumulado varios reconocimientos en su carrera, y ahora celebra uno nuevo: se trata del II Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador, por su libro "Fragmentos de un cuaderno con vista al mar".

Un premio más

"Me llama la atención el eco que tuvo esto", dice entre risas el autor de "El bolero de los ángeles"; sobre todo porque "me acabo de ganar el año pasado un premio en Ecuador; el Altazor en crónica; un concurso de Valdivia y ahora esto". "Tengo gran actividad, publico mucho y este premio me permitió salir en CNN. Pero aquí el lector medio no tiene idea de literatura, como noticia vale", asegura.

"Me encanta ganar premios -continúa- porque conlleva a publicaciones". Reconoce, eso sí, que los galardones lo hacen sentir "viejo", aunque al mismo tiempo lo percibe como que "ya he adquirido un oficio y que es efectivo. Sé dónde va la mano en los concursos".

-¿Por qué decidió postular a este premio en España?

-Concurso en todo lo que se presente porque al ganar certámenes uno tiene la oportunidad de ganar dinero, publicaciones, viajes, publicidad y prestigio.

-Precisamente este premio implica poder publicar la obra, ¿es muy difícil editar poesía en Chile?

-En Chile no se publica porque la gente no lee y no tiene ni idea de literatura, entonces es casi imposible hacerlo. A mí me editaron el año pasado en crónica ("Café Cinema"), pero poesía en Chile no publican, creo que ahora lo está haciendo la Universidad de Valparaíso.

-Desde esta perspectiva, ¿siente que la poesía chilena en el país no es reconocida?

-La poesía dentro del país no es reconocida. La gente sabe de algunos autores instalados por poderes fácticos, partidos poéticos o grupos universitarios como Zurita. Se instala una estética de clase, por ejemplo, de la Universidad Diego Portales con su editorial. Yo he comprado todos los libros de poesía, pero juro que no voy a publicar con ellos, no tengo la menor intención de mezclarme. Sí me interesa la Universidad de Valparaíso

-Porque es de acá...

-Claro, porque más que chileno yo soy porteño y es una cuestión clara. Pero siguiendo con el tema, la separación que ha habido entre consumidor y productor de la obra de arte, la reducción del consumidor a casi cero, hace que el público en general tenga una visión muy distinta de la realidad artística del país. Se eleva gente que en la misma área no funcionan.

-¿Por qué cree que sucede esto?

-La acumulación de intereses editoriales en distintos sellos ha echado a perder todo esto. Aquí no se lee novela, pero si mañana hago una con temas de moda, por ejemplo, de zombies gays, voy a ser multimillonario. Ninguna de las dos áreas me interesan, pero si me interesara vender, hago eso. Prefiero morir pobre y desconocido. Yo no me vendo a la editorial, me sostengo con mi jubilación.

La Sonoridad

-¿Cuánto ha cambiado su trabajo desde su primer libro hasta ahora?

-Los primeros textos eran más auténticos y los últimos son más inteligentes. Es decir, ahora tengo una serie de conocimientos y de ritmos. En este momento disfruto del patrimonio de la experiencia, la memoria, los hechos y el venir de vuelta de muchas cosas, pero puedo trabajar con la visión a distancia que llega con la edad y trabajar más calmadamente.

-¿Cuánto influye el exilio en su obra?

-Si hubo exilio ni me acuerdo. Siempre digo que agradezco a toda la historia, porque me permitió aprender idiomas y tomarme más de una botella con varios premios Nobel de Literatura y conocer la Torre Eiffel. Si me hubiera quedado en Chile, ni vendiendo la casa lo podría haber hecho. La salida del país me benefició en muchas cosas... bueno, perdí matrimonios y propiedades, pero eso es lo de menos. La gracia siempre es positiva.

-¿Cómo es su proceso de escritura?

-En el proceso de creación literaria hay dos cosas que priman: el ojo y la oreja. Muchas veces la obra nace del sonido que uno debe llenar con palabras; a veces me han nacido de títulos que he visto. El poema nace, o se va haciendo, de acuerdo a la sonoridad de las palabras. El gran problema del arte no es lo que se dice, lo que interesa es la forma que contiene al contenido. Las palabras sólo pueden ser dichas de esa manera o si no fracasa el texto.

-¿Cuál es su principal inspiración a la hora de escribir?

-Los temas son secundarios, esto es igual que en la publicidad. Amor, desamor, revolución, quejas sociales, moral, existencia de Dios o no existencia del infinito... Todos son meros pretextos para construir una producción de arte que se sostenga por sí misma. El problema de la literatura no es moral y no tiene que ver con la belleza, sino con las palabras y las significaciones de la palabra en el habla. No hay temas, todos lo son, a partir de cualquier cosa uno puede escribir algo. Es necesario que el texto tenga una fluidez que permita sostenerse, ya no importa si es rimado o no. La regla se establece con la sonoridad.

-¿Está trabajando en algún proyecto actualmente?

-Sí. Estoy terminando apuradamente este texto que participé en España. También estoy armando un par de libros de crónicas de distintas notas de prensa que escribí durante 20 años en castellano. Escribo siempre.

En este momento disfruto del patrimonio de la experiencia, la memoria, los hechos y el venir de vuelta de muchas cosas, pero puedo trabajar con la visión a distancia que llega con la edad y trabajar más calmadamente"

"Fragmentos de un cuaderno con vista al mar" son tres cuadernillos dividos en nueve textos, que tienen como grandes elementos la infancia, experiencia y lugares, entre otros. En abril el poeta deberá viajar a España a recibir los 40 ejemplares de libro por parte de Ediciones de la Diputación de Salamanca. En la ocasión, también recibirá el cuadro "Don Quijote y Sancho", del pintor Miguel Elías. Además, el premio incluye una invitación a participar en el XVIII encuentro de Poetas Iberoamericanos, en octubre.

Paulina Serra

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