Radiografía a fondo del skatepark de Viña del Mar ad portas de que se cumpla un año de su inauguración
evaluación. Aún hay jóvenes que prefieren patinar en las calles y plazas del centro de la ciudad que en el skatepark. Cuestionan el diseño y la ubicación.
En abril de 2014 se inauguraba, por fin, el primer skatepark de Viña del Mar. La idea, que se generó en 2008, representó una inversión cercana a los 280 millones de pesos y permitió levantar los más de 1.700 metros cuadrados del recinto, proyecto gestionado por el Club de Skate de Viña del Mar en conjunto con la Casa del Deporte.
Próxima a cumplir un año de funcionamiento, la pista recibe a skaters en todos los horarios y de diferentes comunas de la región. Los jóvenes se quedan patinando durante largas horas e, incluso, hasta después de las 2 de la mañana, hora en que cierra el recinto.
Sin embargo, y a pesar de que una de las ideas iniciales de la construcción era evitar que el patinaje se instalara en las calles de la ciudad, hay sectores donde igual se ha seguido practicando: Plaza Parroquia -hasta su cierre por la construcción de los estacionamientos subterráneos-, la Plaza José Francisco Vergara y la esquina sur del Casino son algunos de los lugares donde habitualmente se reúnen los skaters durante todo el día.
La gran cantidad de veraneantes ha hecho que aumenten los reclamos contra los que practican el deporte, principalmente por los golpes provocados con las tablas que usan. En diferentes horarios, es habitual encontrar a más aficionados en esos sectores que en el mismo parque ubicado a un costado de la Laguna Sausalito. "Prefiero andar en la calle, no me gusta encerrarme", comenta Reinaldo Cisternas (17), quien patina hace más de un año al costado del Casino, siempre acompañado por su amigo Matías Ibacache, dos años menor y que practica desde 2012. "Yo no voy (al skatepark), no porque se llena, sino porque está hecho para profesionales y no para principiantes", advierte.
¿APTO PARA TODOS?
"Está diseñado para gente que siempre ha patinado en skatepark. Cuando lo abrieron yo dije 'ah bacán' abrieron el skatepark, pero al final fui un par de veces porque no era lo que esperaba del lugar. Para subirse a algún fierro hay que saltar mínimo 80 centímetros y nosotros no hemos llegado a ese nivel, y eso que llevamos un buen tiempo andando", aclara Matías. A su lado, dos skaters más confirman que el recinto fue construido para quienes tienen un nivel superior y no para los que recién están aprendiendo.
"Para ir al parque tienes que tener un nivel alto. Por ejemplo, la escalera más chica es de casi un metro. Imagínate alguien que recién está aprendiendo, no se va a tirar de una escalera grande altiro, es para un nivel más que principiante", asegura Felipe Barnechea, que se traslada a diario desde Glorias Navales a patinar a esta esquina.
Frente a esto, los cultores del skate son conscientes de que el lugar tiene mucho por mejorar: "El vacío más grande lo saltan sólo los más pro, que llevan como dos años. Hay cosas demasiado altas, el que recién está aprendiendo no puede llegar y meterse. Cuando vine por primera vez, me paré arriba y empecé a sólo dar vueltas… me terminó dando entre miedo y vergüenza", reconoce Francisco Velásquez, de tan sólo 13 años, pero que prefiere este lugar porque "no hay otro".
Voz autorizada es Víctor Fuenzalida, oriundo de Chillán pero con residencia actualmente en Valparaíso, que lleva más de 16 años patinando, quien coincide en que el skatepark tiene un diseño para los que tienen un nivel más avanzado. "A simple vista se ve tan asequible, pero una vez dentro del parque te das cuenta que no es así. No cualquiera puede andar".
Al respecto, Jorge Vivanco, quien estuvo a cargo de la ejecución del recinto y que además patina hace 24 años, señala que "efectivamente está diseñado para un nivel más profesional, pero eso no impide que puedan ingresar quienes recién están aprendiendo. Incluso, es mucho mejor para ellos porque se rodean de los mejores y aprenden más rápido. Si creábamos algo básico, todos se iban a quedar en ese nivel".
Pero no es el único inconveniente que los skaters agregan sobre el recinto: "Es muy chico. Haces un truco en un lado y altiro te topas con el otro. No tienes espacio para pensar lo que vas a seguir haciendo y tu carrera se detiene".
PROS Y CONTRA
Camilo Parra patina hace más de siete años y es de Villa Alemana, ciudad que también cuenta con un skatepark, pero que se construyó con un presupuesto mucho menor al de Viña del Mar, del orden de los $20 millones. Pese a que coincide en que el lugar no está bien diseñado, valora que se haya creado un espacio que la ciudad no tenía. "Las dimensiones son muy chicas, está todo muy comprimido. Este skatepark se suponía que era mucho más grande. Yo cuando vi los planos era muy diferente a esto. Las barandas y los cajones son muy grandes. Hay cosas que nadie ocupa por el mal diseño", afirma Camilo.
Incluso, agrega que el sector donde está ubicado impide que vayan más jóvenes, porque "se encuentra muy escondido, está como a trasmano. Si alguien no es de acá no sabe cómo llegar".
Ante esto, el concejal de Viña del Mar, Jaime Varas, explicó que el skatepark se construyó en ese sector porque "forma parte del parque deportivo de Sausalito, el que está compuesto por este recinto más la misma laguna, el estadio, el polideportivo y, en un futuro, el parque ribereño".
Sin embargo, Gonzalo Donoso, que cubre distintos eventos de deportes extremos en la zona y participó en los diálogos entre el municipio y el Club de Skate de Viña del Mar, asegura que "la primera intención era hacerlo en la Playa del Deporte, en Las Salinas, pero a las autoridades no les pareció que el skate estuviera compartiendo con los que corren y los que andan en bicicleta o con los mismos turistas".
SEGURIDAD
A l días de la inauguración del skatepark, una violenta pelea se registró entre los skaters y quienes realizan piruetas en bicicletas, reconocidos comúnmente como bikers. Uno de ellos, que resultó con un corte en la cabeza, junto a un grupo de ciclistas quiso ingresar al recinto, pese a que está prohibido. Tras el incidente la municipalidad contempló cerrar el parque, pero optaron por contratar guardias de seguridad y aumentar los patrullajes por el sector.
Actualmente, Seguridad Ciudadana de Viña del Mar realiza patrullajes todos los días con la intención de prevenir el consumo de alcohol y de drogas. "Viene un móvil a fiscalizar que no se consuman sustancias ilícitas o en caso de cualquier accidente. Desde la pelea que hubo entre los skaters y los ciclistas, no hemos tenido ningún problema. Los jóvenes son bastante amables y saben que nosotros venimos sólo a prevenir y cuidar su integridad", aclara Elena San Martín, miembro de la institución que se encontraba patrullando el skatepark.
Pese a las prohibiciones, los jóvenes asumen que sí se ingiere alcohol o droga, pero que no es la razón por la que vienen al recinto. "A veces se fuma, después de patinar. Los guardias igual nos advierten. Pero nuestra idea no es bacilar acá, venimos a andar y después nos fumamos algo. Pero, eso sí, quienes lo hacen son súper cuidadosos con los niños que vienen, además no ofrecerles, obvio, tratar de no ser vistos para no dar un mal ejemplo. Aquí todos forman una especie de familia, somos como hermanos y los más grandes debemos portarnos como tales y dar el ejemplo", expone uno de los patinadores que se encontraba en el lugar.
EVALUACIONES
Para los jóvenes que patinan frecuentemente en el skatepark, la creación del espacio les ha permitido alejarse de los problemas. En la calle no se sentían respetados. "A veces nos caíamos y sin querer le pegábamos con la tabla a alguien, ¿tú creí que se preocupaban por nosotros?", son algunas de las frases de quienes suelen venir por más de cinco horas en el día y mínimo dos veces en la semana.
A primera vista, queda en evidencia que aún falta terminar el portón que conectaría las barras perimetrales del skatepark. Además, no existen baños ni un sistema de agua potable, sólo hay una llave que les permite a los jóvenes hidratarse. Otra necesidad que detecta Jorge Vivanco, apunta a la escasa iluminación que hay en el lugar y que impide desempeñarse de mejor manera por las noches.
Consultado sobre los temas que hay que mejorar, el concejal asegura que "faltaría generar un complemento que le agregue valor al sector, como locales comerciales, expendios de bebida o, incluso, una tienda con artículos de skate, con aportes públicos o privados, pero que le den mayor movimiento al lugar".
"Las dimensiones son muy chicas, está todo muy comprimido. Este skatepark se suponía que era mucho más grande"
Camilo Parra
Skater de Villa Alemana
"Para ir al parque tienes que tener un nivel alto. Por ejemplo, la escalera más chica es de casi un metro. Imagínate alguien que recién está aprendiendo"
Felipe Barnechea
Patina a un costado del Casino
"Cuando vine por primera vez, me paré arriba y empecé a sólo dar vueltas... me terminó dando entre miedo y vergüenza"
Francisco Velásquez
13 años y patina desde los 9