Colapso fronterizo, un caso predecible
El colapso del paso fronterizo Los Libertadores - miles de vehículos, taco de 10 kilómetros y hasta 15 horas de espera- era absolutamente predecible. Por un lado está el tradicional interés de nuestros vecinos por visitar Chile en la temporada estival. Ese interés se ha visto estimulado por un relativo mejoramiento del camino internacional y por el desarrollo del parque automotriz en Argentina, tal como ocurre en nuestro país. A ello se ha sumado en los últimos tiempos el interés de los trasandinos por adquirir elementos electrónicos que en amplia variedad se encuentran en Chile a valores razonables debido a la libre importación.
A lo anterior se debe agregar la alta cotización del dólar, con lo cual la moneda norteamericana que esos visitantes traen al país logra mayor poder adquisitivo. Así, el aumento de visitantes era predecible y el colapso del pasado fin de semana una expresión de esa realidad, que se podría repetir ante la próxima iniciación del Festival de la Canción y un partido de Copa Libertadores donde juega Boca Juniors.
Por otro lado, hay que considerar que la ruta en general y el complejo fronterizo, deben absorber el movimiento estacional de vehículos de turistas y el de carga en ambos sentidos. Así, todo ese flujo comparte ruta y puntos de control.
Es cierto que está en marcha una importante inversión para modernizar las instalaciones fronterizas nacionales que comprenden Aduana, Policía y Servicio Agrícola y Ganadero. Es cierto también que hay conciencia del problema, el que ha sido analizado en múltiples reuniones binacionales desde hace décadas. Es cierto, además, que esta situación se da en un escenario de gran complejidad como es el cruce de una de las cordilleras más altas del mundo, con adversas condiciones climáticas, ante todo lo cual, periódicamente se anuncian ambiciosos proyectos que no se concretan.
Lo importante es asumir la realidad considerando que por el momento se trata de una cuestión de gestión donde hay espacios para atacar el problema. Así lo pueden haber comprobado las autoridades regionales que se hicieron presentes en la conflictiva ruta. Son claves las condiciones de trabajo de los funcionarios y de quienes esperan entrar o salir del país, punto que puede ser atacado con más personal, instalaciones provisorias y nuevos horarios. Es fundamental, además, para evitar penosas esperas de familias con niños y ancianos, entregar información oportuna, anticipada, de las condiciones del paso.
En lo general, está en juego en este caso la tan proclamada integración y en particular el turismo, relevante actividad económica local y nacional.