122 años del Banco de Solidaridad Estudiantil
El pasado 7 de marzo cumplió 122 años de existencia el Banco de Solidaridad Estudiantil de Valparaíso, Ex Liga de Estudiantes Pobres, corporación privada de beneficencia sin fines de lucro, que tiene como objetivo la ayuda a estudiantes meritorios y de escasos recursos y que continúa manteniendo y acrecentando los altos ideales patrocinados por su fundador, el pedagogo alemán Carlos Rudolph, rector del Liceo de Hombres de Valparaíso, hoy Eduardo de la Barra.
Conocedor de las carencias de muchas familias impedidas de proporcionar una adecuada educación a sus hijos, Carlos Rudolph funda el 7 de marzo de 1893 la 'Liga de Estudiantes Pobres' junto un grupo de sus profesores y destacados miembros de la comunidad, todos convencidos de que el mejor camino para superar la pobreza, el atraso, la ignorancia y la condición social de las clases desposeídas era la educación.
El Banco de Solidaridad Estudiantil está dirigido por un directorio nombrado por la asamblea de socios, sin depender de ninguna otra institución, organismo o autoridad ajena a él, sin recibir ayuda financiera, aportes fiscales, municipales o de otros organismos, contando con sus propios recursos capitalizados por más de cien años a través de diversas acciones económicas, cuotas sociales, aportes voluntarios de personas que comprenden, valoran y aprecian la labor filantrópica y solidaria que realiza.
Con estos recursos se materializa la ayuda, entregando útiles y calzado escolar, y brindando, asimismo, atención oftalmológica gratuita y entrega de lentes ópticos a estudiantes de las comunas de Valparaíso, Viña del Mar, Concón, Quilpué, Villa Alemana, Limache, Quillota y La Calera. En total, se beneficia a 1.400 alumnos anualmente.
Nuestra perspectiva, después de 122 años de existencia ininterrumpida realizando las labores para la cual fue creada, constituye nuestro rango distintivo de ayudar a combatir la pobreza y la ignorancia. Sin embargo, cabe señalar que se ha planteado renovar y actualizar su acción, estudiando y proyectando iniciar nuevas gestiones que respondan a las necesidades actuales en materia de educación que el país requiere en este siglo XXI. Frente a ello, el ideal de sus fundadores no tendrá por qué cambiar, manteniendo vivo el espíritu solidario, pero sí debemos interpretarlo a la altura de los tiempos que vivimos.