Carabineros y los derechos humanos
"Las detenciones en las marchas han sido un elemento de represión que ha utilizado Carabineros para evitar la reunión libre de personas que luchan por sus derechos". Esta frase, parte de un folleto editado por el Instituto de Derechos Humanos, que incluye imágenes alusivas a la policía uniformada, ha causado variadas reacciones. De hecho, Carabineros como institución ha rechazado el cargo junto a exdirectivos del Cuerpo.
Este rechazo se refiere tanto al contenido como al hecho que el texto está destinado a ser distribuido en los colegios.
Frente a este tema la diputada de Renovación Nacional Marcela Sabat, en declaraciones a este Diario, ha sido tajante no solo condenando la publicación, sino también exigiendo la remoción de la directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Lorena Fries. Puntualiza: "Con plata de todos los chilenos estamos pagando libros que dicen que los carabineros violan los derechos humanos. Creo que ahí (el Gobierno) deberían ser más firmes y partir por la remoción de la autoridad que encabeza el Instituto".
Sin llegar a ese extremo, desde el oficialismo aparecen rechazos del ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, y del subsecretario de esa cartera, Mahmud Aleuy. Más categórico en su condena fue el intendente de Santiago, Claudio Orrego. Expresa que "dos hechos han herido el espíritu de Carabineros de Chile en los últimos días. Primero, el más grave, el cobarde asesinato del cabo Alejandro Gálvez (…). El segundo, una publicación (…) destinada a formar en DD.HH. a escolares, en que superficial e injustamente se generalizan acusaciones al actuar de Carabineros".
Más allá de posiciones partidistas, hay realidades concretas: es inexplicable que con fondos públicos se afecte a una institución cuya misión es velar por el orden y la seguridad pública afrontando ataques que llegan al homicidio. Además, resulta también insólito que se condene a Carabineros en circunstancias que tiene alta valoración en la ciudadanía, como reiteradamente lo indican diversas encuestas.
Ante graves violaciones del pasado a los derechos humanos, no se pueden mantener consignas condenatorias dirigidas a las nuevas generaciones. Denostar a Carabineros deslegitima la tarea que desarrolla en múltiples frentes y, a la vez, transmite un mensaje subliminal que podría validar los ataques contra sus efectivos que, téngase presente, también son sujetos de derechos humanos.
De esta polémica hay que sacar lecciones para hacer que la tarea de vigilancia y promoción de los derechos humanos se realice con respeto, sin dogmatismos y evitando generalizaciones como las contenidas en la desacertada publicación que la origina.