zona afectada
La Cruz-El Vergel : 484 hectáreas
La Cruz-El Litre : 31 hectáreas
Ramaditas-Rocuant : 384 hectáreas
Mariposa : 50 hectáreas
Merced : 27 hectáreas
Las Cañas: 45 hectáreas
Total: 1.020 hectáreas
La Cruz-El Vergel : 484 hectáreas
La Cruz-El Litre : 31 hectáreas
Ramaditas-Rocuant : 384 hectáreas
Mariposa : 50 hectáreas
Merced : 27 hectáreas
Las Cañas: 45 hectáreas
Total: 1.020 hectáreas
Una columna escrita por Agustín Squella en la que se refiere al que califica como progresivo deterioro que se está registrando en Viña del Mar, ha provocado la reacción de diversos personeros de la ciudad y de la propia administración comunal.
En su habitual columna publicada en El Mercurio de Santiago, el profesor Squella, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales y uno de los líderes de opinión de nuestra región, hace un descarnado análisis de la situación actual de Viña del Mar, afirmando que 'no nos engañemos: no tenemos una ciudad bella, y bastaría con que volviéramos a tener una ciudad más amable', resaltando que lo de bella solo se va quedando en una frase publicitaria.
Son muchas las críticas de este profesor de Filosofía del Derecho, y forjador de la institucionalidad cultural de nuestro país, que apuntan a los conflictos que diariamente deben vivir y sufrir tanto sus residentes como visitantes, los que no solo son responsabilidad del municipio sino de las distintas reparticiones gubernamentales y en definitiva de sus propios habitantes que, según el articulista, tienen la primera responsabilidad, ya que través de sus comportamientos habituales contribuyen al estado de la ciudad.
Ahora bien, ya se trate de culpas compartidas de los habitantes, de las autoridades edilicias, de los personeros de gobierno o de los empresarios privados, lo importante es ir asumiendo los respectivos deberes, pues conocidos los males, es más fácil adoptar las medidas que corresponda para recuperar, al menos en parte, aquellas bondades que han hecho de esta ciudad una de las consideradas como de mejor calidad de vida del país.
Los puntos resaltados por Squella, que han concitado la reacción de concejales, parlamentarios y voceros del propio municipio, deben ser adecuadamente asumidos y ser, quizás, la base para aunar criterios sobre cuál es el Viña del Mar que se quiere para las próximas décadas. Importante es tomar estas observaciones como una oportunidad para crecer y no como un ataque que solo busca afectar a una comunidad.
La Ciudad Jardín está en un momento clave de su desarrollo y este debe ser el inicio de un trabajo -a mediano plazo- de todos los sectores para lograr definir y reorientar sus políticas comunales de manera de lograr esa comuna que tanto se anhela y extraña.