Las angustias por el agua
No resulta lógico depender de si este año será lluvioso o no para solucionar, en parte, el grave problema del abastecimiento de agua, tanto para el consumo humano, que es primordial, como para el regadío. Pero esa es la realidad de nuestra zona y de sus centros urbanos con mayor concentración de población, como son Valparaíso y Viña del Mar. Un completo reportaje de nuestro Diario revela esta dura realidad, que nuestra zona debe enfrentar ante la carencia de obras mayores de embalses, tras cinco años de sequía que han afectado a la producción agrícola, y que amenaza con gravedad la capacidad de abastecimiento de la población. Es efectivo que hay una real preocupación en el tema y que los problemas no son de responsabilidad total de las últimas administraciones o de las empresas del rubro, puesto que, justo es reconocerlo, se viene arrastrando por décadas.
Siempre ha existido el convencimiento de que es necesario realizar grandes obras para el abastecimiento del vital elemento, y almacenar lo más posible, las aguas de su principal curso, que es el río Aconcagua, donde poco más de la mitad de su caudal va a perderse en el mar por falta de obras de infraestructura.
En tiempos pretéritos se pensó que el embalse de la Puntilla del Viento sería la gran solución para asegurar las aguas de este río, tanto para el riego como para el consumo de las personas, pero por diversas circunstancias -costos e incluso de geopolítica-, sus obras se fueron postergando una y otra vez, hasta que este año, se le extendió el certificado de defunción definitivo, luego de que las autoridades de gobierno anunciaran que optaron por el denominado Plan Aconcagua, que incluye tres proyectos, los nuevos embalses Pocuro Alto, Catemu y la ampliación de Los Aromos, que podrían estar en servicio entre los años 2020 y 2021. A ellos se suma Chacrillas, que pronto estará en operaciones, y una red de embalses menores para el regadío, en Petorca. ¿Y si no llueve lo suficiente? Tanto académicos, como autoridades del rubro creen que seráa posible controlar la situación, con diversas medidas. Es de esperar que, si la naturaleza no nos ayuda, los planes de emergencia sí funcionen y no se tenga que llegar al temido racionamiento de agua, sobre todo para el consumo humano.