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Comportamiento animal

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Hace no mucho apareció en los espacios que la prensa suele dedicar a la ciencia en desmedro del fútbol o de la economía y las finanzas, la noticia de que unos científicos ligados al Museo de Historia Natural de París (el mismo que en diferentes ocasiones del primer tercio del siglo XIX, dirigió Georges Cuvier, el fundador de la paleontología y de la anatomía comparada) descubrieron que el 90% de un grupo de 122 chimpancés estudiados en Uganda tiene la capacidad de aprender a cruzar calles en forma segura, pues, antes de atravesar una avenida por donde saben que habrá tránsito, por instinto dice la nota (entonces no sería por "aprendizaje") los animales miran a su izquierda y a su derecha antes de avanzar; además lo hacen en grupos, cuyos miembros apuran el tranco mientras cruzan, sus machos dominantes socorren a los pequeños y uno de cada cinco monos del grupo voltea cada cierto tiempo para verificar si los restantes miembros avanzan de manera segura.

La nota explica que, para llegar a estos resultados, los investigadores se instalaron durante más de dos años en un parque ugandés donde existen caminos asfaltados (y chimpancés, por supuesto) que al día son cruzados por unos 89 vehículos. No explica cuánto dinero fue necesario invertir ni quién financió el proyecto; tampoco el número de científicos participantes.

No pude evitar reflexionar que un estudio tal vez más instructivo fuere el del comportamiento de los perros de Viña del Mar. Cualquiera que conduzca automóviles por sus calles habrá observado la frecuencia con que tales animales se detienen ante un semáforo en rojo y esperan sentados hasta que mude a verde, para solo entonces atravesar la calle por el correspondiente "paso de cebra" hacia la zona opuesta (o sea, hacen lo que muchos humanos omiten insistentemente).

La observación podría cubrir no 122 perros, sino probablemente varios cientos y no exigiría más dos años, sino solo algunos meses, así que su costo sería sensiblemente inferior, en tiempo, dinero y personal al que habrá tenido el paseo por Uganda. Lo más probable es que se llegue a comprobar que los perros de Viña hacen aquello por imitación de lo que, después de todo, hacen muchos humanos. Está por verse si en los grupos algunos animales cuidan de los demás y si voltean para observar a sus compañeros.

¿No habrá algún científico de la zona que se anime a emprender esta investigación? Tal vez sea apoyada por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica.

Alejandro Guzmán

Escenario para un futuro megapuerto

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Impactantes son las inversiones en obras marítimas y portuarias que están en marcha en la costa americana del Pacífico, de norte a sur. La más importante es la construcción de un canal bioceánico en Nicaragua, con una inversión de 40 mil millones de dólares, obra financiada con capitales chinos. Ese paso competirá, de aquí a seis años, con el cercano Canal de Panamá, que ya moderniza su capacidad con un gasto de 5.300 millones de dólares.

El paso nicaragüense tendrá capacidad para acoger naves de hasta 400 metros de longitud, en tanto que el panameño podrá atender el cruce de barcos de hasta 366. A estas inversiones colosales se suman ampliaciones en puertos importantes como Guayaquil y Callao. En ese contexto se justifica plenamente el interés por ampliar los puertos chilenos, buscando atender el comercio exterior nacional y de otros países del continente. En todo caso, la importancia de los terminales nacionales es fundamental si se considera que más del 90% de nuestro comercio exterior se realiza por la vía marítima.

Así, la construcción de un megapuerto en la zona central del país es lógica en el ambiente de competencia internacional y de la creciente importancia económica, social, cultural y humana de la Cuenca del Pacífico. Se afirma que la obra sería acometida en San Antonio y, al respecto, el alcalde de esa comuna, Omar Vera, espera un anuncio presidencial el próximo 21 de mayo. Esa ciudad expone como factor favorable un nuevo plan regulador y una buena conectividad carretera con la capital junto a enlaces ferroviarios en expansión.

En Valparaíso, en tanto, está en marcha, en medio de objeciones de algunos sectores, el Terminal 2, que significaría una trascendental ampliación del frente marítimo local permitiendo la atención de naves del tipo post panamax. Hay, además, propuestas para ampliar el puerto hacia el sector Yolanda con un acceso por la quebrada de Cabritería, que permitiría una expedita conexión con la Ruta 68. Ventaja objetiva de Valparaíso son las aguas abrigadas que genera el molo.

Lo cierto, según lo declarado por el ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Andrés Gómez-Lobo, es que las empresas portuarias estatales de Valparaíso y San Antonio realizan los estudios del caso para ser presentados a los niveles del Ejecutivo que tomarán una decisión definitiva.

En materia portuaria es lógica la complementación de ambos puertos en un contexto de las oportunidades que presenta la Cuenca del Pacífico y ante las cuales Valparaíso no puede quedar al margen.