Un país parecido a Chile
Jorge Martínez
Derecho Romano
Supongamos que usted se va a vivir a otro país, más o menos parecido al nuestro. Y cuando empieza a conocerlo bien se da cuenta de que la inmensa mayoría de su población se siente feliz (medido una y otra vez por distintas fuentes). Es más, casi todos tienen trabajo y consideran mayoritariamente que tienen buenos empleos. Analizando el modelo de desarrollo y crecimiento de "ese país" se comprueba oficialmente que ha logrado disminuir la pobreza y extrema pobreza, y en muy pocos años; incluso "el modelo" ha sido copiado por algunos países vecinos con singular éxito; y quienes no lo han hecho, andan "ahí nomás". En "ese país" se logró que los más pobres pudieran estudiar en la educación superior, es verdad que con un sistema con muchas deficiencias, pero por primera vez en su historia los jóvenes tienen la posibilidad real de ser profesionales sin importar su origen socioeconómico. Tanto es así, que un think tank local, llamado "Pensemos" o algo así, hizo una encuesta en la que dentro de muchas respuestas sorprendentes, apareció una digna de mármol. A la pregunta ¿cree Ud. que ha podido alcanzar un nivel de vida mejor que el que tuvieron sus padres?, la respuesta afirmativa es de un notable 71% (¡qué envidia ese porcentaje de aprobación para los políticos!) Afírmese porque ahora viene la mejor parte, a la pregunta ¿cree usted que sus hijos tendrán un nivel de vida mejor al suyo?, la respuesta positiva es de un ¡76%! Nada que decir. Tremendo país.
Ahora, como usted es bien chileno para sus cosas, lo va a mirar con lupa, porque no todo lo que brilla es oro; y, efectivamente, van a aparecer las "yayitas" de ese país. Primero, los políticos están desprestigiados y una parte de ellos ha metido las manos, y algunos incluso el codo. Segundo, todavía las brechas de ingresos son importantes. Tercero, el centralismo es asfixiante y fuera de la capital no se tienen las mismas oportunidades. Cuarto, la educación y la salud pública funcionan pésimo. Quinto, la seguridad pública es deficiente, etc. Como puede ver, "ese país" no es perfecto. Tiene tremendos desafíos por superar, pero parece que va por el camino correcto.
Luego, en "ese país" se elige un nuevo gobierno con amplia mayoría (que al cabo de un año se convirtió en minoría, circunstancial por cierto) y se propone "corregir todas las injusticias de la vida y de la historia". Usted supondrá que van a superar las debilidades en relación con la probidad, disminución de brechas de ingresos, descentralización, fortalecimiento de la educación y salud pública y aseguramiento de la seguridad ciudadana. Parece demasiado obvio corregir lo deficiente y potenciar lo bueno. Pero no es tan así, y aunque usted no lo crea, pretenden cambiar "todo". Así de genérico.
Es probable que quede perplejo y no entienda nada. Pero no se preocupe demasiado, pues sus habitantes, si bien se han demorado en darse cuenta de la chichita con que se están curando, tontos no son. No van a sacrificar gratuitamente su calidad de vida, su felicidad, su trabajo y las posibilidades de mejor vida para sus hijos. Es como ese viejo chiste cubano en que el compañero campesino jura que a Fidel le dará su hacienda (que no tiene), pero sus gallinas "nica", pues esas sí que son suyas. Hoy la ciudadanía a todo pulmón grita que no está de acuerdo con las reformas y tampoco con el gobierno. El gabinete está pronto a cambiar. Esperemos que no insistan en gustitos ideológicos que arriesgan perder lo que tanto ha costado. Finalmente, estimado, cuando vuelva a Chile, preocúpese de que no pasen estas cosas raras, pues con la calidad de vida de las personas no se juega ni se hacen experimentos.