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El estado de la Nación: motivos para sonreír

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Cómo no detenerse a recordar que se eliminó el sistema binominal, que tanto daño le hizo al país, y también celebrar que nuestros connacionales que viven en el extranjero podrán votar. Asimismo, el reconocimiento de derechos a los homosexuales, a través del AUC.

No fue un gran discurso, no hubo las grandes promesas que año a año vamos escuchando, más bien fue una presentación de lo logrado en el período 2014-2015, donde claramente lo no conseguido se omitió. Pese a ello, se agradece que se vuelva al objetivo inicial de este discurso de hacer un balance de lo sucedido. Mal que mal, eso es lo que se busca con estCuenta Pública y ya nos estábamos acostumbrando a que nos llenaran de promesas que se iban repitiendo sin mayor cuento.

Ante ello, quiero destacar tres promesas cumplidas que, mirando hacia atrás, me parecen de las más relevantes de esta Cuenta. Cómo no detenerse a recordar que se eliminó el sistema binominal, que tanto daño le hizo al país, y también celebrar que hoy nuestros connacionales que viven en el extranjero podrán votar para las elecciones presidenciales. También se reconocieron derechos -a través del Acuerdo de Unión Civil- a los homosexuales. Estos hechos nos acercan a países del Primer Mundo, pese a que aún nos falta contar con una Constitución democrática, que si bien fue tratada por la Presidenta en su discurso, todavía no da luces sobre temas tan relevantes como el cómo, el cuándo y el con quién se implementará. Por lo menos, el tema está instalado y la Constitución dictatorial pareciera tener su tiempo contado.

Dentro de los compromisos, me parece oportuno destacar en salud la eliminación del 5% del pago de cotizaciones de salud para los jubilados. Es un hecho que con el nivel de pensiones que hoy tienen nuestros adultos mayores, que además deban pagar por su seguridad social resulta casi morboso.

En Educación, que el 2016 se comience con la gratuidad en la educación superior es una gran noticia. Aunque se empiece con el 60% más vulnerable de las universidades del Cruch, es un comienzo. Asimismo, en esta gratuidad estarán considerados también los Centros de Formación Técnica y eso es de mucha relevancia, no sólo para quienes estudian en ellos, sino para las familias que desembolsan recursos para la educación superior de sus hijos. Gran noticia, gran comienzo de la reforma educacional.

Destaco también la propuesta de creación del Ministerio de Pueblos Indígenas y la Subsecretaría de Discapacidad. No puede ser que en una sociedad que se siente el "Jaguar de Latinoamérica", no haya una real inclusión y se siga discriminando por raza, clase o condición física o de habilidades diferentes. Es de esperar que estos nuevos ministerio y subsecretaría apunten a eliminar estas barreras.

Es un gran anuncio también contratar a los funcionarios a honorarios del sector público, permitiéndoles, de esta forma, acceder a la seguridad social tan relevante para los trabajadores. Me hubiese gustado que en vez de trasladarlos a personal a contrata, fueran directamente empleados bajo las normas del Código del Trabajo. El estatuto administrativo que rige al sector público no da garantías de buen desempeño.

Faltaron temas, claro que sí, siempre faltan. Dentro de ellos, por ejemplo, ponerles fecha a los proyectos. No es la primera ni la última vez que se hacen anuncios que quedan en eso, en buenas intenciones; es necesario acotar los plazos y fechas, y no dejarlos a la deriva, para que el próximo año nos vuelvan a prometer lo mismo. Pese a ello, pese a todo, considero que ha sido un discurso que cumplió con su objetivo.

Una oportunidad desaprovechada

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En síntesis, este 21 de mayo fue una oportunidad que no se aprovechó para introducir las necesarias certezas que nuestra situación social, política y económica exige. Esto es complicado, pues sugiere que las transformaciones continúan sin rumbo claro.

La Presidenta Michelle Bachelet presentó ayer un Mensaje del 21 de Mayo de características particulares. Si bien este año no existió la antesala de especulaciones que se da habitualmente por otras circunstancias que capturaron la atención, ello no quita la relevancia de la ocasión, generada por la intensidad del momento político que se vive por estos días en nuestro país.

La Cuenta Pública comenzó con una introducción relativa a la naturaleza que la Presidenta percibe del momento político institucional. La máxima autoridad de la República señaló que nos encontramos en una situación de coyuntura histórica e hizo una fuerte defensa del sentido de necesidad y urgencia de las reformas estructurales a las que su Gobierno se ha abocado.

Insistió, asimismo. en el carácter intransable de éstas y, si bien aludió al diálogo con la oposición y demás sectores ciudadanos, planteó que el objetivo de este debía ser convencer sobre el sentido de las reformas, no modificarlas.

Este estilo se vuelve complejo cuando el cuerpo central del mensaje consistió, en esencia, en una extensa y detallada relación de eventos y programas particulares que abarcó desde la esterilización de los perros vagos hasta el atraso en la construcción de hospitales.

Una aproximación así podría ser interesante, pues recupera el antiguo sentido de rendición de cuentas del Mensaje Presidencial, pero hoy parece un poco menos que apropiado dado el momento complejo que vivimos. El fuerte cuestionamiento al mundo político y empresarial que existe hoy en relación a temas de probidad, y que incluso afecta a la propia familia presidencial, exigía una mayor claridad de la Mandataria en relación al manejo de estas situaciones. Llevamos ya más de dos meses desde la convocatoria de la Comisión Engel y aún no hay decisiones concretas en relación a la aplicación de medidas específicas. También, diversos aspectos relativos a las reformas estructurales están cuestionados en su viabilidad, prudencia, financiamiento o, derechamente, su oportunidad. El Mensaje no aclaró estos aspectos y solo expresó optimismo en relación a su desarrollo, actitud que no coincide con la manifestada por la opinión pública en todas las encuestas.

Una mención particular merece la ambigüedad respecto del tema constitucional, que permanece y se prolonga, más allá de que Bachelet haya reiterado el plazo de septiembre para el inicio de una serie de diálogos sociales también indefinidos.

En síntesis, este 21 de Mayo fue una opción que no se aprovechó para introducir las necesarias certezas que nuestra situación social, política y económica exige. Esto es complicado, pues sugiere que las transformaciones aceleradas continuarán sin tener claro el rumbo dónde nos dirigimos, y más parecen primar las ganas de cambiar Chile que la necesaria claridad de cómo hacerlo.

En un país en que el proyecto del Gobierno ya no cuenta con un apoyo mayoritario de la población y que en todos los planos, desde el ánimo social hasta las encuestas, nos encontramos con crispación y rechazo, queda la duda de si no hubiera sido más prudente llamar a una pausa en los procesos que se desarrollan contra viento y marea.

Un legado relevante de la Presidenta Bachelet habría sido llamar a la reflexión y a la reconciliación para resolver el problema de los cimientos de nuestra sociedad antes que insistir, porfiadamente, en construir un edificio sin bases sólidas y seguir profundizando las desconfianzas que están imponiendo unos pocos sobre muchos.