21 de mayo de 2015: el principio del fin
Economista
@amaureirab
Primero que nada, me reconozco de oposición y creo que la calidad de las "reformas" dejan mucho que desear. No obstante, el discurso presidencial me gustó. Se reconoció la relación entre crecimiento económico, equidad y superación de la pobreza. Por ende, vuelve a ser proridad el crecimiento. Esto quiere decir que futuras reformas deberán considerar el impacto en la economía. Una señal importante para eliminar incertidumbre y reencantar a la alicaída inversión. Si bien la Cuenta Pública se ha convertido en un discurso de lo que vendrá, estas promesas, en general, han sido mesuradas en relación con años anteriores. Es decir, sobre las expectativas de cambios estructurales en gasto fiscal o cuánto gastará el Gobierno. Nótese que la "clave" es "menor a lo esperado", ya que el gasto fiscal no alcanza a ser cubierto con los ingresos fiscales y no se detendrá en iniciativas como la gratuidad para la educación fiscal sin garantizar calidad y la eutanasia progresiva del sistema de educación subvencionado, como en e l aumento de la cobertura en salud y pensiones.
Mi conclusión es que el Gobierno comenzó su final: seleccionó las áreas de interés -Educación y Salud-, dejó entrever que el fin último de una nueva Constitución es borrar el nombre de Pinochet, que la Reforma Laboral serán sólo cambios sindicales y que de regiones, nada sabe.
Me disculpará usted, paciente lector, pero en relación con la regionalización me es imposible obviar la desconexión entre una "nueva" Constitución, la elección democrática de intendentes y la supuesta representatividad que costó terminar con el binominal. Tengo claro que mientras las papeletas sean escritas desde Santiago, da igual que nos digan que todos los congresistas son de "regiones", siendo este eufemismo la demostración que estamos frente a un problema cultural.
Si el crecimiento económico y los bienes sociales son la prioridad y los ingresos no alcanzan para cubrir sus costos, entonces el Gobierno seguirá endeudándose. 610 mil millones de pesos se pagó el 2014 en servicio de duda, la "cuota"; para una deuda que ha crecido más de un 25% desde los inicios de esta administración y que seguirá aumentando.
Tengo claro que la principal crítica a este Gobierno, en las próximas elecciones, será el endeudamiento, tema que sólo será "neutralizado" si debatimos nuestra estructura productiva, donde la autonomía para alcanzar el potencial de crecimiento de cada región es fundamental. No obstante, existe una incomprensión y desinterés evidente. El discurso señaló el principio del fin de este Gobierno, en un lenguaje directo, no confrontacional, idílico, como todo discurso político y menos irresponsable de lo que esperaba.
Si el crecimiento económico y los bienes sociales son la prioridad y los ingresos no alcanzan, el Gobierno seguirá endeudándose.