"Debe terminar la criminalización de las autoridades a la movilización social"
Tras una semana de marchas con trágicos resultados, la diputada y exdirigenta estudiantil, Karol Cariola (PC), considera que la solución pasa por reformular la lógica con que funcionan las fuerzas del orden, señalando que la represión solo engendra más violencia. "Es ponerle más leña al fuego", advierte.
- Carabineros anunció que castigará a los funcionarios que agredieron a Paulina Estay. ¿Qué le parece?
-Cuando un efectivo policial, un funcionario de Carabineros sobrepasa su mandato para realizar acciones desmedidas, claramente hay que tomar medidas y creo que es bueno que en el caso de Paulina Estay se hayan tomado esas medidas. Pero hay que hacer un análisis de fondo y tiene que ver con un actuar permanente de Carabineros. No creo que en estos casos haya una excepción frente a una situación particular. Me tocó participar muchas veces de movilizaciones estudiantiles y vi en muchas oportunidades excesos vinculados al rol de Carabineros relacionados con la seguridad pública y Fuerzas Especiales. Esto es algo que nosotros en su minuto denunciamos y demandamos como dirigentes estudiantiles. Y si bien no es toda la policía, es algo que hay que considerar y que tienen que ver con el rol que deben jugar las fuerzas policiales y especialmente las fuerzas de seguridad pública como es Carabineros de Chile y que es resguardar a los manifestantes y no reprimirlos.
-¿Cómo influye ese rol?
-Se produce un círculo vicioso de violencia. Lamentablemente hay sectores en las movilizaciones que se infiltran para generar focos de violencia. Y de la misma manera que cuestiono la violencia que viene de las fuerzas policiales, también es muy cuestionable la violencia que pueda venir de parte de la sociedad civil. En eso siempre fuimos muy categóricos. A los que hay que resguardar es a quienes se manifiestan de manera pacífica y no a los que llegan a entorpecer el desarrollo normal de una manifestación.
-¿Qué falta?, ¿qué hacer?
-Aquí falta una discusión que tiene que ver con el rol de la seguridad pública, con dejar de criminalizar la movilización social. Cada vez que hay una manifestación en su entorno está lleno de carros policiales, especialmente de carros lanzagua y la movilización más que custodiada, es atemorizada por policías a caballo, en motos, etc. También tiene que ver con la convivencia que se genera entre los manifestantes civiles y Carabineros a cargo del resguardo de los manifestantes y del espacio público.
-¿Considera que en estas últimas manifestaciones la violencia se acentuó aún más?
-Los hechos hablan por sí solos. Efectivamente en estas últimas manifestaciones han habido situaciones muy complejas. No sé si hay una decisión política detrás de esto, de agudizar la represión policial. No lo sé, no me consta. Pero sí puedo decir que esto es algo que viene desarrollándose de antes. Fui dirigente estudiantil y me consta que manifestándonos pacíficamente nos llegaba el chorro del guanaco. No creo que tenga que ver con un gobierno u otro, sino que es la forma de entender la seguridad pública y entender el rol de las policías en las manifestaciones sociales que hay que cambiar y discutir. Y creo que este es el momento de poder hacerlo.
PROVOCACIÓN
-¿Tras la muerte de Diego y Exequiel Carabineros no debió prever un aumento de la emocionalidad estudiantil e implementar un plan de contingencia especial?
-La policía debe evaluar estratégicamente el rol que juega en las movilizaciones y yo estoy convencida de que la represión no es la manera de contribuir al orden público. Por el contrario, lo que queda demostrado es que es una provocación, incluso para aquellos manifestantes que van con la intención de generar violencia y que son una minoría. Y a esa minoría hay que aislarla y no hacerla parecer la mayoría. Y ahí es donde hay un problema de cómo abordar estos procedimientos. Y claramente cuando hay situaciones que son más tensas que otras, no creo que la solución sea meterle más leña al fuego. Aquí hay una criminalización de las autoridades a la movilización social y eso no lo podemos permitir.
-¿En qué sentido?
-Estoy convencida de que el asesinato de Diego y Exequiel no solo responde a la actitud propia de un civil enajenado o enloquecido por la droga. Aquí también hay una situación que tiene que ver con la odiosidad que se ha ido engendrando en la ciudadanía producto de esta criminalización. O sea, cuando en la televisión o en algunos medios de comunicación solo aparece de las manifestaciones los encapuchados, la violencia, las piedras ¿cuál es la sensación que se está dando en la ciudadanía? Que aquí hay gente que solo se está movilizando con el afán de generar un daño y violencia. Y eso no es así: la gran mayoría lo hace por el derecho que tienen de hacerlo y segundo por tener en mente una causa por la cual están luchando para hacer más justicia y conseguir más derechos. Y esta criminalización a su vez genera odiosidad y reacciones desmedidas como la que vimos el día en que murieron Diego y Exequiel y quienes ni siquiera estaban involucrados en el hecho particular que incentivó la reacción y que era el tema de los rayados. Esas situaciones no las podemos volver a vivir, no puede haber otra vez un joven que se debate entre la vida y la muerte porque a un carabinero se le ocurrió lanzarle un chorro de agua. Y en la Usach hay otra situación: un joven que estaba comiendo en el pasto fue impactado por una bomba lacrimógena que le disparó un policía a diez metros de él y que estuvo a punto de hacerle perder el ojo, y que ahora está con una fractura craneal. Esas cosas no pueden volver a ocurrir.
UNA NUEVA LÓGICA
-¿Hubiera esperado otra forma de actuar de la policía en este gobierno?
-Esto no tiene que ver con los gobiernos. Hemos pasado por varios gobiernos en democracia y la verdad es que el comportamiento no ha sido muy distinto. Esto tiene que ver con la lógica de cómo entendemos el rol de las policías y esa es la discusión de fondo que tenemos que dar como sociedad. Tenemos una policía que está muy marcada por una época en nuestro país en que la lógica era la represión, en que el Estado era represivo en dictadura, pero hay lógicas que tienen que cambiar y en eso las instituciones se deben adaptar a los momentos democráticos y Chile es un país democrático donde hay libertad para expresarse y no pueden ser las instituciones las que pongan cortapisas a esta libertad.
-A la luz de los últimos hechos, diría que refrendan lo expuesto en los textos escolares de que en Chile se reprime en la marchas y que generó tantas críticas a Lorena Fries, la presidenta del Instituto de DD.HH.
-Siempre defendimos que lo que decía Lorena Fríes no era en contra de la Institución de Carabineros sino que en una acción que hoy día ocurre, pero que no es del todo controlada. No creo que sea una política de la Institución y que se Carabineros el que quiera generar los daños que se produjeron en el caso de estos tres jóvenes que hoy están perjudicados por una acción violenta, sino que son funcionarios en particular que no entienden bien el rol que deben jugar. Y ahí es importante denunciar este tipo de acciones y Lorena Fries lo hizo. Por lo tanto quienes quieren tapar el sol con un dedo cuestionando incluso las declaraciones de Lorena en los textos escolares, hoy día queda más que claro que si bien no es una práctica cotidiana, no debiera ocurrir en ninguna circunstancia.
-La Confech le pidió la renuncia al ministro del Interior Jorge Burgos. ¿Qué opina?
-Siempre en este tipo de cosas hay responsabilidades políticas y sin dudas los actores sociales, en especial los que se ven más afectados, tienen derecho a hacer los planeamientos que consideren necesarios. Sin embargo, insisto, esto no corresponde a un gobierno ni a una autoridad en particular. Es una práctica que lamentablemente se ha ido naturalizando y que nos tiene que llevar como país a tomar determinaciones respecto al actuar de nuestras fuerzas policiales que deben resguardar a la ciudadanía y no agredirla.
-¿Sigue reivindicando las movilizaciones?
-Son una herramienta para conseguir los objetivos y en Chile hay muchas cosas pendientes y van a seguir muchas organizaciones movilizándose. Esto no parará.
"El asesinato de Diego y Exequiel no solo responde a la actitud de un civil enajenado, también a la odiosidad que se ha ido engendrando en la ciudadanía producto de esta criminalización a las movilizaciones"
"Estas situaciones no las podemos volver a vivir; no puede haber otra vez un joven que se debata entre la vida y la muerte porque a un carabinero se le ocurrió lanzarle un chorro de agua"