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150 años | 28 de mayo de 1865

Tripulación sublevada de la barca "Chañarcillo"

Se encuentra en la cárcel de Valparaíso parte de la tripulación sublevada de la barca británica "Chañarcillo", que entró de Liverpool con su tripulación amotinada. Nos dicen que son 8 los marineros sublevados, teniendo por cabecilla al primer piloto. El capitán parece que no traía arma ninguna para hacerse respetar.

100 años | 28 de mayo de 1915

La entrada de Italia a la guerra europea

Se ha pensado que la entrada del reino de Italia a la guerra europea abre una nueva faz en los efectos en nuestro país por el gran conflicto, que ha repercutido gravemente en nuestra vida económica y, especialmente, en el comercio de importaciones, pues muchos envíos, especialmente de salitre, se hacían por Italia.

50 años | 28 de mayo de 1965

Valparaíso contará

Desde el próximo mes Valparaíso contará con un sismógrafo, el cual funcionará en el Instituto Hidrográfico de la Armada, situado en Playa Ancha. El instrumento es del tipo llamado "Acelógrafo", y registra sismos desde cierta escala de intensidad. Fue proporcionado por el Instituto Sismológico de la Universidad de Chile.

con un sismógrafo

Lecciones no aprendidas

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Más de trece meses han pasado desde que el mayor incendio en una zona urbana afectara a nuestro país. El 12 de abril de 2014, en el sector de La Pólvora, en Valparaíso, comenzaron las llamas que, con el correr de las horas, terminaron con un saldo 2.900 viviendas destruidas, 12.500 damnificados, 15 víctimas fatales y más de 500 heridos. Los cerros Mariposas, Monjas, La Cruz, El Litre, Las Cañas, Merced, La Virgen, Santa Elena, Ramaditas y Rocuant ardieron en unas de las jornadas más devastadoras que ha vivido la Región de Valparaíso.

Uno pensaría que luego de catástrofes como estas, que por lo demás son netamente responsabilidad humana, medidas concretas y rápidas serían tomadas. Lamentablemente, esto no ha sido así.

En el marco del Programa de Control de Microbasurales, realizado por la Conaf en la Región de Valparaíso, se detectó la existencia de basurales al interior de propiedades particulares, ubicados todos en la zona afectada por el incendio, los cuales no cuentan con ninguna medida de seguridad o plan de fiscalización, y que incluso, en algunos casos, cobrarían por recibir desechos para almacenarlos de manera "artesanal". En un país donde las catástrofes naturales marcan la realidad nacional y social, no puede haber espacio alguno donde se permita que ocurran (o se repitan) tragedias derivadas de la negligencia, descuido o, derechamente, irresponsabilidad humana.

Hechos lamentables como el que ocurrió en Valparaíso entregan lecciones que las autoridades están obligadas a aprender. En este caso, el aprendizaje más importante es que la reconstrucción no solo se hace entregando a la gente las viviendas que perdieron, sino que construyendo una comunidad más segura y preparada que la que enfrentó el problema anterior. Está en la autoridad comprender que la solución no siempre está en lo tangible y que el cliché "la caña es más importante que el pez" tiene un punto sumamente válido; en este caso puntual, la educación y la prevención son lo más importante.

Espero que las autoridades tomen acción directa y concreta sobre hechos que en más de una oportunidad han derivado en catástrofes incontrolables. En política suele suceder que los "temas son temas" mientras suceden o mientras estén las cámaras encendidas, pero el real desafío es trabajar por causas incluso cuando estas no están en el noticiero central.

Es momento de dejar de ver a Valparaíso como una ciudad pintoresca o como foco de turismo, y pasar a entender a la ciudad como un polo de desarrollo social y familiar. La reconstrucción debe ser un trabajo íntegro, iniciado desde las bases más profundas de la comunidad. Se debe trabajar de manera fiscalizadora, educadora y preventiva, dejando atrás el asistencialismo en época de crisis. Mi llamado, en ese sentido, es a trabajar por el bien futuro de la ciudad y no más por la exposición inmediata.

Lily Pérez

Nueva marcha en Valparaíso

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En un ambiente tensionado se realizará esta tarde, a partir de las 19 horas, una marcha organizada por la llamada Mesa Social que agrupa a diversas organizaciones, desde estudiantes a trabajadores. Han sido días complejos a partir del irracional asesinato de dos estudiantes que intentaban realizar rayados en un muro particular.

Además, el 21 de mayo se suman dos hechos en el marco de manifestaciones en la avenida Pedro Montt: el ataque de dos carabineros a una estudiante, sobre lo que hay plena claridad y aplicación de sanciones, y la grave lesión sufrida por el estudiante Rodrigo Avilés (28) en medio de la manifestación y ataques a bienes públicos y privados. Sobre este último hecho, dirigentes sociales, parlamentarios y el propio padre de Avilés responsabilizan derechamente a Carabineros. Hoy el caso está en manos de la justicia; sin embargo, la policía uniformada ha descartado que Avilés hubiese recibido un chorro directo del carro lanzagua como afirman los acusadores.

Una declaración del subsecretario de Interior, Mahmud Aleuy, abriendo la posibilidad de que se trataría de un hecho fortuito, fue duramente descalificada por el padre de Avilés, que insiste en la intencionalidad policial.

A todo este escenario se suman las incertidumbres sobre la gratuidad universitaria que ya no estaría al alcance de todos, como inicialmente lo prometió el Gobierno en el marco de la campaña presidencial.

Así, esta tarde y noche, Valparaíso será escenario de una nueva marcha y los temores de incidentes, con acciones favorecidas por la oscuridad, son fundados. Por ello es valiosa la coordinación entre organizadores y autoridad buscando evitar nuevos episodios de violencia y daños a personas y propiedad.

En esa tarea hay responsabilidades compartidas. Por un lado, las directivas convocantes deben tener capacidad y decisión para controlar a sus bases y desenmascarar a elementos infiltrados o a provocadores. En otro flanco, Carabineros debe afinar sus procedimientos sin dejar de actuar ante hechos consumados. Son tareas difíciles, complejas, pero son parte del ejercicio del derecho a manifestarse, que conlleva la obligación de los responsables, manifestantes y autoridad, de controlar a sus seguidores o subordinados.

La tarea del momento no es la protesta o la consigna fácil con condenas apresuradas y peticiones de renuncia de ciertas autoridades. Lo esencial, en procura de ese valor superior que es el bien común, es frenar la escalada de violencia y entrar a la discusión que es cómo logramos una mejor educación y con acceso para todos.