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"El problema no es sacar a Jaime Guzmánde la Constitución, sino a Ponce Lerou"

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El sociólogo Eugenio Tironi habló acerca de la crisis de la política y el dinero. En una conferencia realizada en la Universidad San Sebastián de Concepción, el también asesor político analizó el periodo comprendido entre triunfo del ex Presidente Piñera el 2009, pasando por la segunda llegada de Michelle Bachelet al gobierno.

El experto en marketing político se expresó de manera franca y abierta con los asistentes y muchas de sus frases sobre la compleja actualidad que vive el país llamaron la atención. "El problema no es sacar a Jaime Guzmán de la Constitución, sino a Ponce Lerou", dijo frente a la necesidad de modificar la Carta Fundamental. Agregó, por ejemplo, que "la Presidenta Bachelet ha intentado "deschicagonolizar" la economía con las reformas", que "nunca habíamos tenido una oposición más charcha" y que "al niño maravilla (Piñera) de la derecha no le fue bien en el gobierno y salió con la cola entre las piernas".

En cuanto al actual gobierno, Tironi aseguró que la Presidenta Bachelet bajó su popularidad mucho antes del caso Caval porque las "las reformas han sido de muy arriba hacia abajo, de escritorio y muy teóricas" y, además, por el mismo caso del hijo de la Presidenta y la inequidad existente en Chile, destacó que "el uso y el deseo de la desigualdad es Caval". Frente a lo que se prevé a futuro en función a resolver la crisis política, Tironi señaló que "van a volar muchas cabezas y va ser muy doloroso para la clase dirigente".

DIAGNÓSTICO

- Hace poco hubo un cambio de gabinete, con la intención de minimizar los efectos de la crisis política, pero no fue así. ¿Qué debería pasar para que eso se solucione completamente?

- No hay solución de cuajo. No hay soluciones definitivas, no existe la posibilidad de volver atrás, a como era antes, y en buena hora, porque todo esto igual estaba pasando, pero no lo conocíamos. Esto es lo mismo que cuando a un enfermo le sacan un escáner y le descubren un tumor que está extendido, ¿qué va a hacer?, quizás en algún momento, dice, me encantaría no haberme hecho el examen y volver a la vida como era antes, pero no puede. Tiene que ver cómo convive con ese tumor, cómo lo combate y, ojalá, cómo lo expulsa, y en eso estamos.

- ¿Qué le recomendaría al Gobierno?

- Aquí hay una cuestión fundamental y que nos enseñó Patricio Aylwin cuando asumió. Lo que hace en materia de derechos humanos, como primera prioridad, es pedirle a un grupo de personalidades que haga un informe para conocer la verdad y que sin verdad no hay justicia ni reconciliación. Creo que hoy estamos viendo cuestiones que existían y que estaban tapadas. Lo sabemos a través de la prensa, de los fiscales, que son mecanismos válidos. Creo que también hay una demanda hacia los actores. Guardando la proporciones, es lo mismo que la sociedad chilena le pidió en su momento, la verdad, y hoy pasa lo mismo. Ahora, este es un proceso que toma su tiempo. Tenemos que ir digiriéndolo, asumiendo, y esto no se concibe por la vía de hacer invocaciones. Pero, soy optimista y hoy sabemos mucho más de lo que sabíamos antes. Hoy la probabilidad de que se repitan conductas que parecían normales se acabó. Creo que la sociedad chilena está mucho más dispuesta a comprender y perdonar.

- La UDI reconoció irregularidades en campañas políticas de algunos de sus militantes por el caso Penta, pero luego aparece Caval y Soquimich. ¿Le falta al Gobierno reconocer una verdad que se está haciendo evidente, sabiendo que el cambio de gabinete no fue suficiente para superar el momento?

- En buena hora no fue así porque soy muy hostil a esa idea de soluciones providenciales. Si el cambio de gabinete nos hubiese hecho olvidar esto, habría sido una tragedia. Tenemos que seguir picando así.

- Pero, ¿desde el Gobierno falta un reconocimiento más frontal a la ciudadanía?

- No solamente del Gobierno, sino que también del Gobierno. Además, se está convirtiendo un hecho bastante trivial en un escándalo de proporciones apocalípticas. Claro, sería todo más fácil si se dijera que un grupo de antiguos colaboradores de la Presidenta Bachelet se organizó para crear una plataforma de una nueva coalición y hacer propuestas programáticas en función a una eventual candidatura de ella. Que para esto buscó financiamiento, que lo obtuvo de distintas empresas y, qué sé yo, podríamos seguir. Y actuó de una manera en que se hacían las cosas en ese momento.

- Se inmoló al exministro Rodrigo Peñailillo, sin resultado. ¿Se ha dilatado demasiado aclarar algo que para muchos es evidente respecto a la campaña presidencial de Bachelet?

- Creo que se ha dilatado mucho. Eso ha sido contraproducente. Se ha convertido un evento bastante trivial, como dije, en una tragedia. Y lo que está planteado es cómo se arma una campaña si uno no tiene dinero, patrimonio, contactos y créditos en los bancos. Si no quiere depender de los partidos y no quiere usar fórmulas mucho más torcidas como crear fundaciones para combatir el cambio climático o emplear a sus propias empresas, incluso con recursos de proveedores o ejecutivos. Me parece que hemos hecho una tragedia sobre algo bastante más pedestre.

OPOSICIÓN

- Usted, durante la exposición, aseguró que hoy estamos ante una "oposición muy charcha" respecto de su rol político. ¿Cree que podrán llegar al gobierno en dos años más?

- Hoy está sumamente volátil y está difícil hacer apuestas, pero la derecha la tiene muy difícil y ya no tiene una figura providencialista como fue Sebastián Piñera o como en algún momento fue Joaquín Lavín o como se quiso presentar a Laurence Golborne. La derecha tiene esa tendencia, viene desde Hernán Büchi también, siempre hay un iluminado que viene a conducirnos hacia el paraíso en la tierra.

- Al parecer, podría ser Sebastián Piñera el "iluminado", ¿o no?

- Claro, pero está difícil que se pueda presentar como virgen, porque ya fue Presidente y la ciudadanía le dio la espalda muy rápidamente porque se sintió frustrada con sus expectativas y porque en todos estos episodios que nos tienen tan conmocionados, su nombre aparece una y otra vez. Enfrentar con ese background una contienda electoral, con todo lo que tiene de escrutinio público y debate, es difícil. Lo que estamos viviendo es algo que está mojando a toda la clase política de gobierno y oposición, empresarial o religiosa, aquí no se salva nadie.

- Por otro lado, hablando de la última encuesta CEP, aparece la senadora Isabel Allende como eventual carta presidencial de la Nueva Mayoría. ¿Cómo lo analiza?

- Por cierto que en Chile tenemos grandes figuras que mantienen una fortaleza moral muy intachable, como el patrimonio a lo que el país puede recurrir. Una de ellas es Isabel Allende y otro es el ex Presidente Ricardo Lagos.

- Pero, ¿considera que Chile está preparado para recibir a un Allende en La Moneda tras 45 años del golpe militar y teniendo presente que aún se habla del gobierno militar e incluso de una Constitución nacida durante esa época?

- Pero si tuvimos a Andrés Chadwick o a Pablo Longueira en el gobierno de Piñera, o sea, tuvimos a personas que fueron dirigentes activos durante el régimen militar, cómo no podríamos recibir con alfombra roja a la hija del ex Presidente Salvador Allende.

- ¿Cabría la posibilidad de que se diera una campaña electoral igual a la del Sí o el No, donde se decía que los comunistas se iban a tomar el poder o que los socialistas harían retroceder al país?

- No. La inmensa mayoría de los chilenos nació después del noventa. Es como que le estén hablando de la prehistoria. Es lo que pasó con la película del "No". Los que vivimos eso, nos salieron lágrimas y los jóvenes se reían de eso. Les pareció inaudito, veían a Pinochet y les parecía una broma de un cómic. Entonces, que alguien pudiese decir que llegaría la UP, no creo. La UP sería un programa de televisión.

- Pero, ¿eso podría ser una estrategia de la centro derecha o se aprendió la lección de hace 25 años?

- Eso sería un ataque de tontería.

PROBLEMA Y DESAFÍO

- Cuándo habla de que el problema no es sacar a Jaime Guzmán de la Constitución, sino a Ponce Lerou, ¿es tan compleja esa comparación?

- Lo que pasa es que este es un problema que hay en Chile y en todas las democracias del mundo. El tema de los privilegios, de la corrupción y la transparencia. Y si vamos a darnos el trabajo de tener una nueva Constitución, tenemos que hacernos cargo de este problema y desafío. Tenemos que hacernos cargo de los desafíos del Siglo 21 y no solo de los fantasmas del Siglo 21.

- Asamblea Constituyente, cabildos o plebiscito, ¿cuál es el camino para una nueva Constitución?

- Creo que no hay un camino perfecto, como en todas las cosas humanas. Los caminos perfectos están reservados para Dios Padre (después me toman en serio y queda la embarrada). A mí me cuesta entender que las sospechas que hay hoy sobre los parlamentarios no van a existir respecto a los elegidos para la Asamblea Constituyente, salvo que para la Asamblea Constituyente elijamos ángeles, que no tengan en su vida ninguna mácula y tampoco boletas.

Jorge Enríquez Carrera