Los beneficios de la habilitación funcional en los adultos mayores
ENFOQUE. Cada vez son más los hombres y las mujeres que pasados los 60 años asumen nuevos desafíos
En el ámbito de la salud, el concepto de "habilitación funcional" ha sido utilizado de manera preferente para definir al conjunto de tratamientos encaminados a suprimir y/o reducir una disfunción o déficit físico, intelectual o sensorial específico que pueda afectar a una persona, independiente de su edad y de las características de su entorno.
Sin embargo, en los últimos años ha dado paso a un enfoque nuevo que lo define más como una acción terapéutica ocupacional de marcadas características biopsicosociales, destinada a fomentar el autocuidado, mejorar el desarrollo, prevenir la discapacidad e incrementar la autonomía.
De esta manera, la habilitación funcional hoy es entendida como toda actividad o trabajo que busca la adaptación de las tareas diarias ejercidas por alguien, en especial los adultos mayores, con la finalidad de potenciar sus capacidades, para que así ellos mejoren sus condiciones y calidad de vida.
Rol evaluativo
En virtud de su valor terapéutico, la habilitación funcional es al mismo tiempo una herramienta de medición, ya que al inicio de su ejercicio también brinda a la persona que la practica la posibilidad de ser evaluada, con el objetivo de obtener una visión integral de su real estado presente.
Según explica el terapeuta ocupacional Fernando Leiva Zegers, director del Centro Comunitario de San Roque, entidad que fomenta el desarrollo integral de los adultos mayores de ese sector de la ciudad, bajo la supervisión de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso, lo anterior permite a los profesionales a cargo de realizar este tipo de intervenciones definir cuál es la actividad social y/o laboral más adecuada o recomendable, según sea el caso.
"Una vez que se ha obtenido la información sobre el estado de salud biopsicosocial, cultural y espiritual de quien busca habilitarse, procedemos a explicarle, en términos sencillos, la posible instauración de ciertos factores de riesgo asociados, ya que en nuestro centro consideramos a la salud como un bien jurídico protegido y, por tal motivo, informamos siempre a nuestros beneficiarios de sus fortalezas y debilidades en ese plano", afirma el especialista de la UV.
De hecho, el Centro Comunitario de San Roque ha hecho suyos los postulados que desde 2014 impulsa en esta línea la Organización Mundial de la Salud, en lo que respecta a incorporar en este tipo de acciones la visión de que cada persona, en especial los adultos mayores, que son los responsable finales de "tomar el control de su propia salud".
Aportes
Los beneficios concretos que genera la habilitación funcional dependen tanto de la condición particular como de las características del entorno que enfrenta cada adulto mayor.
En términos generales se identifican cuatro principales: la sintonía con el control de la salud, una mayor participación social, la caída de mitos instalados sobre la vejez y la estimulación para desarrollar productos, que suelen partir como actividades terapéuticas y que después se transforman en proyectos e innovaciones efectivas. Por ejemplo, sesiones de tejido que concluyen en la producción de bufandas o chalecos que luego pueden ser vendidos, cursos de cocina saludable que dan pie a servicios de café para oficinas y talleres de estimulación cognitiva que derivan en libros o cuentacuentos, entre una serie de otros emprendimientos.
"Lo que finalmente ocurre es que a través de estas iniciativas que culminan en productos, la persona se siente útil y valora el aporte que es capaz de realizar para los demás, lo que a fin de cuentas le permite recuperar o restablecer su dignidad. Por eso, cada vez son más los hombres y las mujeres que a partir de cierta edad no tienen problemas en asumir nuevos desafíos laborales y sociales, ya no solo para seguir plenamente activos, sanos e independientes sino que, además, para envejecer con la frente en alto ante ellos mimos, sus familiares y seres queridos", precisa Fernando Leiva.
Modelo local
En el Centro de San Roque -que esta semana cumplió cinco años de existencia- la habilitación funcional se ha ido consolidando como un modelo particular, por cuanto los profesionales que allí trabajan la han ido incorporando e instalando en diversos espacios comunitarios locales.
Esto facilita a quienes participan en las actividades que organiza dicha unidad de la Facultad de Medicina de la UV, para ir modelando las mismas en consonancia con sus intereses y posibilidades.
"Nuestro centro es un espacio de características únicas, ya que brinda a las personas que acuden a él la posibilidad de interactuar, al mismo tiempo, con especialistas titulados que realizan docencia asistencial y estudiantes que se encuentran en práctica clínica, lo que genera una dinámica que enriquece a todos, en especial en este ámbito", asegura el terapeuta Fernando Leiva.
Una de las pocas instituciones chilenas que incorpora la habilitación funcional en sus planes y líneas de trabajo permanentes es el Centro de Desarrollo Integral del Adulto Mayor "Gerópolis", de la Universidad de Valparaíso. Ello a través de un programa de formación de agentes multiplicadores de salud que dicha entidad imparte, de manera directa, con el respaldo de la Organización Panamericana de la Salud. En él participan académicos e investigadores de las facultades de Medicina, Arquitectura e Ingeniería de dicha casa de estudios, lo que le otorga una dimensión mucho más atractiva, ya que integra ámbitos como la educación, la salud, el diseño espacial y el desarrollo tecnológico. En marzo de este año, a través del Centro Comunitario de San Roque, "Gerópolis" y la OPS dictaron un curso internacional de formación de monitores en autocuidado y atención de adultos mayores, el cual consideró técnicas aplicadas por el Centro de Investigación para la Educación de Pacientes de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford.
Fernando Leiva Zegers,