A partir del 2 de julio del 2003 la ciudad de Valparaíso recibe un reconocimiento universal, histórico, artístico, científico, estético, arqueológico y antropológico. Es un hecho comprobable que su riqueza no sólo se manifiesta en su única y especial topografía, también en su gente que junto con sus costumbres y tradiciones dan vida al llamado Patrimonio inmaterial de la Ciudad Puerto.

Durante estos 12 años, la ciudad ha sido testigo y protagonista de un avance en su desarrollo y planificación patrimonial. Camino recorrido que se ve en el interés de los inversionista por instalarse en la Ciudad Puerto y sus cerros, en la industria del comercio y del turismo que año tras año consiguen mejores resultados económicos a pesar de la difícil situación económica.

En materia de restauración los avances son significativos, cada vez es más común ver viviendas sociales rehabilitadas como por ejemplo la población Márquez, la reconstrucción del Museo Baburizza, o variadas casonas que se han convertido en hermosos hoteles o restaurantes.

Actualmente la discusión está enfocada en como las organizaciones encargadas de conservar el patrimonio de la ciudad son capaces de ponerse de acuerdo en una visión única de desarrollo y protección, que facilite los criterios para evaluar las posibles rehabilitaciones y las nuevas obras, además de entregar reglas más claras a los inversionistas que eligen este rincón del mundo para invertir en su entorno y en su gente.

Muchos expertos coinciden que si esa coordinación fuera fluida no existiría la polémica vinculada con la instalación del mall o la construcción del terminal 2 en el borde costero porque los filtros estaría expresamente definidos. De la misma forma, si existiera un escenario donde el Plan Maestro del Puerto de Valparaíso se relacione con el Plan Director de Gestión estas situaciones no alcanzarían el rango de polémicas.

Paralelamente a pesar que se reconoce el esfuerzo que hace cada una de las instituciones vinculadas al desarrollo del Patrimonio, el Estado de Chile sigue siendo quien da cuenta frente a la UNESCO, por lo tanto quien debe otorgar los recursos financieros necesarios para mejorar la infraestructura y la profesionalización del trabajo patrimonial, deuda que aun esta pendiente con la ciudad.

A juicio de los expertos más críticos el Estado de Chile no ha demostrado asumir su plena responsabilidad al aceptar la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad, delegando en las autoridades locales.

También queda claro que no podremos avanzar sin una sólida participación de la ciudadanía en las decisiones respecto a los lugares que habitamos. Hasta ahora, el concepto de participación ciudadana ha sido mal entendido en Chile, limitándose a plebiscitos sobre proyectos ya formulados, cuando en realidad se trata de involucrar a los habitantes desde el origen mismo del problema.

Estos son los algunos de temas que ocupan a la ciudad Puerto cuando los doce años de la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura (UNESCO) ya es una realidad.