La fase del ciclo económico actual: desaceleración
GESTIÓN. Factores externos e internos que explican el actual momento de la economía nacional y políticas a aplicar.
Esta semana, el Banco Central dio a conocer la variación del Imacec del mes de mayo de 2015, la cual alcanzó a un 0,8% respecto al mismo mes de 2014, lo que confirma las proyecciones a la baja de las cifras de crecimiento para el año. Ya lo había hecho el Banco Central, en junio, en el Informe de Política Monetaria, dejando su proyección en el rango de 2,25% a 3,25%, respecto a 2,5% a 3,5% de marzo. El pasado lunes, el Ministerio de Hacienda redujo la proyección de 3,6% a 2,5%.
Estas cifras plantean un escenario de desaceleración sostenida de la economía del país, proceso iniciado a mediados de 2013, y del cual se esperaba salir a partir del primer semestre de este año, cuando se hizo popular el término "los brotes verdes", haciendo alusión a los primeros signos positivos de recuperación de un mayor ritmo de crecimiento.
LAS CAUSAS
Un elemento que se ha consolidado como pilar de la desaceleración ha sido la caída de las expectativas del sector privado. La consecuencia de esta caída es que las empresas reducen su gasto en bienes de capital -la inversión- como se observó en 2014 y en el presente año ha tenido un modesto crecimiento. También, las bajas expectativas respecto a la evolución de la economía afectan las decisiones de los hogares respecto a su gasto en bienes y servicios -el consumo privado- lo cual se ve reforzado por el deterioro en las cifras de empleo que se empiezan a constatar. Todo lo anterior se refleja en el bajo crecimiento de los préstamos bancarios, a pesar que las tasas de interés se encuentran a niveles bajos.
La caída de las expectativas y sus consecuencias han sido generadas por factores internos como externos. En el frente externo se encuentra el menor dinamismo de la economía china, lo cual trae como consecuencia una menor demanda por nuestras exportaciones, básicamente cobre, provocando la caída del precio del mineral. El efecto de lo anterior es un fuerte desincentivo a la inversión en el sector, luego de un período que se vio marcado por una gran expansión dados los altos precios que se observaron.
Además, desde mediados de 2014 se ha comenzado a anunciar que la Reserva Federal de EE.UU comenzará a aumentar la tasa de interés, la cual se encuentra en un intervalo de 0%-0,25%, desde 2009. La normalización de las tasas genera que los capitales financieros fluyan desde países emergentes hacia EE.UU, por lo que las perspectivas son que el costo de financiamiento para las empresas de nuestro país aumentará, agregando otro factor negativo a la inversión.
Un tercer elemento externo, que se ha agudizado las últimas semanas, es Grecia. La cesación de pago en que se encuentra desde el 30 de junio, a pesar de no tener un vínculo directo con la economía chilena, la afecta porque aumenta la incertidumbre en los mercados financieros internacionales, lo cual se traduce en presiones al alza en la tasa de interés.
En el plano doméstico, los factores anteriores generan un primer impacto a la economía nacional, pero otros sectores enfrentan efectos de segunda vuelta del menor dinamismo de sectores tan importantes como el minero. Adicionalmente, las bajas expectativas del sector privado se han visto alimentadas por el mayor nivel de incertidumbre que, durante 2014, introdujo la discusión inicial del proyecto de reforma tributaria, y la futura discusión de una nueva constitución política para el país, marco de referencia para la sociedad, que implica definiciones en el ámbito económico.
POLÍTICAS CONTRACÍCLICAS
Con este panorama, la prescripción es el uso de políticas monetaria y fiscal expansivas. El Banco Central comenzó a bajar la tasa de política monetaria, en octubre de 2013, desde un 5% hasta el 3%, a fines de 2014. Considerando la inflación superior al 3%, esto implica una tasa de interés real negativa, lo cual busca estimular el gasto privado, consumo e inversión. Por su parte, el Gobierno preparó un presupuesto fiscal que implica una expansión del gasto fiscal de 9,8% real para este año, cuando la economía está dando signos de expansión inferior al 3%, intentando generar un estímulo multiplicador a través de este mayor nivel de gasto público, lo cual genera una mayor demanda por bienes y servicios para algunos sectores económicos.
Sumado a lo anterior, la política de tipo de cambio flexible ha permitido que frente al débil escenario que se enfrenta, nuestra moneda se deprecie estimulando la actividad de distintos sectores exportadores y quienes compiten con importaciones, pero encareciendo importaciones como energía y maquinaria.
La complejidad del contexto actual es el poco espacio de maniobra para seguir empleando las mismas herramientas, pues la tasa de interés ya está baja y en el mundo comenzará a subir y el gasto fiscal no puede incrementarse de manera significativa como lo está haciendo este año, sin poner en riesgo la estabilidad fiscal.