Las defensas de Natalia Guerra y Pablo Undurraga, los dos principales implicados en el homicidio de un bebé en una hoguera en Colliguay, no están conformes con el ritmo y tenor de la investigación del caso Secta Antares de la Luz. Y así lo hicieron ver ayer al juez en una audiencia de cautela de garantías realizada en Quilpué.
Solicitada por el defensor regional Claudio Pérez, representante de la madre del bebé sacrificado en un rito pseudoreligioso (Natalia Guerra), junto al defensor de Undurraga (brazo derecho del líder de la secta), se mostraron preocupados durante la audiencia por el lento avance y tenor de los resultados de la investigación que lleva adelante el Ministerio Público.
Les preocupa, puntualmente, que las pericias psicológicas practicadas no han arrojado resultados que permitan presentar ante el Juzgado de Garantía, nuevos antecedentes para solicitar -por segunda vez- el sobreseimiento definitivo de sus clientes por demencia temporal. A su juicio ellos se encontraban en ese estado al momento del homicidio del lactante.
Autopsia psicológica
El defensor Claudio Pérez pidió que sea el propio tribunal que, de oficio y en el ánimo de cautelar las garantías del proceso, exija tanto al Servicio Médico Legal (SML) como el Instituto Psiquiátrico Dr. Horwitz, responder los cuestionamientos formulados por una metapericia del reputado psiquiatra Otto Dörr, quien cuestionó la supuesta enajenación mental de ambos imputados.
Para las defensas, no basta con las consultas que ha formulado el Ministerio Público, que hace varias semanas pidió el pronunciamiento de ambos servicios. Cuestionaron que a poco de vencer el sexto plazo de investigar el caso aún no existan antecedentes concluyentes que permitan al juez de Garantía sopesar si hubo o no delirio compartido compatible con enajenación mental.
El titular del tribunal quilpueíno, ante los requerimientos, solicitará al Servicio Médico Legal que se pronuncie formalmente si está en condiciones de efectuar la denominada autopsia psicológica a Ramón Castillo alias Antares de la Luz, o un símil de examen postmorten denominado Informe de Bases de Antecedentes, para saber si el fallecido líder de la secta sufría de delirio y enajenación.
Lo anterior debido a que una premisa psiquiátrica establece que para que haya delirio compartido y enajenación mental en determinados sujetos, se debe establecer que quien ejerció poder o dominación psicológica sobre ellos (en este caso el propio Castillo) también debe haber padecido de esos estados. Algo que es refutado por las defensas de Natalia Guerra y Pablo Undurraga.
Dicho de otro modo, si no se establece que Antares de la Luz sufría de delirio y enajenación no se podría determinar que ambos imputados lo padecían, y por tanto no se podría pedir su sobreseimiento definitivo. De ahí que a las defensas les interese agotar lo más pronto posible esa diligencia pues no desean correr el riesgo de ser rechazado el sobreseimiento, como ya aconteció.
A la autopsia psicológica se le define como un procedimiento de recolección de datos de un fallecido para reconstruir su perfil psicológico y estado mental. Se trata de un trabajo interdisiciplinario de médicos, abogados psiquiatras y psicólogos forenses creado en Estados Unidos y que pese a ser reconocido no posee un procedimiento estandarizado.
Este sábado vence el sexto plazo de investigar otorgado por el tribunal de Garantía de Quilpué, en un caso cuyo inicio se remonta a noviembre de 2012 cuando el bebé Jesús Guerra Guerra fue arrojado a una hoguera acusado de ser el anticristo. Como el juzgado solicitará un pronunciamiento del SML, se estima que en las próximas semanas decida ampliar nuevamente el tiempo de las indagatorias.
Ernesto Curti