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Cinco síntomas de un mal metropolitano

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Alberto Texido

@texidozlatar

Marcelo Ruiz

@RuizFernandezDJ

@metropoliticacl

El Gran Valparaíso ha emergido como una realidad autónoma que no puede ser ignorada. Sus desafíos ante el crecimiento trascienden la potestad administrativa de alcaldes y gobernadores. A continuación, quisiéramos exponer cinco síntomas que evidencian una problemática mayor, la cual debe ser abordada con urgencia.

Los barrios que hoy reciben vivienda social se reducen cada día más en el Gran Valparaíso. La escasez y encarecimiento de suelo urbanizado en toda el área metropolitana, golpea con fuerza a los más débiles. Como botón de muestra, Reñaca Alto y Glorias Navales, que fueron tradicionales depositarios de las políticas de vivienda social, están acogiendo proyectos inmobiliarios orientados a segmentos medios. Los barrios para localizar vivienda social hoy se reducen a puntos determinados, entre los cuales se encuentran Forestal Alto, el Belloto Sur y sectores aledaños al Troncal Sur en Villa Alemana. El problema aquí es triple. Por un lado, el costo de la movilización tiene mayor impacto en las familias vulnerables, motivo por el cual, éstas necesitan localizaciones con cercanía a los centros de empleo. Salvo Forestal, todos los sectores que hoy pueden recibir vivienda social son periféricos. Por otro lado, la concentración de población vulnerable en sectores específicos homogeniza el carácter socioeconómico de estos barrios, acelerando la conformación de guetos, lo que arrastra otros problemas sociales. Finalmente, la falta de vivienda social se traduce en la proliferación de campamentos.

El encarecimiento del costo de suelo es lo que ha desplazado a las familias de clase media de los distritos céntricos del Gran Valparaíso. Esto ha producido la densificación de áreas ubicadas en los cerros adyacentes a los corredores viales, como es el caso del costado del troncal antiguo en Quilpué y los cerros ubicados en el eje Avenida Argentina-Santos Ossa en Valparaíso. Esto tiene múltiples impactos asociados a la saturación de la capacidad urbana y la destrucción del patrimonio.

Como contraparte indirecta de la densificación de los corredores metropolitanos, aparecen barrios absolutamente abandonados en diversos lugares del Área Metropolitana, pero que se evidencia con especial fuerza en Valparaíso. El barrio del Almendral o el Barrio Puerto, se encuentran absolutamente subutilizados, con viviendas deterioradas y espacios públicos tugurizados, lo que es un contrasentido dado su buena localización. La obsolescencia de la mayoría de las viviendas, los problemas ambientales y la inseguridad social, expulsan a la población con capacidad de consumo, que prefiere los condominios en Curauma o los nuevos edificios en la subida Santos Ossa.

Concón ha crecido caracterizado por la concentración de segmentos socioeconómicos altos. La disponibilidad de suelo y la cercanía del borde costero atrajeron nuevos loteos y edificios de segunda vivienda. La presencia de segmentos altos, desplazó además a colegios, centros comerciales y otros equipamientos. No obstante lo anterior, este sector presenta un preocupante déficit en la red de vialidad, lo cual impide ocupar el excelente camino internacional para los viajes a Viña o Valparaíso, congestionando el sector, pese a que aún quedan vastos sectores sin urbanizar. Esto concentra los flujos en las vías del borde costero, tentando un cuestionable ensanche. Producto del enorme parque automotriz en estos barrios, es fácil advertir el crecimiento de la congestión en Concón y Reñaca, aislando paulatinamente a este sector de los actuales centros urbanos, lo cual también induce a la segregación urbana.

El Gran Valparaíso, producto de su riqueza topográfica, está atravesado de cuencas hidrográficas y esteros que conforman importantes corredores ambientales, lo que por la ocupación de laderas y quebradas, sin la adecuada inversión, absorben las externalidades ambientales generadas por el crecimiento. No es un secreto que el incremento de la "mancha urbana", va sellando el suelo natural, alterando el comportamiento de las aguas lluvias, además de la desaparición del paisaje ambiental de alto valor. Si bien los aluviones e inundaciones ocurren eventualmente, cuando lo hacen, ponen en riesgo la vida humana de comunidades completas.

En suma, la problemática descrita obedece a los históricos problemas de planificación en el Gran Valparaíso.

El PREMVAL, los subsidios de vivienda y los programas de inversión de los distintos ministerios no bastan por sí solos para enfrentar las situaciones planteadas. El Gran Valparaíso necesita una redefinición coordinada de los proyectos que lleva a cabo, que comprendan el sistema al que pertenecen y conduzca al desarrollo con calidad de vida. En definitiva recuperar una visión, un Plan Global y una Autoridad dispuesta a llevarlo a cabo.