Infarto cardiaco: cómo podemos evitar el mal que causa más muertes en Chile
IMPORTANCIA. El Ministerio de Salud designó a agosto como el "mes del corazón". Sepa cuáles son los factores de riesgo asociados y qué personas están más expuestas a sufrir un ataque.
El infarto al miocardio o ataque al corazón es la más común de las llamadas enfermedades coronarias y cada año provoca, en todo el mundo, el deceso de ocho millones de personas. Es una patología tan habitual que la Organización Mundial de la Salud estima que todo habitante del planeta tiene al menos un pariente o amigo directo que ha sufrido uno.
En Chile se notifican en la actualidad unos 12 mil infartos anuales, los cuales dan origen a poco más del nueve por ciento del total de defunciones registradas a nivel nacional. De hecho, representan la primera causa de muerte en hombres y la segunda en mujeres, después de los accidentes cerebrovasculares.
A esta realidad no escapa la región de Valparaíso, donde cada año se atienden más de mil episodios de este tipo, siendo la zona del país con los indicadores más elevados en esta materia.
Las estadísticas son tan elocuentes que las autoridades de salud designaron a agosto como el "Mes del Corazón", con el fin de concientizar a la población sobre cómo funciona y qué se debe hacer para cuidar este vital órgano, que a un promedio de 70 latidos por minuto, sin dejar de funcionar ni un instante a lo largo de nuestras vidas, se encarga de bombear la sangre a todo nuestro cuerpo. Y porque a pesar a lo trascendental de su existencia, muy pocas veces nos preocupamos de él y de brindarle la atención que merece.
El infarto al miocardio se produce como resultado de la obstrucción de una arteria por exceso de colesterol en sus paredes, lo que hace que en su interior se forme una suerte de tapón y/o coágulo que impide que la sangre llegue al corazón, lo que genera la muerte de una o varias áreas del músculo cardiaco.
"Esta obstrucción hace que disminuya el suministro de sangre que llega al corazón. Esto puede provocar dolor de pecho (angina) y es lo que desencadena el ataque propiamente tal. Con el tiempo también genera insuficiencia cardiaca. Por eso, el primer paso para mantener al corazón lo más sano posible es conocer si uno tiene riesgo de desarrollar una cardiopatía coronaria, saber qué nivel de funcionamiento tiene su corazón y si ya existen vasos obstruidos", explica el cardiólogo Rienzi Díaz Navarro, jefe del Departamento de Medicina Interna de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso y especialista en Cirugía Cardiovascular de Clínica Reñaca.
Las enfermedades coronarias, y por cierto el infarto, están asociados a cinco factores de riesgo principales: hipertensión arterial, colesterol alto, diabetes, tabaquismo y obesidad. En efecto, más de la mitad de los chilenos mayores de 18 años presenta al menos dos de esos factores y según la Sociedad Chilena de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, la prevalencia de la hipertensión bordea el 26 por ciento, mientras que la del colesterol elevado alcanza al 63 por ciento de la población general. A ellos se suman otros factores que inciden en menor grado y que no se pueden controlar, como la edad y las características genéticas.
Por tal motivo, el doctor Díaz recomienda "escuchar siempre al corazón", en el sentido de prestar atención a síntomas como opresión o dolor de pecho, que se extiende a los brazos, cuello, espalda o mandíbula; dificultad para respirar, y sensación de cansancio.
Gracias a los avances médicos, la tasa de mortalidad de quienes sufren un ataque y logran llegar al hospital es inferior al 15 por ciento (lo opuesto a quienes no reciben atención alguna).
Esto se debe, en gran medida, al implante de una malla muy fina de acero llamada "stent", que es del tamaño de una arteria y que impide que ésta se vuelva a tapar. Si el procedimiento se hace en forma oportuna, el paciente tiene alta probabilidad de sobrevivir y recuperarse.
Recomendaciones
Muchos de los síntomas de un eventual ataque cardiaco se presentan durante periodos de actividad física o estrés, por lo que hay que estar atentos a su funcionamiento y posibles molestias.
La principal herramienta de prevención es mantener un estilo de vida saludable, que combine ejercicios con una dieta equilibrada. "Hay que evitar los alimentos abundantes en grasas y el sedentarismo, mezcla perfecta para afectar al corazón", advierte el especialista de la UV.
La evidencia médica lo respalda: las personas que privilegian los alimentos sanos, en especial frutas y verduras; limitan el consumo de grasas saturadas, sodio y alcohol; y evitan fumar y realizan ejercicio en forma periódica ven reducida a la mitad la posibilidad de sufrir un infarto u otro mal coronario.
Dr. Rienzi Díaz Navarro,