Pierre Jacomet y la siempre candente lucidez del abismo
Filosofía. Con la frase "yo no quiero una traducción erudita, sino algo que pueda leer un joven de 15 años", en la Editorial UV recordaron de forma póstuma el trabajo del sabio porteño.
Lector infatigable desde la infancia y habitante de ciudades como Buenos Aires, Nueva York, París y Valparaíso, el traductor Pierre Jacomet fue homenajeado hasta con personas de pie en el foyer del Teatro Municipal de Viña del Mar, quienes llegaron al lanzamiento de su libro póstumo "Lucidez del abismo", publicado por el sello editorial de la Universidad de Valparaíso.
El volumen que reúne sus textos sobre la tristeza, la muerte, la alegría y la amistad, entre otros temas, donde, según el periodista de Artes y Letras de El Mercurio, Pedro Pablo Guerrero, "Jacomet absorbió la elegancia de los ensayistas franceses, que no agotan, (...) al punto que una vez me dijo 'yo no quiero una traducción erudita, sino algo que pueda leer un joven de 15 años', por eso hacía traducciones para todo el mundo, no intentando volver algo más erudito de lo que era".
De este modo, el también pianista trajo al español los escritos del filósofo renacentista Michel de Montaigne, en una "traducción que un chileno hizo sin ningún fondo del Estado, solo con tazas de café e insomnio, para otro chileno insomne", afirmó Cristián Warnken, director de la casa editorial, "además de introducir en el país autores como Pascal Quignard -guionista de la película 'Todas las mañanas del mundo'-, o literatura japonesa también, a través de colaboraciones en el diario", recordó Guerrero.
FE EN EL FUTURO
"Sus textos dejan una sensación de profunda confianza en el otro, aunque sean temas como el dolor, (...) porque Pierre Jacomet cree en el futuro de la civilización contra el veneno de la desesperanza", señaló Warnken, porque "la vida tiene sentido solo si se recuerda que termina", afirmaba el autor, quien veía a "la muerte como un paso a otro estado", motivo por el cual, en los textos, "se ríe de lo sobrevalorada que está la tristeza, dándole su lugar justo, como tanta otra emoción del ser humano", indicó el periodista de Artes y Letras, junto con rememorar al escritor británico G. K. Chesterton: "El placer lo da el viaje, no el destino".
"Jacomet da luces, no pontifica, pudo ser un gran crítico literario pero le faltaba esa actitud dogmática de tener la última palabra. Un sabio. Es un mediador que se echa de menos", continuó Guerrero, contando también que más de una vez le han preguntado cómo se forma un Pierre Jacomet, ante lo cual responde que "hace falta una vida, décadas de formación".
Tarea aún más complicada en nuestros tiempos donde las carreras universitarias están siendo planificadas como un "túnel de conocimiento dado por la sobreespecialización y la falta de humanismo en las universidades -entendido como la comprensión global del ser-… Antes, por ejemplo, había médicos que decían a sus estudiantes 'vayan a leer a Dostoyevski' -autor ruso famoso por sus exploraciones a la psicología humana-", finalizó Warnken.