Por un momento alguien puede confundirse. Recorriendo la noche del martes la gradería norte del estadio Nicolás Leoz de Asunción, cualquiera podría pensar que está en Playa Ancha.
Parado en un muro, sosteniendo un lienzo, está Rodrigo Pallamar, antiguo panzer de Santa Julia. Un poco más allá, sentados, el doctor Cordero junto a Enrique Hodde. Mario Oyer, presidente de la Corporación Santiago Wanderers, conversa al lado de la reja con el periodista Germán Toro.
Todos ellos hicieron el esfuerzo de viajar hasta Paraguay para alentar al Decano en el partido contra Libertad.
Sin embargo, hay una hincha a la que probablemente le costó más que al resto.
Olga Valdés pasó más de dos día en un bus para llegar desde Valparaíso hasta el estadio asunceño. Con noventa años y la pasión por el club intacta, la porteña del cerro La Cruz dijo presente.
"Estoy muy contenta de haber venido, aunque tuve miedo en un momento, imagínese el viaje para largo, me asusté un poco la verdad", confiesa esta hincha, miembro de la Barra Raúl Sánchez, quien deja en claro que "siempre he sido wanderina, vamos a ver al equipo a todas partes".
Su hija, Matilde Avilés, relata que su madre todavía trabaja junto a ella en un quiosco de avenida Uruguay, casi al llegar a Hontaneda.
"Nosotras salimos a todas partes con el Wanderers, mientras se pueda. Nos hemos demorado tanto, ha sido tremendo, imagínese que desde el domingo venimos viajando. Ha sido bien sufrido, no hemos comido como corresponde, no hemos dormido como corresponde, pero bueno, todo sea por el Wanderers", dice Avilés.
Su madre se lo toma con humor y dice que "yo creo que soy la más vieja en el estadio, toda la gente que me ve acá me abraza y yo les respondo que no me miren a huevo, que yo todavía trabajo incluso".
Juan Rojas Carré, miembro de la Barra Raúl Sánchez, relata que partieron el domingo en bus 44 personas, y que por problemas en las aduanas el viaje se hizo interminable. Tenían presupuestado arribar el lunes a Asunción y terminaron llegando un par de horas antes del partido. Ni siquiera almorzaron el martes. Se fueron directo al estadio.
El hincha, quien se enorgullece de haber sido amigo de infancia del "Maestro" Sánchez, dice que "hace cuatro meses empezamos a juntar plata, cada uno pagó su pasaje, más algunos invitados, gente con problemas económicos. Le hacemos honor a nuestro lema, Disciplina y Amistad".
A unos metros de Olga Valdés, la wanderina más longeva en Paraguay, está Sihomara Salinas Cariaga, quien con tres años es la menor de los hinchas presentes en el estadio.
La pequeña niña viajó en avión junto a sus padres, Sebastián y Tania, que viven en el cerro Cordillera. Un tío abuelo de la pequeña les financió el viaje.
"Venir con mi hija no fue ningún problema, porque ella va desde chiquitita al estadio, a todos los partidos del equipo de local, no ha faltado a ninguno. Además, hemos viajado con ella por todo Chile, la hemos llevado a Chillán, a Rancagua, a Quillota, tiene experiencia", dice orgulloso el padre de Sihomara mientras toda la gente en la gradería canta.
Hincha wanderina de 90 años