Para principios de octubre de este año estaba programado el hexagonal final de la Liga Sudamericana Femenina de Clubes, una competición organizada por la ABASU (Asociación de Básquetbol de Sudamérica) y la FIBA Américas (Confederación Panamericana de Baloncesto), y que iba a desarrollarse nada menos que en el Fortín Prat de Valparaíso.
El recinto porteño parecía haber pasado ya una prueba de fuego cuando a mediados de mayo albergó uno de los tres cuadrangulares que daban la clasificación a la instancia decisiva, donde New Crusaders ya tenía un cupo asegurado como anfitrión del evento, mientras que Los Leones de Quilpué se ganó el derecho en cancha al quedarse con el Grupo B.
Sin embargo, diversos motivos llevaron a la directiva de la institución porteña a cambiar de escenario y utilizar el gimnasio Municipal de Puente Alto, que finalmente albergará el hexagonal en una nueva fecha: desde el miércoles 23 al domingo 27 de septiembre.
"Hemos tenido muchos problemas con el recinto de Valparaíso porque se ha atrasado el tema de la reparación. Si bien tenemos un proyecto aprobado en el Gobierno Regional por 40 millones de pesos, no alcanzábamos a tenerlo listo para el hexagonal final, donde ahí nos exigieron que teníamos que tener toda la normativa FIBA en regla. Lamentablemente, tuvimos que trasladar el evento a Puente Alto", explicó Mario Pizarro, presidente de New Crusaders.
Según el timonel del club del cerro Alegre, las exigencias solicitadas tenían que ver con arreglar los camarines que dan hacia calle Chacabuco, además de agrandar la cancha en dos metros de largo, el punto más complejo de abordar. "Teníamos el compromiso de tener lista la cancha para el hexagonal final, lo que no pudimos cumplir", agregó.
Sin embargo, Eduardo Haye, presidente de la Asociación de Básquetbol de Valparaíso (ABVALPO), desmiente que el cambio de escenario se deba por un problema con la cancha de calle Rawson.
"El recinto está autorizado, cumple absolutamente con todas las exigencias. Se lo llevaron a otro lugar por razones de financiamiento. Pero el Fortín Prat cumple enteramente con los estándares FIBA. De hecho, se jugó parte de la clasificación aquí. La remodelación no tiene nada que ver con este campeonato. No le echen la culpa al Fortín", disparó Haye.
Una visión que también es compartida por Paola Duarte, presidenta de la Asociación Femenina de Básquetbol de Valparaíso. "Aquí hay un montón de versiones que andan dando vueltas, pero que el Fortín no cumple con los reglamentos, eso no es así. Desde un principio ABASU vino e hizo las investigaciones, revisó y le dieron el visto bueno, por lo tanto, se hizo el cuadrangular. De lo contrario, no se hubiera hecho. Entonces, eso está descartado. Da la impresión que no pasa por la cancha, va más por un cuento económico", confesó la mandamás del baloncesto femenino porteño.
Junto con ello, Duarte lamentó que New Crusaders se salte los conductos regulares y no haya trabajado en conjunto con la Asociación y la Federación de Básquetbol de Chile para la realización del evento.
Consultado sobre la influencia del aspecto económico en el cambio de escenario del hexagonal final, Pizarro reconoció que la Municipalidad de Puente Alto aportará cerca de 20 millones de pesos, lo que representa poco menos de la mitad del presupuesto total para organizar el torneo, que cuesta unos 50 millones. Sin embargo, el presidente de New Crusaders desestimó que esa sea la principal razón.
"Que nos aporten con cierta parte de los recursos para poder hacer allá el evento no fue lo que primó. Eso no fue determinante. Evidentemente que nos ayuda, pero si la cancha hubiese estado en condiciones, lo habríamos hecho acá (en Valparaíso)", sentenció Pizarro.