La precandidatura de Andrés Silva, socialista, para la alcaldía de Viña del Mar, marca el inicio de un periodo en que aparecerán postulaciones de diversos sectores. Silva ocupó la función de delegado presidencial para la reconstrucción de Valparaíso, pero antes tuvo figuración como colaborador del exalcalde viñamarino Jorge Kaplan.
Este proceso previo culmina el domingo 12 de junio del próximo año, con la realización de elecciones primarias.
En ese mecanismo participaría Silva, si es que su colectividad decide llevarlo, y competiría con otros postulantes de su sector, la Nueva Mayoría. Un hecho para tener en cuenta es que el diputado oficialista por Viña del Mar, Rodrigo González, exalcalde de la ciudad, es PPD. Es posible que no esté ausente en esa confrontación previa el PDC, que no puede olvidar su peso en la comuna y el hecho de ser Viña del Mar cuna de figuras falangistas de relevancia nacional, a partir del ex Presidente Patricio Aylwin. Es cierto que Silva tiene conocimiento local, pero tanto él como cualquier otro postulante de la Nueva Mayoría debe enfrentar la realidad del potencial en las urnas de la actual alcaldesa Virginia Reginato.
También es cierto que la gestión de la actual jefa comunal ha sido criticada más allá de consideraciones políticas. Así, no se debe descartar tampoco la presencia de otras figuras del sector de Reginato en una eventual elección primaria en la Alianza.
Silva, en su precampaña, tomó un tema sensible: los campamentos donde hay factores sociales, económicos y humanos de larga data. Por ello las culpas son compartidas entre diversas entidades del Estado, incluyendo la Municipalidad. Pero es injusto hacer recaer ahora sobre esa corporación toda la responsabilidad.
En el tema urbano en general, por sobre el punto anterior, se ha centrado el debate en Viña del Mar, alcanzando incluso proyecciones nacionales. La cuestión es cómo se ha abordado el crecimiento y con qué herramientas se cuenta para afrontar esa realidad que toca a plan y cerros, a pobres y ricos.
No hay que olvidar, además, que una vez determinados los candidatos en junio de 2016, la definición electoral, con la votación por alcaldes y concejales, tendrá lugar el domingo 30 octubre, siendo estos últimos también actores importantes en la gestión del aparato municipal.
Así, debe resultar valioso el debate de precampaña, con ideas, sin acusaciones odiosas y mirando los intereses locales, con respeto a las personas y la ciudad, más allá del significado que los números electorales tengan en el horizonte de la no muy lejana definición presidencial y parlamentaria.