Cuando el año 2003 se creó el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, se estableció que su ubicación sería Valparaíso, toda vez que aparejado a la creación de la institucionalidad cultural del Estado, se le declaraba Capital Cultural de Chile, designación a la que pocos meses más tarde se sumaría el reconocimiento internacional de UNESCO, de declararlo Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Ambas distinciones respaldadas en una innumerable lista de condiciones, características y propiedades únicas de la ciudad en materia artística y cultural, evitando por cierto en este diagnóstico, cualquier tipo de odiosas comparaciones.
Hace pocos días hemos conocido el anuncio de parte de la autoridad sectorial, que el futuro ministerio de las culturas y el patrimonio, no tendrá su sede central en nuestra ciudad, asegurando sí, que el edificio que actualmente ocupa en Valparaíso, se seguiría utilizando con algunas reparticiones de la nueva institucionalidad.
Esta situación a mi juicio, en primer lugar viene a desconocer la titularidad de nuestra ciudad, como Capital Cultural de Chile, por antonomasia, a la vez que vulnera el espíritu central de la creación del CNCA, institución madre del futuro Ministerio, cuya instalación en Valparaíso, también fue una manera de apoyar la necesaria descentralización de Chile y aún más, lo que hoy se denomina desconcentración de poder.
Valparaíso ha ganado con la presencia de un órgano del Estado, pero más ha ganado Chile, demostrando que quiere y puede desconcentrar una saturada capital, que como un verdadero monstruo asfixia la vida de un país que a veces olvidamos que va más allá de los límites de la Región Metropolitana, una entre 15 por lo demás.
Ciertamente creo que llevar el próximo ministerio a Santiago, será sin duda un duro golpe a los miles de ciudadanos que abogan por un Chile descentralizado. Será un duro golpe a un país que quiere equilibrar su desarrollo territorial y que ve en la instalación de un ministerio fuera de la capital una verdadera oportunidad y un sinfín de posibilidades reales de forjar una política desconcentrada.
Espero que la comisión de cultura de la Cámara de Diputados, que revisa indicación sustitutiva que crea el ministerio, ojalá con la mirada y apoyo transversal de los parlamentarios, entienda lo equívoco de esta decisión y se pueda revertir, ello sería una clara señal de que el parlamento está en sintonía con la ciudadanía que hoy anhela una descentralización real.
Espero confiado, que por el beneficio de la cultura y de Chile, el próximo ministerio tenga su sede en el significativo edificio del ex Correo, en Valparaíso.
Rafael Torres Arredondo
Gestor cultural