El último de la generación dorada
Han pasado muchos años desde esa tarde en que debutó David Pizarro con la camiseta de Wanderers. Sé que era un momento que él estaba esperando con mucha ilusión y me tocó a mí mandarlo a la cancha en ese partido contra Temuco en Playa Ancha en 1996. Había hecho méritos más que suficientes, y mostró las condiciones que después ratificó. Vi la oportunidad de darle una chance para que fuera tomando experiencia y afortunadamente no me equivoqué, por lo que es un placer sentirme un poco partícipe de lo que fue su carrera.
Ya habían debutado varios chicos en esos años. Lo habían hecho Villarroel, Claudio Núñez, Navia, Raúl Muñoz, Flores, el "Flaco" Cuevas, todos de la cantera. Y le tocó a él como le había tocado antes a los demás. Creo que fue la época dorada de las cadetes en el club.
Siempre pensé que David tenía una personalidad distinta, se creía capaz, aunque había que llevarlo porque era tan hábil que confiaba demasiado en su capacidad técnica. En las prácticas de fútbol era el único que estaba obligado a jugar a dos toques, porque se quedaba mucho con el balón. Después fue aprendiendo y terminó siendo el gran jugador que es.
Todo lo que logró lo hizo no solo por su habilidad, sino que por tener muy claro lo que necesitaba para ser un buen profesional. Afortunadamente lo pudo lograr, porque es un chico realmente espectacular en todo sentido.
Escuché que hoy jugará como creador, y si bien su carrera la realizó más como seis que como ocho o diez, para el nivel de acá creo que en el puesto en que juegue va a ser importante y desequilibrante. A los años que tiene, sigue jugando a primer nivel mundial.
Extécnico de Santiago Wanderers
Jorge Luis
Siviero