A mediados del siglo XX, el filósofo Marshall McLuhan señaló que los medios de comunicación son una extensión de la persona, teoría que desató polémica en su época cuando recién se iniciaba el debate sobre la robotización de la humanidad, pero que hoy parece pan corriente cada vez que perdemos el celular y con ello la posibilidad de comunicarnos con nuestros seres queridos, leer las noticias en tiempo real o encontrar direcciones con un pequeñísimo margen de error gracias al rastreo satelital.
Debido a esto, para crear nuevas soluciones valiéndose de la inteligencia artificial y crearlas en Chile, la Universidad Técnica Federico Santa María invitó al director de Operaciones del Centro de Excelencia Internacional Telefónica I+D, Andrés Leiva, para hablar con los estudiantes sobre "La oportunidad del Internet de las cosas", o IoT, por sus siglas en inglés: "La idea es encontrar respuestas para la industria y la ciudad que mejoren la calidad de vida e incrementen la productividad. Por ejemplo, en la minería tenemos el problema de que los yacimientos son antiguos, muy profundos y el material que se está extrayendo ya es de poca ley, lo que incrementa los costos del cobre", afectando directamente a nuestra economía.
CAPACIDAD Y VISIÓN
Ante situaciones como esta, Leiva continúa con que "los modelos de negocios tradicionales están agotados en la red, como esas ventanas publicitarias que se abren y buscamos cómo cerrar sin siquiera leer", por lo cual es importante, a juicio del ingeniero civil industrial, "entender con el otro hemisferio del cerebro, el lado no matemático, a través de disciplinas como la geografía o la psicología", lo que ampliaría, en el caso de los matemáticos, "la capacidad, la visión para solucionar las cosas".
Esa es quizás la habilidad clave para aprovechar "la tercera revolución industrial" del Internet de las cosas, ya que en seis o siete años más, habrán en el mundo 50.000.000.000 de sensores (como celulares, por ejemplo) enviando todo tipo de información a servidores, enorme cantidad de información que requerirá otro tipo de procesamiento de datos pero que, a su vez, generará "oportunidades de trillones de dólares en economías como la de Estados Unidos", dijo Leiva.
De este modo, problemas tradicionales como la presencia de polillas en los huertos, que en este momento se miden contando a mano cuántas quedan pegadas en un papel especial, lo que muchas veces produce errores en los cálculos, podrían ser solucionadas con un sensor de bajo costo que envíe el dato al celular del agrónomo, por ejemplo.