Amelia Carvallo
La producción nacional de música es una actividad permanente y sostenida que involucra tanto a pequeños sellos independientes y artistas emergentes, como a grandes casas discográficas y músicos consagrados.
Para muchos, un paso a favor del fomento de la música chilena se dio en abril pasado cuando, luego de casi una década de discusión en el Congreso, se aprobó finalmente la Ley de la Música Chilena, iniciativa que estableció la emisión de una cuota mínima de 20% de música nacional por las radios.
La medida, que algunos celebran como la mejor manera de promover la producción nacional, para otros significa un camino inapropiado y coercitivo.
En otros frentes las iniciativas de promoción se multiplican. Prueba de ello es que desde el año 2004 a la fecha, cada 4 de octubre se realiza el Día de la Música Chilena, escogido por coincidir con el natalicio de Violeta Parra.
Ayer, bajo el alero de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD), el festejo se desarrolló en cuatro comunas del país: La Serena, La Granja, Concepción y Providencia.
Fueron alrededor de 40 las presentaciones de grupos como la Sonora Palacios, Congreso, Taconeras y MKRNI, junto a solistas como Javiera Parra, Pedropiedra, Sabina Odone y la naciente Martina Escalante, de tan solo 11 años.
PRODUCCIóN NACIONAL
Junto a estas acciones, la producción discográfica nacional no pierde tiempo, ya sea en formato digital o físico. Los nuevos discos se suceden a buen ritmo, como "Felicidad" de Benjamín Walker, cuyo primer single, que bautizó la placa, suena en las radios con frecuencia.
De hecho, Walker se impuso en los Premios Pulsar este año como Artista Revelación a sus 23 años. Hijo de la cantante Cecilia Echenique, la música le viene de cuna y hoy la traduce en variados ritmos, donde dosifica su expresiva voz en clave pop, milonga, bossa nova, cueca con algo de rock que agregó a este primer trabajo, apoyado por Manuel García.
Otro que trae aires frescos a los escenarios es (Me llamo) Sebastián, alias de Sebastián Sotomayor, que este año presenta "La belleza", su cuarto disco del cual ya suena el single "<3".
Si luego de "El hambre" (2013), había dado claras señales de ser un talentoso compositor de agudas letras, con su nuevo álbum juega a sus anchas y hábilmente con la comedia y el drama. En esta nueva propuesta (Me llamo) Sebastián añade duetos con Gepe y Nano Stern y su sonido es un tránsito por el mejor claroscuro de un músico entregado.
Completando este trío de solistas, Augusto Schuster, quien anuncia su regreso a la música con un disco nuevo, del cual ya adelantó el single "Lloré". Esta vez, el también actor, incursiona en la disciplina con una canción con aires de bachata y toques de dance, producido en Nueva York y Los Angeles por Christopher Manhey, ganador de un Grammy Latino.
Schuster, además se hizo acompañar por músicos de Prince Royce y de Rafael Payan, guitarrista de Juan Luis Guerra. Prontamente lanzará el videoclip de esta canción, filmado en California, y dirigido por el músico chileno Koko Stambuk.
Regresos
Otra vuelta a la música lo protagoniza la actriz Carmen Barros en compañía del experimentado Valentín Trujillo. Con el desafiante nombre de "90… y qué", la recordada Marianela de "La Pérgola de las Flores" pasea su voz por 11 canciones del repertorio internacional, que abre con el bolero "No te importe saber", del compositor cubano René Touzet y tiene sus característicos silbidos en "Mi valsecito", de Francisco Flores del Campo.
Por su lado, el cantautor Eduardo Gatti también lanzó un nuevo trabajo luego de un largo periodo de silencio discográfico. "Aquí en el barrio" es el nombre de la placa, que llega luego de "Cuéntale al sol" (1998). Gatti, cuya canción "Los momentos" acaba de cumplir 45 años, incluyó en este álbum una nueva versión de otra canción de esos años con Los Blops, "Qué lindas son las mañanas", un himno de amor a la naturaleza que renueva brotes.
También retornó a las pistas de grabación el grupo UPA! con su nuevo disco "Presente", producido por el inglés Barry Sage, el mismo detrás de bandas como New Order y Madness o solistas como Boy George. Los 10 cortes incluyen bastantes texturas de teclados, así como baladas melancólicas de piano y guitarra donde se luce la voz de Pablo Ugarte.
Los santiaguinos se agruparon en 1985 para brillar en la siguiente década, y bajo un pop melancólico con guiños al ska y la new wave, les ha bastado con solo cuatro discos anteriores para situarse en el mapa nacional desde lo singular.